Tras la oleada de ejecuciones de prisioneros políticos kurdos y los ataques con misiles contra las bases de los partidos de la oposición kurda en el sur del Kurdistán de Irak, perpetrados por el régimen iraní, un grupo político e ideológicamente heterogéneo compuesto por fuerzas políticas kurdas y de izquierdas convocó una huelga general para el día 12 de Septiembre. Según las fuentes informativas, la huelga fue seguida por la mayoría de la población kurda de forma positiva y puede considerarse un éxito. Según argumentó Rosa de Luxemburgo, la “huelga de masas” no está “artificialmente creada” ni decidida “al azar”, ni “artificiosamente propagada”. La huelga constituye un fenómeno histórico que, en un momento dado, es el resultado de unas condiciones sociales de inestabilidad histórica. Por ello se hace necesario analizar cuáles son las “condiciones socio-históricas que condicionan la huelga general en el Kurdistán de Irán. ¿Cuáles son las “condiciones socio-históricas” que subestiman la huelga general de hoy en el Kurdistán iraní?
1-El régimen iraní enfrenta en la actualidad una de sus crisis más graves. Una crisis económica cada vez más profunda como resultado de los efectos acumulativos de más de dos décadas de neoliberalización intolerante, en la que las instituciones estatales y sus apéndices rentistas se encuentran involucrados en una despiadada acumulación por el despojo. Dicho proceso ha arrojado a millones de personas a la pobreza, a lo que hay que añadir el impacto de desintegración sociopolítica que se ha intensificado por las sanciones impuestas por los Estados Unidos, que fueron levantadas temporalmente por el acuerdo nuclear con Occidente, pero que volvieron a imponer después de que Donald Trump abandonara el acuerdo.
2-En mitad de la profunda crisis socioeconómica, el régimen sufre una crisis estructural de legitimidad. Durante los primeros veinte años de vida del régimen político iraní, la combinación entre políticas de bienestar autoritarias y la ideología radical islamista centrada en la “justicia”, mitigó el impacto de las dificultades socioeconómicas, ya que la gente creía en la propaganda del régimen. Los efectos de la posterior carrera en picada hacia abajo, el robo manifiesto y sistémico de los funcionarios públicos, y los impactantes niveles de corrupción fueron amplificados por la bancarrota ideológica del régimen a medida que se hizo más profunda la brecha entre su discurso y la práctica, siendo ya infranqueable.
3-En medio de esta crisis general, la respuesta del régimen es eliminar toda oposición posible para asegurarse su reproducción y absoluta irremplazabilidad mediante la ausencia de alternativas. Dicha estrategia ha sido llevada a cabo mediante el uso sistemático de la represión política en estas últimas cuatro décadas. Aunque por lo general ha tenido un carácter de baja intensidad, dicha estrategia ha adoptado formas abiertas y de gran escala para causar la intimidación de las masas. La particular “yihad anti-kurda” de Khomeini en 1980, la ejecución masiva de presos políticos en 1988 y las más recientes oleadas de ejecuciones y ataques militares contra la oposición kurda son ejemplos de dicha tendencia.
4-Esto nos lleva a Kurdistán, ya que ha sido a menudo el lugar donde el régimen ha blandido más intensamente su política de “puño de hierro” frente a la oposición y al pueblo en general. Así como las vidas no occidentales no importan en la búsqueda del mayor bienestar de las sociedades occidentales, las vidas kurdas son también las menos importantes y completamente prescindibles para el régimen iraní. Esta percepción colonial de los kurdos como sujetos subalternos, que están mejor “muertos” (literal o metafóricamente hablando) está muy arraigada en la psiquis política de una sucesión de estados iraníes modernos desde principios del siglo XX. Basta recordar el discurso del Ayatollah Khomeini en 1980 cuando ordenó su “Yihad” contra los kurdos. Recitó los versos coránicos: “mostraros severos con los infieles y no tengais misericordia de ellos”. La campaña represiva contra los kurdos tuvo que seguir lógicamente y llegó a demonizarlos con la afirmación de que son “sub-musulmanes”. Esto en sí mismo no es diferente de la práctica colonial occidental de declarar a los no europeos como “atrasados”, civilizatoriamente hablando, o “subhumanos”, en su necesidad de liderar su “misión civilizadora” y empapada de sangre.
5-Implementando formas más complejas y sutiles, la subjetividad colonial del Estado iraní con respecto a los kurdos se aviva y reproduce mediante la ideología nacionalista iraní. Irán se interpreta a sí misma como una comunidad étnicamente heterogénea, consistente en diferentes “qwoms” que se unieron en un acto históricamente voluntario para formar la “nación iraní”. Esta construcción discursiva de la nación iraní, las “etnia individuales” o qwoms se encuentran subordinadas a la nación tanto desde el punto de vista político como cultural. Pero dicha construcción aparentemente benigna, de la nación iraní, esconde sin éxito un sistema jerárquico organizado en torno a la hegemonía persa, situado en la parte superior, desde donde subordina a los otros idiomas y culturas en un proceso deliberado del “desarrollo del subdesarrollo”, siempre acompañando al proceso ideológico y político que explota y se reproduce una y otra vez a sangre y fuego en Kurdistán y otras áreas “periféricas” y minorizadas en Irán.
Lo anteriormente citado arroja luz sobre las raíces liminales del carácter histórico y político de Kurdistán y su propensión estructural hacia el radicalismo y la militancia. Podría hacerse una analogía para ilustrarlo a través del concepto marxista clásico del “eslabón más débil de la cadena imperial” a nivel doméstico, nacional. Kurdistán es el eslabón más débil del gobierno semi-fascista del Estado iraní. La misma circunstancia marca otras partes del Kurdistán con respecto a sus estados gobernantes: Irak, Siria y Turquía. Esta es también la razón por la cual el Kurdistán y los kurdos son, y siguen siendo, la fuerza más decidida y progresista en la lucha por la democracia radical, la justicia social y la igualdad de género en la región. La huelga general del día 12 de Septiembre en el Kurdistán iraní es un claro ejemplo de esta condición.
FUENTE: Kamran Matin / The Region / Newroz Euskal Kurdu Elkartea