Athikhom Saengchai es un fotógrafo independiente tailandés. Sus obras se centran en los viajes, el arte, la cultura y las personas, en particular las subculturas en peligro de extinción y los grupos minoritarios marginados. Actualmente, está trabajando en proyectos a largo plazo sobre las comunidades de Kurdistán y Birmania, en Tailandia.
Con respecto a Kurdistán, Saengchai está embarcado en la realización de “El otro lado de las montañas”, un registro fotográfico de las regiones kurdas de Turquía, Irak e Irán, en diferentes épocas del siglo XX.
Este registro está acompañado por el siguiente texto:
Estaba paseando por un huerto de granadas en Byara, una pequeña ciudad del Kurdistán iraquí, cuando conocí a Muhammad. Después de una pequeña charla, me invitó a su casa y me contó la historia de su vida.
Muhammad y su esposa son refugiados de Hawraman-Takht, una aldea kurda en el Kurdistán iraní. Huyeron cruzando las montañas hacia Irak en 1979, después de que Muhammad se uniera a una rebelión kurda, que fue derrotada por el gobierno iraní. Más tarde, se vieron obligados a vivir en un campo de detención cuando el gobierno baazista llevó a cabo una limpieza étnica contra los kurdos en Irak, durante la campaña de Anfal. Después de la caída de Saddam Hussein, Muhammad decidió regresar a Byara, ya que es el lugar más cercano a su pueblo natal, a pocos kilómetros al otro lado de las montañas. Byara y Hawraman-Takht son parte del valle de Hawraman, una antigua región habitada por kurdos, que se dividió en dos partes cuando se establecieron las fronteras entre Irak e Irán.
Muhammad es uno de los millones de kurdos de Kurdistán, una región histórica geocultural que abarca a Irán, Irak, Turquía y Siria, que comparten un destino similar. Durante mi primer viaje al Kurdistán iraní, en 2018, la región parece una tierra lejana con una naturaleza hermosa, arquitectura única, gente hospitalaria y cultura antigua. Pero detrás del paisaje sereno y las caras sonrientes que conocí en varios viajes después, encontré historias no contadas de pérdida, dolor, sufrimiento, opresión violenta y represión por parte de los gobiernos locales, que incitan a los kurdos a luchar y luchar por sus derechos y autonomía. A pesar de las repetidas pérdidas y sufrimientos, los kurdos todavía muestran resistencia y continúan sus vidas con esperanzas. Forman la solidaridad kurda y se defienden mutuamente, sintiéndose orgullosos de su identidad kurda.
“Ojalá pudiera volver a casa algún día -me dijo Muhammad antes de irme-. Pero no puedo porque me arrestarán. Todas las mañanas, todavía miro hacia el otro lado de las montañas. Ahí es donde está mi casa”.
Para ver la fotogalería completa, click aquí
FUENTE: Athikhom Saengchai / visura.co / Traducción y edición: Kurdistán América Latina