Desde 1989, Sivan Zerdestí no puede volver a Diyarbakir, la ciudad donde nació, creció y comenzó su militancia política. Como muchas otras personas que nacieron en suelo kurdo, el exilio forzado fue su única opción.
Zerdestí, miembro del Congreso Nacional de Kurdistán, organismo que desde Bélgica funciona como parlamento del pueblo de Kurdistán, se encuentra de visita en Argentina para presentar el libro “Orígenes de la civilización. La era de los dioses enmascarados y los reyes cubiertos”, escrito por el fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan.
En diálogo con Marcha, Zerdesti relató la situación crítica de los pobladores del Kurdistán Norte, ubicado en el sureste de Turquía, que desde hace casi dos años son víctimas de una represión indiscriminada desatada por el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan.
“En Turquía hay una auténtica dictadura militar que, además de masacrar al pueblo kurdo, amenaza también al resto de los pueblos de Oriente Medio”, afirmó Zerdestí. Y a renglón seguido aseveró: “Estamos convencidos de que el régimen fascista de Erdogan es un obstáculo para la paz, la democracia y la fraternidad de los pueblos de la región”.
Para Zerdestí, la síntesis de lo que vive el pueblo kurdo de Turquía es lapidaria: “En los últimos meses, el Estado turco ha lanzado una guerra total contra el pueblo del Kurdistán Norte. Están asesinando a hombres, mujeres y niños. Están destruyendo todo por el hecho de que el pueblo kurdo reclama sus libertades, la autonomía democrática y el sistema del confederalismo democrático”.
Según el miembro del CNK, el nuevo avance represivo se recrudeció a mediados del año pasado, cuando el Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus siglas originales) comenzó a perfilarse como favorito en las elecciones parlamentarias. Desde ese momento, el gobierno de Erdogan y su Partido Justicia y Desarrollo (AKP) desplegaron no solo una intensa cacería de militantes kurdos, sino ataques sistemáticos a ciudades y poblados del sudeste del país. En julio se produjo el atentado en el poblado kurdo de Suruc, en el cual se encontraban reunidos 300 activistas internacionales que intentaban cruzar la frontera hacia Siria y llevar ayuda humanitaria a la ciudad kurda de Kobane, devastada por el Estado Islámico (EI). En ese atentado, 32 personas murieron y 104 resultaron heridas. Desde el movimiento kurdo no dudan en que los responsables del ataque fueron los servicios de inteligencia turcos.
Al referirse al HDP, Serdestí explicó que luego de que el HDP lograra el 13% de los votos y el ingreso al Parlamento de 80 legisladores, “en la historia del Kurdistán Norte fue la primera vez que los kurdos, junto a turcos demócratas y otros grupos étnicos, alcanzaron un acuerdo y participaron en esos comicios”.
Ante ese panorama, “el Estado turco no toleró esa gran victoria electoral y empezó a hacer una serie de provocaciones en aldeas y ciudades de Kurdistán”. El 5 de junio, a dos días de las elecciones, el HDP realizó su cierre de campaña en el que participaron más de un millón de personas en la principal plaza de Diyarbakir, capital histórica de Kurdistán. “Ese día explotaron bombas y perdieron la vida varios patriotas y decenas de personas quedaron heridas o mutiladas –recuerda Zerdestí-. El objetivo de que explotaran las bombas, más que matar a la gente, era provocar pánico entre la población. Creyeron que mediante este pánico mucha gente iba a ser aplastada en medio del tumulto y el alboroto, no obstante vimos que el pueblo kurdo tiene una experiencia y actuó con una gran serenidad. La gente no se escapó ni entró en pánico evitando la masacre”.
Los atentados, según el gobierno turco, fueron obra del EI, pero desde el movimiento kurdo denunciaron la complicidad del Ejecutivo. “Está demostrado que el Estado Islámico realmente está apoyado, adiestrado y entrenado por los servicios secretos y paramilitares turcos, y el mismo gobierno de Erdogan, con el objetivo de impedir que los kurdos obtengan sus derechos”, manifestó el dirigente.
Al no alcanzar la mayoría parlamentaria para conformar un gobierno propio, Erdogan y el AKP se convocaron a nuevas elecciones en las cuales “hubo un gran fraude y la evidencia de esto es que pocas horas después de que cerraran los comicios se empezaron a conocer los resultados, algo que es imposible de hacer con tanta velocidad”, denunció Zerdestí. “Desde ese momento, el pueblo kurdo está resistiendo a la tiranía y, a pesar de todos estos obstáculos, nunca dimos marcha atrás”, expresó.
-¿Qué posición tiene el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) con respecto a las masacres que suceden en el Kurdistán Norte?
-Se sabe que injustamente pusieron al PKK en las listas de organizaciones terroristas de la Unión Europea y de Estados Unidos. A nivel mundial existe una campaña para suprimir de esas listas al PKK, porque al estar en estas listas se impide una solución política y pacífica al problema kurdo. Cuando se iniciaron las conversaciones de paz (2013) entre el movimiento kurdo, encabezado por Abdullah Öcalan, y el Estado turco, el PKK jugó un rol conciliador con el objetivo de detener la guerra, buscar una solución pacífica.
Sabemos que todos los intentos fracasaron, el gobierno turco abusó de las buenas intensiones y en la actualidad el PKK, el movimiento kurdo y el pueblo kurdo están resistiendo contra estas atrocidades y barbaridades. El Estado turco y el gobierno defienden las masacres, meten los tanques de guerra en los barrios, bombardeas las calles, las casas y las aldeas de Kurdistán, asesinan a la gente. Erdogan acusaba al presidente de Siria de bombardea a su propio pueblo, se burlaba de (Bashar) Al Assad y decía que el régimen sirio no era legítimo y por eso debía ser derrocado. Pero hoy en día Erdogan bombardea al pueblo. Frente a esto hay una gran resistencia a nivel militar, político y social por parte del pueblo kurdo y sus organizaciones.
-¿Por qué ante esta situación Naciones Unidas no hace nada?
-Esto demuestra una vez más la hipocresía que hay entre los estados-nación, e incluso en la propia Naciones Unidas, porque no actúan frente a esta realidad del pueblo kurdo. Por un lado se muestran partidarios de los kurdos de Irak, pero por otra parte cierran los ojos ante las masacres que se cometen en Kurdistán Norte. Esto deriva de los intereses de los monopolios supranacionales e internacionales de la modernidad capitalista, de los estados-nación, que en este siglo XXI ya no son capaces de resolver los problemas nacionales, étnicos, religiosos y sociales. Son los propios pueblos del mundo los que deben tener la potencia, capacidad y autoridad de resolver sus problemas, además de tener autonomía sobre sus economías. Los países que venden armas a Turquía lógicamente no condenan al gobierno, aunque saben que esas armas se utilizan contra los kurdos.
Turquía no está en guerra con ningún país, entonces ¿para qué compra tantas armas? ¿Por qué esos países, principalmente de la Unión Europea, venden todo tipo de armas pesadas a Turquía? De forma indiscriminada estas armas son utilizadas contra el pueblo kurdo. Y esto agrava todavía más los problemas y no facilita una solución. Esos países actúan solo por intereses y nos les importa nada la humanidad ni los derechos y las demandas de los pueblos. Pero los kurdos luchan y defienden su identidad aunque diariamente pierde a personas muy valiosas. Se ha llegado a tal punto que es inaplazable la solución de la cuestión kurda.
FUENTE: Leandro Albani/Marcha (www.marcha.org.ar)