“No aprendimos de Afrin; así es como estamos en este lío de Idlib ”, dijo un general retirado turco de dos estrellas cuando se supo la noticia del hostigamiento al punto de observación de Morek del ejército turco por parte de las fuerzas respaldadas por Rusia. Turquía comenzó su segunda operación militar transfronteriza, llamada Operación Rama de Olivo, en enero de 2018, que resultó en la captura de la provincia de Afrin, en el norte de Siria (la primera fue la Operación Escudo del Éufrates). Completada en el lapso de dos meses, esta operación es vista como un éxito militar en Ankara. A diferencia de la Operación Escudo del Éufrates, que movilizó el doble de soldados del Ejército Libre de Siria (ELS) que del ejército turco, la Operación Rama de Olivo dependía de los soldados turcos (en una proporción de tres a uno con el ELS), principalmente unidades de comando y gendarmería. Hoy, el área de Afrin está controlada por fuerzas respaldadas por Turquía. Ankara ha insistido en una zona segura y está decidida a alejar a las fuerzas kurdas de su frontera. La misión de la Operación Rama de Olivo fue limpiar la región de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG/YPJ). Sin embargo, todos los pobladores de Afrin ahora sufren la limpieza étnica, cultural y religiosa.
La radio y la televisión turcas informan que Afrin fue “liberado del terror” y continúa operando a un “ritmo normal”. Sin embargo, el mismo informe dice que la gendarmería continúan su entrenamiento para combatir el terrorismo y combatir las minas y trampas. ¿Qué ha sucedido realmente en Afrin desde marzo de 2018?
Al Monitor habló con los residentes de Afrin, investigadores, altos funcionarios del Partido de la Unión Democrática (PYD), así como con miembros de las fuerzas armadas turcas que han participado en la Operación Rama de Olivo. Tres categorías requieren atención: la destrucción de sitios históricos y sagrados, la confiscación de bienes y riquezas naturales, y el secuestro de residentes de Afrin para obtener un rescate. El objetivo final de las tres tácticas parece doble: la expulsión de los kurdos, alevíes y yazidíes , o la sunnificación y arabización de Afrin, y la obtención de ganancias financieras para pagar a las milicias del ELS.
El secretario general del PYD en Siria, Muhyadin Sheik Aley, dijo a Al Monitor: “Tan pronto como las fuerzas turcas y sus mercenarios entraron en la ciudad de Afrin y sus alrededores, comenzaron a destruir los monumentos más destacados, especialmente un monumento de Kawa, que tiene una gran importancia para los kurdos debido a sus significados de libertad y belleza en la mitología de la gente de Afrin”.
La destrucción de los santuarios, especialmente el de Mohammad Nuri Dersimi en el cementerio Sheikh Hanan, y de los lugares sagrados; la tala de árboles perennes dispersos en la mayoría de las aldeas y distritos de la región de Afrin, que históricamente han servido como santuarios para todos los kurdos, especialmente importante para los adherentes de las religiones antiguas. Religiones distintas y antiguas (yazidismo, zoroastrismo y amantes del imán Ali) han sobrevivido durante siglos contra las autoridades prevalecientes del Estado central. Amed Dicle, un experimentado periodista que visita la región con frecuencia, explicó que Dersimi, un conocido intelectual kurdo, escapó de la provincia turca de Dersim junto con otras familias alevíes en los primeros años de la República (1938).
Un residente local e investigador que pidió el anonimato dijo que la tumba de la esposa de Dersimi, Farida, también fue destruida. Esta fue una señal de “profundo odio y abuso por parte de las fuerzas armadas”, dijo, y agregó que encontró tres razones principales para la profanación y destrucción de lugares sagrados respaldados por Turquía: ganancia financiera, racismo (anti-kurdo) y dominación religiosa. Incluso los árboles que las personas ven como sagrados y de dónde vienen a pedir deseos con pequeñas cintas, fueron atacados en la región. Pero los olivos fueron especialmente importantes, ya que se han informado varias historias durante el año sobre la confiscación del aceite de oliva y cómo se comercializa a los países de la Unión Europea (UE) a través de Turquía.
El investigador agregó: “En muchos casos, las tumbas y los santuarios fueron arrasados y destrozados por los robos, donde las tumbas se exhumaron en busca de oro y objetos preciosos y hallazgos arqueológicos, especialmente tumbas en las colinas. Hubo saqueos y robos de los contenidos de algunas mezquitas, como paneles solares, baterías, electrodomésticos, equipos de sonido y alfombras”. Dicle coincidió: “Mis fuentes de la dirección de arqueología en Afrin confirman que unos 16.000 artefactos fueron robados de la región”. La región tenía 144 ubicaciones históricas, pero Ain Dara es donde la mayoría de las reliquias fueron tomadas y contrabandeadas a Turquía para su venta. Múltiples informes e imágenes aéreas muestran el alcance del daño desde el lanzamiento de la Operación Rama de Oliva.
El investigador calculó que “22 aldeas yazidíes experimentaron el vandalismo de lápidas, incluida la de Sheikh Hamid”. Las autoridades locales respaldadas por Turquía alegaron que las lápidas destruidas estaban en contra de la nueva ley, que exige que su altura sea menor. Para los pobladores locales, este tipo de argumentos son una réplica de los que han visto con el Estado Islámico (ISIS). Varios santuarios alevíes, donde la gente viene a buscar consuelo, fueron saqueados y destruidos, incluidos Yagmur Dada, Ali Dada y Aslan Dada, en el distrito de Bulbul.
Turquía no solo ha destruido santuarios y sitios históricos antiguos; también ha participado en proyectos de construcción. Aley dijo: “Destruyen sitios antiguos para reemplazarlos con mezquitas privadas y supervisadas por los graduados de institutos y colegios religiosos. Las personas de Afrin ven esto como parte del chauvinismo turco. Están promoviendo activamente el idioma turco y alzando la bandera de Turquía en las instalaciones de círculos e instituciones fuera de las fronteras del Estado turco, lo que despierta la animosidad entre la gente”.
El organismo religioso oficial de Turquía, el Diyanet, tiene grandes inversiones en la región. El investigador agregó que las fuerzas turcas están construyendo mezquitas, particularmente en las aldeas alevíes, donde nadie asiste a la mezquita. Erigir mezquitas y pagar imanes en pueblos alevíes sin congregación ha sido una larga tradición del Diyanet en Turquía. La construcción de mezquitas se ve como un paso hacia conversiones forzadas. “Es como si estuviéramos preparando la región para la llegada de yihadistas militantes (de Al Qaeda y grupos afiliados a ISIS). Mis colegas que sirvieron en el área sufren la humillación moral de la evolución de esta operación”, dijo el general turco retirado.
Aley también está preocupado por las fuerzas “que prendieron fuego a los bosques y selvas, pero primero cosechaban aceitunas y cortaban árboles valiosos por sus troncos para la industria del carbón”. Dicle agregó que “11.000 hectáreas de silvicultura” se han “quemado” desde que comenzó la Operación Rama de Olivo.
Aley confirmó otros informes de la región sobre cientos de residentes de Afrin que fueron secuestrados. “Estos son actos sistemáticos –indicó-. Las autoridades turcas continúan persiguiéndolos (con secuestros, destruyendo fuentes naturales y profanando lugares sagrados), con el objetivo de vaciar a Afrin de sus pueblos indígenas para lograr y perpetuar el cambio demográfico, al atraer multitudes de turcomanos y familias árabes desde fuera de Afrin, ofreciéndoles incentivos y privilegios. Turquía da un amplio espacio para que sus aliados yihadistas lleven a cabo secuestros y detenciones arbitrarias de civiles en Afrin para chantajes financieros, cometen crímenes de asesinato y tortura, confiscan las propiedades de las personas y casas, vehículos y maquinaria agrícola, para cerrar las puertas de trabajo y producción”.
La siguiente declaración de Aley es alarmante, ya que las preocupaciones sobre el regreso del Estado Islámico se extendieron: “Lo sorprendente es el movimiento de nuevos elementos yihadistas de la provincia de Idlib y las áreas del Escudo del Éufrates en Jarablus, Al Bab y Azaz hacia los distritos de Afrin. Están estacionados en lugares camuflados. Estas áreas pueden usarse como terreno fértil y convertirse en bases y plataformas para planificar y lanzar actos terroristas transcontinentales, como fue el caso en Manbij bajo el control de ISIS ”. Su perspicaz explicación se basó en su conocimiento del terreno y los recursos de la provincia de Afrin.
Las atrocidades de las fuerzas turcas en Afrin muestran que Ankara no está interesada en resolver el problema kurdo, o incluso en asegurar sus fronteras. Las políticas actuales solo ayudan a expandir el problema kurdo y las vulnerabilidades de seguridad en la frontera siria. Las consecuencias no deseadas de esta política pueden ser costosas tanto para Turquía como para la región.
FUENTE: Pinar Tremblay / Al Monitor / Traducción y edición: Kurdistán América Latina