Los Dengbêjs tienen un lugar importante en la historia kurda, transmitiendo el dolor y la alegría del pueblo durante generaciones a través de sus canciones. Al memorizar los eventos de su tiempo, los Dengbêjs registran lo que han presenciado, presentando historias orales.
Cuando los kurdos no tuvieron la oportunidad de escribir lo que habían experimentado, debido a la prohibición de su idioma -sin mencionar la serie de masacres que sufrieron-, las canciones dengbêj (“dengbêji”) se convirtieron en el medio de la memoria colectiva kurda. Cada Dengbêj se convierte en un historiador oral de la sociedad y es respetado como un autor de la historia kurda, donde los testimonios se registran en canciones llamadas “klam” y “stran”.
Por lo tanto, los Dengbêjs han registrado eventos y conservado la memoria antigua a través del mito, la cultura y la literatura. También han conservado historias orales y relatos de testigos que son ignorados o descartados por la historia oficial turca. Guerra y paz, funerales y fiestas; lo que es sacrificado y heroico, personas que alguna vez fueron amadas o que han sido asesinadas, todos estos son temas y eventos en la comunidad kurda, abordados por los Dengbêjs.
Las canciones de dengbêj encarnan innumerables mitos que, cuando se descifran, pueden revelar historias sin censura de las comunidades kurdas. Hombres mayores, que representan los últimos portadores originales de esta tradición, así como mujeres jóvenes, que se han inspirado para continuar esta tradición, hablaron con Medya News.
Los periodistas de su tiempo
Las huellas del dengbêj en la memoria colectiva kurda es “un tema profundo que es difícil resumir. Se deben discutir los impactos y los resultados de llevar a cabo la cultura del dengbêj. Históricamente, los Dengbêjs proyectaban y transmitían los eventos sociales de forma melódica. Actuaron como periodistas y fueron la prensa de su tiempo. La mayoría de los Dengbêjs ni siquiera saben leer o escribir, pero cada una de sus canciones está llena de información que puede cubrir las páginas de un periódico”, dijo Celal Ekin, uno de los fundadores del Centro Cultural Mesopotamia (MKM).
El MKM fue objeto de graves presiones estatales y ataques, hasta que se cerró permanentemente, pero los músicos han continuado reconstruyendo, extendiendo y transfiriendo apasionadamente su trabajo cultural al Centro Cultural Dicle Firat (Tigris-Éufrates). Actualmente profesor, (“mamoste” en kurdo) en el Dicle Firat, Celal Ekin afirma: “Entre las décadas de 1980 y 1990, la música kurda fue testigo de una cierta progresión debido a la lucha por la libertad kurda. A medida que la lucha aumentaba, las experiencias de la lucha y su significado y valor para las generaciones futuras se registraron a través de la música. Después de la década de 1990, la cultura y el arte kurdos comenzaron a institucionalizarse y apoyarse a través de diversos medios. Junto con estas instituciones y academias civiles, en el siglo XXI la cultura dengbêj contemporánea se ha mantenido”.
Casas Dengbêj
En épocas anteriores, los Dengbêjs viajaban por las aldeas y compartían sus canciones con los aldeanos durante las largas noches de invierno, pero esta tradición ha cambiado con el tiempo. “En la era contemporánea, instituciones como las Casas Dengbêj se han convertido en plataformas que mantienen viva esta cultura. Intentamos organizar eventos en nuestro centro cultural para que los últimos portadores de esta tradición puedan encontrarse con nuestra gente”, apunta Ekin.
Ekin también observa que “los ancianos dengbêjs podrían perderse antes de que termine esta década. Por tanto, nuestra principal preocupación es cómo transmitir esta tradición a las nuevas generaciones. La cultura dengbêj, sin embargo, no es algo que se pueda enseñar de manera formal en los conservatorios. Desde un punto de vista técnico, por supuesto, cantar dengbêj no es nada fácil, considerando el tono, el ritmo, los silencios y la vibración, pero no se trata solo de aprender técnicas o notas. Las generaciones más jóvenes deben absorber las historias de las canciones. Si las generaciones más jóvenes no conocen su lengua materna, primero tenemos que enseñarles el idioma para que puedan encontrarse con el alma de las historias. De lo contrario, esta tradición bien podría morir después de un tiempo”.
El dengbêj como ritual colectivo
Sadık Yılmaz contó la historia de cómo se convirtió en Dengbêj después de interpretar una canción que escribió sobre las injustas condiciones de aislamiento en prisión que se impusieron al líder kurdo Abdullah Öcalan. “Mi tío era un gran Dengbêj, conocido como Ape Raso. Heredé esta tradición de mi familia. Crecimos en esta tradición en las casas, que eran los únicos lugares donde podíamos hablar kurdo de forma segura. Cuando era niño, el kurdo estaba prohibido y no se nos permitía hablar ni cantar en kurdo. Sin embargo, en nuestros hogares nos uníamos y creábamos ‘divanes’ para cantar canciones dengbeji en kurdo. Hoy podemos realizar el dengbêj fuera de casa, gracias a nuestros amigos y gracias a la lucha por la libertad de nuestra lengua”.
“No me llamo Dengbêj”, dice Siddiqe Farqine, “porque tenemos nombres inmortalizados de Dengbêjs, con quienes no puedo compararme. Esta cultura fue implantada en nuestras almas desde la infancia por sus voces”. Dado que la actuación del Dengbêj siempre forma parte de un ritual colectivo, los cierres provocados por la pandemia de coronavirus los han afectado mucho. “La pandemia obviamente tuvo un impacto negativo en nosotros. Antes de la pandemia”, observa, “nunca podías vernos actuar ante menos de 10 a 15 personas. Debido al distanciamiento social, ahora no podemos reunirnos ante multitudes como antes, pero aun así formamos nuestro diván, porque cantar dengbêj es sagrado para nosotros y ocupa una parte vital de nuestras vidas”.
“Toda la riqueza que poseo en este mundo está en mi pandereta”
El Centro Cultural Dicle-Firat y el municipio de Diyarbakır (cuando estaba gobernado por el Partido Democrático de los Pueblos –HDP-) fundaron la Casa Dengbêj, con el apoyo de la Unión Europea (UE), en 2007. Sin embargo, como Celal Ekin ha señalado, después de que se nombró un interventor (en sustitución de los funcionarios electos del HDP), algunos Dengbêjs abandonaron la Casa Dengbêj en protesta. Pero algunos Dengbêjs todavía actúan en el centro cultural.
Medya News habló con el Dengbêj Nurullah, quien ha estado cantando principalmente himnos y elogios desde que tenía nueve años. “Soy un derviche. Mi padre también era un derviche. Cuando yo era pequeño, subíamos al techo y tocábamos la pandereta bajo el cielo estrellado. Solíamos pasear por los pueblos con nuestros caballos para jugar y cantar”. Nurullah nunca aceptó dinero a cambio de sus presentaciones en sus primeros años: “Los aldeanos escuchaban nuestra música y nos regalaban trigo o aceite. Así nos ganábamos el pan. Solíamos decir: nuestro estómago está lleno hoy, Dios sabe lo que será mañana. No teníamos electricidad, ni televisión, ni casa, ni propiedad. Todavía no tengo una propiedad. Somos gente pobre. Toda la riqueza que poseo en este mundo está en mi pandereta”.
Las mujeres jóvenes se convierten en Dengbêjs
Entre muchos otros cursos de instrumentos y clases de teoría musical que se imparten, la Academia Dengbêj de Mesopotamia Music Academy (Akademiya Dengbêj) ofrece una educación para el canto dengbêj durante dos años a un grupo de estudiantes de edades comprendidas entre los 13 y los 30 años. Eylül Nazlıer (16) es la estudiante de dengbêj más joven del curso. Ella explica su interés: “El dengbêj está en el centro de nuestra cultura, de la que nunca deseo separarme. Me gustaría que los amigos jóvenes como yo, especialmente las mujeres jóvenes, no rompieran sus lazos con su cultura. Los amigos de mi edad no están tan apegados a la cultura kurda. Ya no escuchan a los dengbêjs, de lo que soy crítico. Si no mantenemos viva nuestra cultura, ¿quién lo hará?”.
Según Nazlıer, la idea de que el dengbêj solo puede ser realizado por hombres debe ser desafiada por mujeres, “que son asertivas y desean cantar dengbêji. He escuchado a mujeres cantar dengbêji, pero nunca he visto una. Por eso me gustaría cantar dengbêji y mostrar que las mujeres también pueden cantar dengbêji, para que las mujeres puedan ser más visibles en este campo. Las mujeres deben y pueden hacer esto en todos los aspectos de la vida”.
“Los primeros dengbêjs fueron nuestras abuelas”
“Cuando te conoces a ti mismo, llegas a conocer el dengbêj, tu cultura y tu historia. Aprender dengbêj no es solo una educación musical, sino una responsabilidad. Siento que si dejamos esto, esta cultura podría extinguirse”, afirmó Evin Dülek, flautista de 26 años y actualmente estudiante de maestría en Música y por convertirse en Dengbêj. “Hay un vínculo fuerte. Dengbêjs son los espejos de nuestra historia; una parte integral de la cultura y la historia kurdas. Esto viene de adentro, de nuestras raíces. Los Dengbêjs dicen: ‘Escúchame, mírame, analízame’. La obra completa dengbêj de Şakiro es en realidad historia. ¿Cómo se aprende la historia kurda? Una de las respuestas son los dengbêjs de Şakiro. Cuando lo escuché, me enteré de lo que le pasó antes a nuestra gente, por qué caminos pasamos”, relató Dülek.
Al criticar la forma de pensar que implica que todos los Dengbêjs deberían ser hombres, Dülek señaló: “Tenemos a Ayşe Şan, Fatma İsa y así sucesivamente. Hemos aprendido de estas mujeres dengbêjs. Antes de eso, siempre pensé que solo los varones podían cantar dengbêji. Esto hizo que nos faltara confianza en nosotros mismos. Nos hizo pensar que solo los hombres pueden hacer eso. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Estamos tratando de cambiar la percepción de que las mujeres no pueden realizar dengbêji. Las mujeres pueden, por supuesto, cantar dengbêji. De hecho, las mujeres fueron las primeras en cantar dengbêji, como canciones de cuna y elegías”.
FUENTE: Eylül Deniz Yaşar / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina