El levantamiento popular que comenzó el viernes pasado después del aumento de los precios del combustible en Irán y se extendió a las 31 provincias de Irán y Rojhilat (Kurdistán iraní) en poco tiempo, no se ha detenido.
El régimen iraní ha cortado las líneas de internet, pero desde ayer por la mañana también ha cortado los teléfonos fijos para evitar la difusión de noticias de lo que se está extendiendo en el extranjero, y también para evitar la comunicación entre los manifestantes en diferentes ciudades y regiones.
A pesar de la represión del régimen, nuevas ciudades en Zencan, Simnan, Hemedan se unieron a las manifestaciones, pese a que la falta de comunicación dificulta la información.
El principal problema de no tener Internet ni teléfonos es saber con precisión cuántos manifestantes han sido asesinados y heridos hasta ahora.
Se supo que las fuerzas de seguridad iraníes usaron balas de plomo, pero hay información contradictoria sobre el número de muertos, heridos y detenidos.
Según algunas fuentes, más de 30 personas fueron asesinadas, 1.000 resultaron heridas y 6.000 fueron detenidas durante las manifestaciones. Pero se presume que el número de muertos supera los 200, el número de heridos los 3.000. Solo en la ciudad de Meriwan, en Rojhilat (Kurdistán iraní), 12 personas murieron y 60 resultaron heridas.
El régimen iraní ha comenzado a trabajar para encontrar soluciones a las manifestaciones. Si bien el Parlamento iraní decidió convocar y debatir sobre los disturbios que se expanden por el país, se han emitido declaraciones de representantes de fuerzas civiles y militares amenazadoras.
Las fuerzas Pasdaran, conocidas como Guardias Revolucionarios, dijeron en un comunicado que “potencias extranjeras” están detrás de las manifestaciones en Irán, y argumentaron que Estados Unidos, Israel y la familia del depuesto iraní Shah Reza Pahlavi, están involucrados. La declaración enfatizó que los Pasdaran estaban listos para reprimir las manifestaciones.
Una amenaza contra los manifestantes también vino del ayatolá Lutfullah Dejkam, el representante del líder religioso iraní Ali Jamenei. “Si el Consejo de Seguridad del Estado de las FARS (Fuerzas Armadas iraníes) no detiene a los manifestantes mañana, iremos a las calles de Shiraz con las fuerzas de la milicia (Basiyi)”, expresó Dejdam. Según la Agencia de Noticias de Estudiantes Iraníes (ISNA), Dejkam también piensa que las manifestaciones son promovidas desde afuera.
El diario El País indicó que la Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que “decenas” de personas han muerto en la represión de las manifestaciones y Amnistía Internacional (AI) cifra en 106 los civiles fallecidos.
“Estamos especialmente alarmados porque la utilización de munición real habría causado un importante número de muertes en todo el país”, ha declarado este martes Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en una conferencia de prensa en Ginebra. De acuerdo con los datos que ha recogido este organismo, “decenas de personas podrían haber resultado muertas y numerosas heridas en al menos ocho provincias”.
Desde AI aseguraron que “grabaciones de vídeo verificadas, testimonios de testigos e información reunida por activistas fuera de Irán revelan un patrón desgarrador de asesinatos ilegales por parte de las fuerzas de seguridad iraníes”,
El aumento del precio de la gasolina de 10.000 a 15.000 riales (de 7,5 a 11 céntimos de euro) por litro ha sacado a la calle a decenas de miles de iraníes desde el viernes. Pero se trata de un mero desencadenante que ha puesto de relieve un malestar mucho más profundo con la grave situación económica que atraviesa la República Islámica. Privado de la exportación de petróleo por las sanciones de Estados Unidos, el régimen tiene dificultades para financiar un subsidio energético que cuesta 69.000 millones de dólares (62.3000 millones de euros) al año a las arcas del Estado.
El gobierno pretende liberar así 2.550 millones de dólares para utilizarlos en las ayudas directas a los más necesitados. Sus portavoces han asegurado que el 70% de los 83 millones de iraníes van a recibir estos beneficios mensualmente. Sin embargo, con una inflación del 40% y en medio de las continuas revelaciones de casos de corrupción entre las élites dirigentes, los iraníes no atienden a explicaciones.
Las protestas actuales son las más grandes desde 2017, cuando los iraníes salieron a la calle para quejarse de la subida de los precios y la falta de trabajo para los jóvenes. Como entonces, los eslóganes han pasado enseguida de lo inmediato a la queja contra los dirigentes (se han quemado retratos del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, y del presidente Hasan Rohani) y su despilfarro de los recursos nacionales para financiar milicias en países vecinos. También en algunos casos se han tornado violentas por la quema por parte de manifestantes de gasolineras, bancos y mobiliario urbano.
Los medios iraníes han informado de la muerte de “tres agentes de las fuerzas del orden”, un oficial de la Guardia Revolucionaria y dos miembros de la milicia auxiliar de voluntarios basiyis. Al parecer, fueron acuchillados tras ser objeto de una emboscada en una localidad al oeste de Teherán. Con ellos suman cinco los muertos reconocidos oficialmente, incluidos un policía y un civil durante el pasado fin de semana.
Numerosos negocios privados, desde agencias de viaje hasta academias de idiomas, pasando por empresas de distribución y bancos, se han encontrado bloqueados en su actividad por la falta de conexión. “Comprendemos que la gente tiene dificultades (debido al corte), pero en las circunstancias actuales la prioridad es mantener la paz y la estabilidad del país”, ha declarado el portavoz del gobierno iraní, Ali Rabie.
FUENTE: ANF / El País / Edición: Kurdistán América Latina