En las estructuras sociales existentes dictadas por la modernidad capitalista, es muy raro que encontremos medios a través de los cuales podamos facilitar discusiones abiertas y honestas. Ya sea en el lugar de trabajo, en las escuelas, incluso entre amigos y familiares, estamos limitados por construcciones sociales que inhiben nuestra capacidad de expresar nuestras perspectivas, escuchar las de los demás y participar en discusiones significativas y constructivas.
El concepto de crítica constructiva es increíblemente desafiante para mucha gente. Mucha gente lucha contra recibir críticas. Tal vez esto se deba al narcisismo y al egoísmo que fomenta la naturaleza competitiva e individualista de la sociedad capitalista. Sin embargo, personalmente, encuentro que la parte más difícil de la crítica constructiva es el acto de criticar. El miedo al conflicto o el rechazo puede ser paralítico. La gran pregunta que surge es la de por qué la crítica evoca el miedo.
Quizás el problema es que no tenemos una cultura de crítica constructiva. La modernidad capitalista no fomenta la igualdad ni la confianza mutua. Nos divide y nos impone una cultura hiper competitiva, construida sobre engaños internos y externos, y fachadas. En este sistema, la crítica no se ve como un medio por el cual podemos mejorarnos a nosotros mismos y a los demás, sino como un medio por el cual podemos atacar y destruir a nuestra competencia, a nuestros enemigos, a nuestros compañeros.
Puede ser difícil imaginar que existe una alternativa. Para muchas personas, el sistema capitalista puede sentirse tan abrumador y opresivo que provocar cambios puede parecer imposible. El grado de competencia y desconfianza es tan grande que las personas a menudo pueden pensar que al permitirse confiar en sus compañeros simplemente los haría vulnerables a un ataque inminente. Personalmente, antes de venir a Rojava tuve estas mismas sospechas.
Al llegar a Rojava, algunos de los primeros conceptos revolucionarios que me presentaron fueron los de Hevaltî y Tekmîl.
Tekmîl se traduce aproximadamente como “informe”. Suena bastante mundano, sin embargo, una definición más conceptual sería la de la crítica constructiva revolucionaria. Tekmîl típicamente hace un seguimiento de todo, como operaciones militares, sesiones de capacitación, proyectos civiles o tareas diarias simples. Estas sesiones pueden ser convocadas en cualquier momento por cualquier persona en las estructuras civiles o militares en Rojava.
La estructura de Tekmîl se basa en dar y recibir críticas y autocríticas. El proceso se basa en los fundamentos de Hevaltî. Hevaltî se traduce aproximadamente como amistad o camaradería. Es la idea de que trabajamos juntos, nos ayudamos unos a otros, compartimos todo, desde lo tangible hasta lo intangible, no porque esperemos algo a cambio sino simplemente porque somos camaradas, porque somos seres humanos que vivimos y luchamos juntos, que estamos compartiendo el mismo propósito de tratar de avanzar en el bienestar colectivo. Es la idea de que podemos confiar y creer en los demás y que no debemos temer una intención ulterior.
Al establecer la cultura de Hevalt como la base de la vida revolucionaria, creamos el entorno y la sociedad alternativos propicios para la crítica constructiva y los medios por los cuales, juntos, nos mejoramos a nosotros mismos y a los colectivos. Esto es crítico para Tekmîl porque nos permite dar respetuosamente críticas y, lo que es más importante, aceptar, absorber y abordar las críticas de manera eficiente, sin egoísmo, miedo, desconfianza o conflicto.
Para evitar digresiones o polémicas, el formato Tekmîl sugiere que cada participante tenga la oportunidad de emitir críticas y autocríticas sin ninguna respuesta de ninguno de los otros participantes. También se sugiere que la misma crítica de un participante evite repetirse durante el Tekmîl una vez que ya se haya dado, con la idea de evitar la percepción de que un participante sea señalado y atacado por el grupo. Este formato fomenta un medio más eficiente, disciplinado y profesional por el cual cada participante puede contribuir. Además, alivia el miedo al conflicto que, a menudo, puede evitar que una persona se exprese. Finalmente, Tekmîl se cerrará con la oportunidad de que cada uno de los participantes haga sugerencias para cualquier cosa, desde mejoras, proyectos, etc.
La idea de Tekmîl no solo crea un entorno seguro para la crítica constructiva y nos permite trabajar juntos para mejorarnos a nosotros mismos y a los demás, sino que también actúa como un medio por el cual podemos fomentar la responsabilidad y prevenir el estancamiento. Está arraigado en el aspecto de la filosofía del Confederalismo Democrático, que enfatiza la humildad, la apertura de mente y el progreso en todos los aspectos de la vida revolucionaria.
FUENTE: Philip Argeş O’Keeffe / Komun Academy / Traducción y edición: Kurdistán América Latina