Celebro con respeto las valiosas aportaciones de los participantes de la conferencia donde se discutió el pensamiento y el paradigma de Rêber Apo (Abdullah Öcalan). Las ideas discutidas en esta conferencia son muy valiosas, especialmente en un momento de profunda crisis y depresión para la humanidad. Discutir las ideas de Rêber Apo es una solución para este caos y crisis, sus ideas son una guía para encontrar soluciones a los problemas del capitalismo en el mundo, sobre todo en la Europa del periodo que está por venir. Tengo la convicción de que jugará un papel importante en esta dirección.
Como todos sabemos, los principales problemas actuales de la humanidad emanan del capitalismo, de la modernidad capitalista. Hoy en día, no solo vivimos las consecuencias de la modernidad capitalista, también sufrimos las consecuencias del Estado-nación: la crisis de un sistema estatista de 5.000 años de antigüedad. Hemos llegado a un punto en que la población ya no puede soportar los problemas sociales creados por el sistema estatista y de explotación capitalista. La humanidad lleva tiempo luchando para acabar con los problemas derivados del sistema estatista y el capitalismo, incluido el Estado-nación.
Para luchar contra la modernidad capitalista, antes de nada, es necesario adoptar la aproximación ideológica correcta y aceptarla. Todas las modernidades, nuevos paradigmas y estructuras sociales en la historia han crecido con el poder del pensamiento y de la capacidad de organización. En lo que respecta a esto, la modernidad democrática ganará la batalla ideológica contra la modernidad capitalista. Para ello, es necesario mirar la historia como un todo, porque la modernidad capitalista se basa en una narrativa: la narrativa del Estado, la clase, el poder y la explotación. Estos agentes perviven, se han mantenido en la historia y su consecuencia es el capitalismo y la modernidad capitalista; porque ambos se basan en ellos. Pero la modernidad democrática también su narrativa, una narrativa basada en la civilización democrática y su lucha contra el sistema estatista, desde la primera sociedad comunal primitiva hasta la actualidad. La historia de la modernidad capitalista es también la historia de la civilización democrática. Por ello, es importante mirar a la historia como un todo, considerar la modernidad democrática holísticamente y resistir contra la modernidad capitalista en este marco.
El socialismo real cometió un error en el pasado: combatir al capitalismo pero no a la modernidad capitalista. Incluso los elementos, argumentos y valores primarios de su modernidad se basaron en el estado-nación. El socialismo real se basó en el industrialismo. Tanto es así que, en los inicios de la Revolución de Octubre, los Sóviets residían en el Estado. La electrificación y la industria eran tratados de manera casi religiosa, estaban sacralizados. Como consecuencia, la naturaleza quedó destruida, y esta destrucción ha traído consigo un efecto negativo en la sociedad. Éste es el motivo por el cual el socialismo real ha colapsado, no por la falta de oposición al capitalismo. El socialismo real tuvo un papel de oposición al capitalismo, pero no ha existido una oposición tenaz a la modernidad capitalista. Sin un rechazo a la modernidad capitalista, no puede existir el anti-capitalismo ni una lucha contra el capitalismo. Por este motivo, el socialismo real ha colapsado.
En el futuro próximo, la modernidad democrática luchará contra el capitalismo y la modernidad capitalista, y al mismo tiempo, la integridad ideológica deberá basarse en la lucha total contra la modernidad capitalista. Esto es realmente importante. De hecho, los anarquistas han luchado contra el Estado, han luchado contra el capitalismo, pero son individualistas. El capitalismo es antisocial porque desintegra la sociedad y al mismo tiempo, su existencia está condicionada por esta desintegración. Los anarquistas se opusieron al Estado y al capitalismo, pero no pudieron defender la sociedad, a la cual se oponen el Estado y el capitalismo. No pudieron ser socialistas. Así pues, perdieron. Los ecologistas piensan que pueden defender la naturaleza sin oponerse al Estado o al capitalismo. Así mismo, varias corrientes defensoras de esta ecología y los argumentos que defienden han sido producidos desde los centros del capitalismo. No han sido capaces de luchar con la suficiente fuerza contra la industrialización, y por lo tanto, no han sido efectivos, porque no son anticapitalistas ni anti-estatistas. No es posible proteger la naturaleza sin estar contra ellos. Las feministas se oponen al poder, se oponen al patriarcado, pero no han sido capaces de oponerse a la construcción social de la mujer, a la realidad de las mujeres y las tipologías de mujeres creadas por el capitalismo, por mucho que se opusieran al patriarcado. En su contra, no pudieron crear su propia ideología, su organización, sus estructuras. Han estado desamparadas y débiles frente al capitalismo. Sí, se oponen al patriarcado, pero sin una oposición consistente contra el capitalismo u oponiéndose sin suficiente fuerza contra las realidades impuestas por éste a las mujeres, las feministas tampoco han sido efectivas. Ahora, hay corrientes religiosas en Oriente Medio, que mayoritariamente se oponen a Occidente, al capitalismo y al imperialismo, pero tampoco están en una resistencia consistente contra el capitalismo y la modernidad capitalista. Incluso dicen “lo que dicen los progresistas y los científicos modernos ya lo sabíamos, está todo en nuestras raíces”. Con esta aproximación, desde el “esto ya lo dijimos nosotros antes” o el “esto lo explicamos nosotros mejor”, acaban defendiendo y aceptando los valores de esa modernidad.
Después de todo, todos ellos quieren mantener vivos los valores de la modernidad capitalista, por lo que se adaptan a nuevos discursos, al estado-nación, la industrialización y al capitalismo. Es una versión de la modernidad capitalista. Se oponen al orientalismo, pero absorben todo lo que los sociólogos de la modernidad capitalista dicen sobre cualquier evento o fenómeno. No son anti-modernistas.
La lucha total contra la modernidad capitalista es muy importante. No es suficiente oponerse al capitalismo. Primero de todo, es necesario plantear alternativas. Si no propones una alternativa, te acabas disolviendo en la modernidad capitalista, eso es inevitable. La modernidad democrática debe proponer sus propias alternativas contra la modernidad capitalista. En otras palabras, si no establece su propia sociedad económica, sociedad industrial, el confederalismo democrático y su propia sociedad moral y política, y si no propone sus propias instituciones estructurales, no es suficiente con oponerse al capitalismo. Ahora, todo el mundo dice que está en contra del capitalismo, pero en el momento de mostrar una oposición a sus instituciones, de crear las instituciones de la modernidad democrática, entonces vemos que no pueden romper con el capitalismo cuando es necesario, se demuestran dependientes de éste. De hecho, así funciona el capitalismo; la modernidad capitalista es un sistema que ha aglutinado a tanta gente con el individualismo que incluso absorbe a aquellos que se oponen al mismo capitalismo. En este sentido, al oponernos a la modernidad capitalista es necesario proponer la alternativa, pero hacerlo desde un punto de vista holístico. No es suficiente con oponernos al capitalismo, es necesario oponernos también al estado-nación y fortalecer el confederalismo democrático, una alternativa al estado-nación, que fortalece la sociedad moral. Es importante no glorificar el industrialismo: se glorifica el industrialismo, se glorifica la técnica, y sí, la revolución científico-técnica está bien. Pero el industrialismo no. Tras destruir la naturaleza, la técnica y la industria pierden su significado. La naturaleza y la sociedad son un todo. Por un lado, tenemos la primera naturaleza y por otro, la sociedad, que es la segunda. Respecto a esto, es crucial defender la sociedad y combatir el capitalismo. La sociedad debería ser la base.
Por ejemplo, hay muchos opositores al capitalismo, y hay aproximaciones multi-clase. Por supuesto, hay clases. Pero, ¿éstas cómo emergen? Lo hacen fragmentando la sociedad. El Estado, los poderosos y los explotadores no se oponen a la clase, los Estados no se convirtieron en la fuerza dominante oponiéndose a las clases, llegaron al poder fragmentando la sociedad y dividiéndola en clases. A este respecto, podemos apreciar que el valor primordial es la sociedad y que debe ser defendida. No puedes defender la modernidad democrática sin defender la sociedad. Esto no se ha sabido ver. Es esencial defender la sociedad, porque si defendemos la sociedad, defendemos los valores sociales, si abogamos por la sociedad, estaremos contra la modernidad capitalista. Me gustaría enfatizar especialmente que la democracia solo puede existir si hay una sociedad democrática. El capitalismo es antidemocrático. No hay democracia bajo las condiciones del capitalismo porque el capitalismo rompe la sociedad. Disolver la sociedad es antidemocrático. La democracia es un fenómeno que está entrelazado con la sociedad. La democracia real sucede cuando existe una sociedad democrática. En consecuencia, defender la sociedad democrática, defender la democracia, es la resistencia al capitalismo más importante. Aquí debería enfatizar que la sociedad democrática es equivalente al socialismo. Socialismo y democracia, y socialismo y sociedad democrática no se deberían interpretar como cosas separadas. La democracia real, la democracia basada en la sociedad democrática es igual al socialismo, y el socialismo es igual a la democracia real. Socialismo significa “sociedatismo”. En este sentido, es necesario ver la conexión entre la democracia y el socialismo. De hecho, no deberíamos distanciar la democracia del socialismo. Debemos entenderlos como sinónimos. Lo comunal condiciona la democracia.
Cuando se es comunal, hay que ser democrático, hay que crear democracia. No puedes proteger lo comunal sin democracia. La comunalidad solo puede ser protegida con democracia. Nadie puede pensar en el socialismo sin democracia o en el comunismo sin democracia. Es necesario y de vital importancia entender la modernidad democrática como igual a la sociedad democrática y el socialismo. Por supuesto, la diferencia principal reside entre el capitalismo y la modernidad democrática. Capitalismo y modernidad capitalista significan civilización material. Significan la destrucción de todos los valores inmateriales, porque los valores inmateriales son los valores sociales; el inmaterialismo es socialismo, la sociedad es inmaterialismo. Por tanto, la sociedad y el inmaterialismo están entrelazados: la sociedad tiene valores inmateriales. El materialista no tiene valores inmateriales. Incluso en el mundo antiguo, en la sociedad antigua, los materialistas habían sido condenados cientos de años antes, se les veía cómo ajenos a la sociedad. Por esto, la modernidad democrática tiene que enfatizar en lo inmaterial, en los valores inmateriales. Esto se logra construyendo sociedad, socializando los valores. Sin valores socialistas, es decir, sin enfatizar en la sociedad, si el individuo y el resto no priorizan la sociedad, no se sacrifican por la sociedad, anteponiéndola a uno mismo, diciendo “yo existo si la sociedad lo hace”, no puede haber una verdadera modernidad democrática. En la modernidad democrática, el trabajo no puede estar encaminado por un pensamiento material. La modernidad democrática no puede producirse con la cultura material del capitalismo y con la cultura material de occidente. Es necesario romper con la cultura materialista. Es necesario abrazar el mundo inmaterial. La justicia, la consciencia, la moralidad, la igualdad, la vecindad, la amistad y el compañerismo deberían ser abrazados. Sin estos valores no puede haber modernidad democrática. La modernidad democrática no puede crearse a partir de la cultura individualista actual. Debe ser una cultura espiritual y socialista. Otra vez, en relación con todo lo expuesto, la modernidad democrática no puede crearse sin la vía de liberación de las mujeres. La liberación de las mujeres es vida en sí misma. La mujer está relacionada con la vida. Al respecto, sin dar valor a la vida, sin dar sentido a la liberación de las mujeres, la modernidad democrática no puede ser creada.
Respecto a este tema, Rêber Apo llamó a su paradigma, una sociedad ecológica, democrática y basada en la liberación de las mujeres. Posicionó la liberación de las mujeres en el centro de su paradigma, porque el aspecto histórico de la modernidad democrática va a la par que la historia de la liberación de las mujeres o el carácter democrático de las mujeres. La historia de la modernidad democrática no es la historia de la modernidad capitalista, porque la modernidad capitalista es la degradación de la vida, la fragmentación de la vida, la des-significación de la vida, porque sus inicios se basan en la dominación de la mujer. Por esto, todo el mundo considera valiosa y significativa la vía de la liberación de las mujeres de Rêber Apo. Pero su valor no reside solo en la cuestión de las mujeres, reside también en la concepción de la vida como el elemento principal y el descriptor básico de la modernidad democrática. En relación con esto, siendo la modernidad democrática una alternativa, los valores inmateriales, morales, sociales y de consciencia deberían tenerse en cuenta. Rêber Apo introduce un concepto importante que necesita ser enfatizado y dotado de sentido: habla de una sociedad moral y política, dice que la sociedad es esencialmente moral y política y que no existe la sociedad inmoral y apolítica.
El capitalismo ha disuelto la sociedad moral y política. El capitalismo ha sustituido la moral por la falta de valor y la política por el poder y la burocracia. Es importante crear una sociedad moral y política. Es la teoría de la moralidad, de los valores. Todos los valores creados por la sociedad son morales. Las políticas, por otro lado, y su implementación, son la realización de la moral y sus valores en la vida social. La política es la implementación de estos valores. De hecho, si la modernidad democrática cobra sentido en el futuro si se convierte en alternativa, si es para crear un entusiasmo por la humanidad, esto solo puede realizarse con valores morales y políticos. No puede conseguirse con discursos teóricos estériles.
No basta con hablar de que estamos en contra del capitalismo y de que crearemos esta sociedad. Necesitamos crear entusiasmo en la gente, en la sociedad. Esto ciertamente ocurre cuando se mantienen vivos los valores morales y políticos. Mientras que creamos una sociedad organizada, mientras organizamos la sociedad, organizamos el confederalismo democrático, organizamos a las mujeres, organizamos la juventud, organizamos a los trabajadores. Mientras se organizan, es necesario establecer estos valores morales y políticos. Estas comunidades y sus organizaciones deben transformarse en una sociedad moral y democrática. Cuando esto ocurra, ¿qué serán estas comunidades para la modernidad democrática? Se convertirán en la base y de esta manera en la sociedad alternativa a la modernidad capitalista. Desde este punto de vista, la modernidad democrática en el futuro deberá consistir en la aproximación más integrada, no podrá ser fragmentada. Necesita estar basada en la sociedad, y por supuesto, para hacer del confederalismo democrático la alternativa al Estado, es necesario ser una sociedad moral y política. El confederalismo democrático y la sociedad moral y política están anclados. El confederalismo democrático no puede alcanzarse sin valores morales y políticos. Al contrario, es inútil crear el confederalismo democrático sin apoyarse en una sociedad moral y política. No se trata de convertirse en una alternativa. A este respecto, considero estos parámetros básicos de vital importancia.
Bajo esta premisa, enfatizo aquello por lo que la modernidad democrática aboga y sus instituciones deberían prestar atención a estos puntos básicos en vistas del futuro porvenir. Bajo esta premisa, os celebro a todos con respeto y os deseo éxito en vuestro trabajo.
FUENTE: Mustafa Karasu / Komun Academy