En búsqueda de una solución a la crisis económica de Turquía, el gobierno del partido a AKP confisca tierras públicas en las provincias kurdas de Van, Şırnak y Hakkari, y las pone a subasta.
En contra de lo que afirma el régimen, estas tierras no están en barbecho, sino que son utilizadas colectivamente por la población rural. Los campos afectados son un total de 73 en Erçiş, cuatro en Cizre y Şirnak y 96 en Yüksekova.
Los terrenos se subastarán a personas reales o jurídicas. Estas personas pueden realizar el 25% de los pagos por adelantado y abonar el resto del dinero en plazos durante los próximos 24 meses.
El beneficio de la venta de los terrenos debe destinarse a la “reestructuración” de los lugares, algo que en el territorio kurdo significa principalmente la militarización y la construcción de nuevos bloques de edificios para erosionar el modo de vida tradicional y colectivo del pueblo.
El cálculo que propone el gobierno es que la gente debe comprar sus propios campos y así financiar los nuevos bloques de construcción, que no quieren.
El robo de las tierras que impulsa el Ejecutivo y su posterior privatización están provocando conflictos violentos entre los futuros compradores y la población local.
“Si la gente del pueblo no puede pagar el campo, se vende a gente de fuera”, dicen los aldeanos. “Se trata de poner nuestros campos comunes a disposición de una persona. Quieren vendernos nuestros propios campos. No queremos nuevos proyectos de construcción, de todas formas llevamos años cultivando estos campos juntos y de forma alterna. No participaremos en las subastas, estamos en contra de esta venta”, agregan.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina
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