La provincia oriental de Van, en Turquía, ha sido la primera parada para refugiados de Irán y Afganistán durante mucho tiempo.
Algunos de estos refugiados han estado esperando en Van durante años hasta que un tercer país acepte su solicitud de asilo. Conozco bebés que han crecido durante estos años de espera.
Una refugiada iraní, que habló en un simposio sobre migración internacional organizado por las Naciones Unidas hace 12 años, donde yo era una de las oradoras, dijo que había estado esperando que su solicitud de asilo fuera aceptada por un tercer país durante 11 años, lejos de su familia.
En aquel entonces, la ciudad estaba llena de refugiados que esperaban establecerse en otro país. Pero tuvieron que comenzar una nueva vida en Turquía, ya que el proceso de asilo era una batalla continua.
Van ahora se está convirtiendo gradualmente en un cementerio de refugiados.
Un bote, que se cree que transportaba de 60 a 100 migrantes de Afganistán y Pakistán, se volcó en el lago Van durante un clima tempestuoso el 27 de junio. Los equipos de búsqueda y rescate localizaron los restos la semana pasada. Desde entonces, los cadáveres han estado llegando a la tierra. Las autoridades han descubierto 37 cuerpos hasta el momento. Los equipos de búsqueda y rescate continúan sus esfuerzos.
Por lo que sabemos por las noticias, los contrabandistas optaron por cruzar el lago para evitar los puntos de control policiales y militares, ubicados a lo largo de las rutas de tránsito tradicionales utilizadas para traficar a los migrantes a Turquía desde Irán, especialmente para evitar el que se encuentra en el distrito de Reşadiye.
No hay un puesto de control después de Reşadiye. Desde allí, los refugiados caminan casi 30 kilómetros hasta la terminal de autobuses en el distrito Tatvan, de la provincia vecina de Bitlis. Desde allí, van a Estambul en autobús para buscar trabajo.
Los refugiados mueren congelados por el frío intenso durante el invierno mientras intentan cruzar la frontera. Cuando la nieve se derrite, aparecen sus cuerpos. Especialmente en los distritos de Çaldıran, Özalp y Başkale, las autoridades encuentran cuerpos de refugiados destrozados por animales.
Entonces, ¿cómo se ha convertido Van en un pozo de la muerte?
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) tuvo una oficina en Van durante muchos años. Tener una oficina donde pudieran acceder al procedimiento de asilo era muy valioso para los refugiados que llegaban. La determinación del estatuto de refugiado se llevó a cabo en Van, y entonces la provincia no era una forma de muerte para los refugiados sino un centro de solución.
Desafortunadamente, hace nueve años, la ONU cerró la oficina y dejó la mayoría de las tareas en manos del Estado turco. Por lo tanto, los refugiados que llegan a Van desde la frontera oriental de Turquía carecen de acceso a un procedimiento de asilo efectivo. En cierto sentido, ahora están condenados a la incertidumbre. Por esta razón, intentan llegar a Estambul o a países europeos de manera irregular, arriesgando sus vidas.
El control fronterizo también se ha intensificado en los últimos años. A pesar de los llamados controles fronterizos, cientos de refugiados pueden cruzar estas fronteras todos los meses, a menudo a granel.
Mahmut Kaçan, un abogado de la Asociación Van Bar, que ha estado trabajando con estos refugiados durante muchos años, dijo que esto era desconcertante.
“Por un lado, hay una mayor seguridad fronteriza con cámaras y soldados por todas partes, pero muchos refugiados pueden ingresar a Turquía –explicó Kaçan-. Los refugiados ingresan a Van a través de dos lugares, Çaldıran y Başkale. Las autoridades incluso conocen las aldeas fronterizas a las que los refugiados tienen acceso. Hay un problema si tantas personas pueden cruzar la frontera libremente. Hay negligencia e impunidad. Está claro que hay corrupción en la frontera”.
Otro residente de Van que conocí habló de lo mismo. “¿Cómo pueden tantos refugiados cruzar la frontera a pesar de varios drones y cámaras?” –se preguntó-. Hay una red de trata de personas aquí. Necesitamos revelarlo”.
Las familias de los refugiados en el bote volcado esperaban con interés escuchara sus hijos, hermanos, padres y madres. Ahora, muchos esperan que las autoridades turcas encuentren los cadáveres de sus seres queridos.
Hay cosas que podrían hacerse para evitar que estas horribles muertes vuelvan a ocurrir.
Los refugiados mueren en Van, ya sea por congelación o ahogamiento en el lago. La responsabilidad recae en las instituciones estatales y las organizaciones internacionales en Turquía, especialmente en la ONU. Deben resolver estos problemas juntos.
Van no debería ser un lugar de muerte para los refugiados, sino un lugar de esperanza para comenzar una nueva vida.
FUENTE: Nurcan Baysal / Ahval / Traducción y edición: Kurdistán América Latina