¿Cómo puede la OPAQ probar las denuncias sobre armas químicas utilizadas por Turquía?

Cuando los partidos políticos u organizaciones pro-kurdas defienden su causa en el escenario mundial, es importante saber cómo operan las palancas del poder. Por ejemplo, cuando el Consejo Democrático Sirio (CDS, de Rojava) solicita el reconocimiento internacional de las regiones autónomas del norte y el este de Siria, o el establecimiento de un “tribunal internacional” para investigar y juzgar a los miembros de ISIS, es vital especificar qué organismos internacionales pueden ser llamados para tomar decisiones concretas y pasos hacia estos objetivos políticos. Por otro lado, es importante no depositar una fe ciega en instituciones a menudo paralizadas por restricciones geopolíticas o ideológicas.

Lo mismo ocurre con los llamados a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) para que investigue las denuncias de uso de armas químicas por parte de las tropas turcas para atacar al movimiento kurdo, tanto en el norte y el este de Siria como en el norte de Irak. Si el movimiento kurdo quiere buscar el apoyo de la OPAQ, es crucial comprender cómo opera el organismo de control internacional.

Particularmente, en comparación con algunos organismos internacionales más moribundos, la OPAQ ha logrado avances importantes en su lucha contra el flagelo de la guerra química. El organismo se describe a sí mismo como el líder del tratado de desarme más exitoso del mundo, “que cubre al 98% de la población mundial y es responsable de la destrucción verificada del 99% de los arsenales de armas químicas declarados”. En 2013, la organización recibió el Premio Nobel de la Paz por la destrucción de la gran mayoría de las reservas de armas químicas declaradas de Siria.

Los desafíos que enfrenta la OPAQ son similares a los que enfrentan otros organismos que reúnen múltiples bloques de poder global. Si los estados no ratifican la Convención sobre Armas Químicas, los poderes de la OPAQ seguirán siendo muy limitados: Israel, Egipto, Corea del Norte y Sudán del Sur no otorgan acceso a los investigadores de la OPAQ a sus bases militares. En sí misma, la OPAQ solo puede informar si se usaron armas químicas, buscar evidencia de producción de armas químicas y, desde 2013, asignar culpabilidad por ataques con armas químicas. Si bien las acusaciones rusas de parcialidad pro-estadounidense tienen motivaciones políticas, estos organismos pueden convertirse en campos de batalla políticos para la implementación de la realpolitik, que tiene poco que ver con una genuina preocupación humanitaria.

Todo esto depende, en gran medida, de la cooperación y las declaraciones de los países signatarios. Estados Unidos aún no ha completado la destrucción de todo su arsenal de armas químicas como declaró en 1997 y, por supuesto, las armas químicas clandestinas y no declaradas siguen siendo un riesgo. En general, también se sabe que otros países tienen capacidades de armas químicas no declaradas.

Y, por supuesto, el mandato de la OPAQ se deriva completamente del poder y la participación de los estados internacionales. Esto deja al movimiento kurdo en una posición difícil. Como destacó recientemente un representante de Médicos Internacionales para la Prevención de la Guerra Nuclear, en una entrevista con Medya News, el movimiento kurdo nunca podrá obligar a la OPAQ a actuar sobre las acusaciones de uso de armas químicas, ya que solo los estados miembros tienen la capacidad de escalar tales acusaciones dentro de la organización.

La propia OPAQ expresó este punto de vista bastante cruda en un video reciente, que recuerda que “una investigación sobre el supuesto uso de #armasquímicas solo puede iniciarse a pedido de un Estado miembro de la #OPAQ”. El video, evidentemente, fue publicado en respuesta a las denuncias de ataques con armas químicas contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak. El video fue visto por muchos como insultante en el mejor de los casos, cínico y calculado en el peor, subrayando el hecho de que los kurdos no tienen representantes estatales ni aliados estatales que puedan desafiar a Turquía pidiendo una investigación sobre los presuntos ataques.

Hay momentos en que el movimiento kurdo debe cumplir con las reglas del sistema estatal que busca reemplazar con un enfoque más verdaderamente democrático y descentralizado. Pero el juego está amañado, y cualquier actor estatal tiene derechos, poderes e influencia con los que el movimiento kurdo solo puede soñar. En particular, la influencia de Turquía con los bloques pro-OTAN y pro-Rusia significa que el gobierno de Erdogan puede actuar con impunidad.

Solo haría falta uno de los 193 estados miembros de la OPAQ para dar un paso al frente y exigir una investigación sobre los supuestos ataques de Turquía. Muchos de estos estados profesan defender los valores de los derechos humanos, la transparencia y la justicia. Y, sin embargo, cuando llega el momento de hacer que Turquía rinda cuentas, una vez más no se encuentran por ningún lado.

FUENTE: Matt Broomfield / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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