Bişeng Brûsk y Sara Hogir Riha, ambas guerrilleras kurdas, fueron martirizadas el 28 de julio de 2023 en un ataque aéreo del Estado turco en las Zonas de Defensa de Medya, en las montañas de Qandil, Bashur (Kurdistán iraquí). Bişeng Brûsk era miembro del Comité Juvenil del PKK y de la Coordinación de la Comunidad de Mujeres Jóvenes (Komalên Jinên Ciwan), y Sara Hogir Riha era miembro del liderazgo de la Comunidad de Mujeres Jóvenes.
La Comuna Internacionalista de Rojava difundió el siguiente escrito al respecto:
En el movimiento por el Confederalismo Democrático, los mártires ocupan un lugar importante. Muchos de nosotros sacamos fuerza de sus ejemplos. Los mártires nos inspiran con sus vidas. Forjan ejemplos prácticos de vida a los que nos remitimos constantemente para encontrar respuestas concretas a la pregunta: ¿Cómo vivir?
Evidentemente, no esperamos a que nuestros camaradas se conviertan en mártires para inspirarnos en ellos, pero cuando esto sucede, nos fortalecemos y honramos sus vidas cada día. Hace unos meses atrás se dio una noticia que nos conmocionó a todos: el martirio de Sehid Bişeng Brûsk, integrante del Comité Juvenil del PKK y de la Coordinación de la Comunidad de Mujeres Jóvenes (Komalên Jinên Ciwan). Sehid Bişeng fue una mujer que nos llenó de fortaleza y esperanza. Muchos de nosotros la conocimos y a todos nos influyó su personalidad. Aquí les compartimos dos cartas que pueden hablar un poco de esta heval, que con su ejemplo y diario vivir, encarnaba la revolución.
Sehid Bişeng Brûsk: una promesa en camino
Sehid Bişeng Brûsk me inspiró mucho personalmente. Su carácter, su paciencia, su capacidad para escuchar, su compromiso con la lucha y la claridad de su visión, son una fuente de inspiración para mí y para decenas de nuestros camaradas.
Recuerdo vivamente mi primer encuentro con Sehid Bişeng. Acababa de cruzar una frontera ilegalmente, sorteando campos de minas y patrullas de guardias fronterizos con sus perros y fusiles de asalto. Estaba cansado pero feliz de estar por fin con los hevals. Los compañeros me dieron té caliente y me pidieron que esperara un rato. Estuve solo unos treinta minutos y me puse a leer para pasar el rato. Fue entonces cuando entró Sehid Bişeng, se sentó a mi lado y empezó preguntándome qué estaba leyendo. Hablamos un poco del libro y luego me hizo preguntas sobre mí. Lo que pensaba, lo que quería hacer, las dificultades a las que me enfrentaba en mis diversos papeles de activista.
Entonces la conversación giró hacia mis orígenes latinoamericanos, y ella se interesó mucho por nuestras culturas e historias. Quería saber todo lo que tenía que contarle sobre nuestras tierras andinas.
Luego, tras escucharme hablar atentamente durante varias horas, compartió conmigo de dónde nacía su interés por América Latina y su sentimiento internacionalista. Abdullah Öcalan, a través de sus escritos, le había transmitido y enseñado el amor por la humanidad y las tradiciones de los pueblos. Esto la había llenado de fascinación por conocer y aprender de los otros pueblos que se encontraban lejos de Kurdistán. Al final de nuestra conversación, me hizo una promesa que resuena en mis oídos todos los días. Me dijo: “Un día iremos a América Latina y todos estaremos allí para ayudar a liberar esa parte del mundo”.
En aquel momento no me había dado cuenta de que ella era la responsable de toda la región. Fue mucho más tarde, cuando volví a verla, que me di cuenta de que en realidad era mi “Comandante en Jefe”. Esa forma de ser guía sin imponer forzosamente su autoridad sigue siendo hasta hoy un faro en la oscuridad.
Sehid Bişeng, con su atención a los internacionales y su curiosidad por otros pueblos, es una piedra angular del internacionalismo del siglo XXI. Todos los camaradas que la conocimos podemos contar otras tantas anécdotas que nos han marcado e inspirado. Para muchos, ella encarna lo que Apo llama la autoridad natural y democrática: esa capacidad de tomar la iniciativa y atraer a los demás a la alegría de la resistencia y la esperanza.
La calma y sabiduría de sus ojos permanecerán en mi memoria y corazón. Su ceño desaprobador o ese leve, casi imperceptible, movimiento de barbilla, que me instaba a ir más allá en mi explicación, que me empujaba a profundizar en mis reflexiones sobre mi personalidad, como también a mejorar en los métodos para compartir mis pensamientos. Sin duda, heval Bişeng marcó una luz en el camino de la libertad. Llevaré siempre la fuerza tranquila que emanaba de su ser, como una percepción espiritual de liderazgo, de esa poderosa convicción que mueve montañas y derriba tiranos.
La noticia de su martirio nos ha marcado a todos, ¡y nos vengaremos! Nuestra venganza será la construcción del Confederalismo Democrático en América Latina, en honor al sueño que hemos compartido. Lucharemos y trabajaremos por la dignidad de nuestros mártires, por Shehid Bişeng Brûsk, ¡Esta es nuestra promesa!
Heval Bişeng Brûsk: miradas que dan calor en el tiempo más frío
Para mí como mujer, el deseo de acercarme al movimiento de liberación kurdo era en gran medida forjar verdaderas amistades con otras mujeres, y así superar los residuos que el patriarcado y el capitalismo habían dejado pudrir dentro de mí. Quería acercarme a mujeres que luchan por la libertad de su pueblo, que renuncian a todo para luchar por un mundo mejor. Esperaba conocer por fin el verdadero significado de la hermandad, dejar de sentirme competitiva, menospreciada, juzgada y humillada por las mujeres.
Cuando conocí a la camarada Bişeng, le di un significado aún mayor a este sueño que había estado anhelando. Con ella aprendí que para superar el patriarcado que descansa y pudre a todo ser humano, era necesaria una gran lucha, una lucha contra una misma. Una lucha larga y no siempre fácil.
La camarada Bişeng siempre fue un ejemplo para mí, en su forma de expresarse en público –sin buscar llamar la atención–, de mirarme –con profundo amor–, de hablarme –con respeto–, su forma de criticarme –sin competencia ni prejuicios–, la forma de abrazarme al saludarme –con la sensación de que el amor que rebosaba de ella fluía sobre mí y alimentaba mi corazón–. Con todo ello la camarada Bişeng me demostró que las mujeres no sólo deben ser hermanas en la lucha, sino que deben ser más que eso.
La sororidad es a menudo el objetivo declarado de algunas mujeres. Creo que ser hermana nunca ha impedido a nadie actuar contra el bienestar o la salud mental de otra mujer. Por otro lado, cuando una mujer, por su devoción a la lucha por la liberación de todas las mujeres, te critica con ojos llenos de amor, es mejor que la sororidad, es una mezcla de camaradería, hermandad, amor incondicional. No estoy segura de que exista una palabra en español para designarlo. En kurdo es hevaltî. La camarada Bişeng, al ser una camarada de lucha, una hermana, una amiga, un modelo a seguir, me mostró el camino hacia la construcción de mi propia identidad. Ella iluminó para mí y para otras mujeres jóvenes el camino hacia la libertad, y es para honrar su memoria y dar sentido a su sacrificio que continuaremos la lucha.
Nunca olvidaré su sonrisa, su dulzura, su capacidad para acoger a las personas en su corazón y darles calor, incluso cuando era crítica. Fue y siempre será un modelo a seguir. Su amistad es uno de los mayores regalos que he recibido y me sorprende ser digna de ella. Así que ahí lo tienen. Gracias, heval Bişeng, por mostrarme el camino, por darme la esperanza tan importante en nuestras luchas, gracias por la fuerza y la perspectiva que me has transmitido a lo largo de los años. Gracias por las largas horas en el coche a través del país, y las miradas que dan calor en el tiempo más frío. La victoria es nuestra.
FUENTE: Comuna Internacionalista de Rojava
Be the first to comment