Turquía continúa sus ataques contra el este y el norte de Siria, y se está preparando para expandirlos hasta convertirlos en una operación de invasión a gran escala. Todo el mundo sabe que la intención del Estado turco es privar a la población kurda de cualquier estatus y liquidar las zonas autónomas. Los representantes del Estado turco lo expresan en cada oportunidad. A través de negociaciones abiertas y secretas, están intentando completar la construcción de la infraestructura política y los preparativos militares para tal operación.
Paralelamente, esfuerzos similares del régimen sirio y Rusia están cobrando impulso en lugar de detener a Turquía o tomar contramedidas. El objetivo es poner fin al autogobierno (del noreste sirio), aprovechando la oportunidad para controlarlo.
Como es bien sabido, el acuerdo firmado tras la invasión turca en 2019 dio a Rusia la oportunidad de mover y desplegar tropas en las regiones autónomas, desde Manbij hasta Dêrik. Al mismo tiempo, las tropas del régimen construyeron posiciones en las fronteras de Siria. Mientras la Administración Autónoma defiende la unidad de Siria, ha aceptado que las fronteras estén en manos del régimen sirio.
Rusia acordó mediar entre la Administración Autónoma y Damasco para resolver los problemas existentes y trabajar para que el régimen aceptara las demandas democráticas, pero no se tomaron medidas prácticas. Rusia dejó el proceso en el limbo, afirmando que el gobierno de Damasco era “rígido y no estaba dispuesto a tomar medidas”. Por el contrario, Rusia intentó entregar las zonas donde tenía tropas al régimen y cambiar estas regiones a su favor. Además, Rusia continuó el proceso de conversaciones de Astaná y preparó así el terreno para un frente contra la Administración Autónoma. La estrategia del gobierno turco de eliminar a la población kurda y destruir la autoadministración democrática estuvo en el centro de estas conversaciones y se creó un frente correspondiente en Astaná formado por Turquía, Irán, el régimen sirio y Rusia contra la Administración Autónoma.
Hubo y hay diferencias y contradicciones entre estos cuatro Estados. Sin embargo, el objetivo de privar al pueblo kurdo de su estatus y destruir la Administración Autónoma Democrática se convirtió en el denominador común. En este sentido, son parte de una estrategia de múltiples niveles para crear caos en el norte y el este de Siria. Irán está organizando ataques contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), especialmente en Deir ez-Zor, mediante el envío de grupos armados, en un intento de crear caos e inseguridad en la región, desgastar a la Administración Autónoma y convertir esta zona en un frente de batalla.
Por supuesto, esto no sucede sin el conocimiento del gobierno de Damasco. El régimen se está organizando abierta y clandestinamente entre la población árabe. Damasco quiere controlar la zona incitando a un conflicto árabe-kurdo y fomentando el nacionalismo. Con esto, acepta el empobrecimiento de las regiones y la muerte de árabes y kurdos. La muerte de cientos de miles de ciudadanos sirios, y la huida y desplazamiento de millones de personas, claramente no han sido suficientes para el régimen. Sigue presentándose como un salvador, como si esta destrucción ni siquiera hubiera ocurrido en las zonas bajo su control.
El plan es comenzar con un ataque de Turquía a ciudades como Manbij. Entonces el ejército sirio vendrá y tomará la ciudad. En realidad, la coordinación de este plan recae en Rusia. De lo contrario, el gobierno sirio no podría hacer esto. Rusia también apoya este plan y parece haber llegado a un acuerdo con los invasores turcos. Irán también se compromete a poner fin a la Administración Autónoma de la región y a implementar la reincorporación de Damasco. Si Manbij es ocupada por el ejército turco y sus mercenarios, Alepo estará en peligro. Por eso no quieren permitir una ocupación turca. El objetivo es obligar a la Administración Autónoma a afrontar el dilema de elegir entre la ocupación yihadista turca y una ocupación del régimen de Damasco o, en última instancia, ser atacada por dos Estados.
Normalmente, el ejército sirio debía desplegarse en las fronteras y detener la invasión turca. Se suponía que debía cumplir su tarea de proteger las fronteras. Sin embargo, ha quedado claro que ocurre todo lo contrario. Turquía ataca, pero el gobierno de Damasco no opone resistencia. Ha habido intensos ataques aéreos, la infraestructura de la región ha sido destruida, pero Damasco no ha emitido ningún sonido. Al menos, podrían haber acudido a las organizaciones internacionales con el problema y defender la seguridad de sus fronteras. El ejército turco y sus grupos mercenarios bombardean constantemente todas las regiones fronterizas con tanques y artillería, matando e hiriendo a personas. La gente ya no puede trabajar en sus campos ni vivir en sus casas, pero ni Rusia ni la administración de Damasco hacen ruido.
La parte rusa declaró que llevaría defensa aérea a lugares como Qamishlo y Til Temir y pidió apoyo a la Administración Autónoma. Estas solicitudes fueron aceptadas y se brindó el apoyo necesario. Sin embargo, resultó que estos preparativos estaban dirigidos contra la Administración Autónoma. En las zonas autónomas, el servicio secreto turco se organiza a su antojo y constantemente se llevan a cabo asesinatos con drones. Hasta ahora nadie ha oído la más mínima objeción por parte de Rusia. Damasco y Teherán, así como Moscú, están intentando movilizar a la población árabe, en particular, contra la Administración Autónoma, armándola y organizándola. Para Turquía, la liquidación de la Administración Autónoma y la eliminación del pueblo kurdo es, de todos modos, la prioridad.
FUENTE: Zexi Bedran / Periódico Ronahî / ANF / Edición: Kurdistán América Latina
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