La Sociedad por los Pueblos Amenazados (SPA, Gesellschaft für bedrohte Völker, en alemán) denunció que en la región kurda de Afrin, en el norte de Siria, se lleva adelante un plan de arabización, islamización y se aplican prohibiciones lingüísticas a los pobladores desde que Turquía ocupa militarmente la zona.
En un comunicado, la SPA alertó sobre “las alarmantes atrocidades” cometidas por el ejército turco y los grupos terroristas aliados.
“Mientras Donald Trump y Vladimir Putin hablaban sobre el conflicto sirio en Helsinki, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan hizo que sus secuaces asesinaran, expulsaran y expropiaran más casas de la gente del Afrin ocupado. Todos los guiones y letreros kurdos han sido eliminados, y ni siquiera las clases de kurdo se reanudarán en las escuelas después del verano”, informó el martes pasado el experto en Oriente Medio de SPA Kamal Sido, orieundo de Afrin y ahora se encuentra en la ciudad de Göttingen.
Según los datos de la SPA, entre el 1 y el 15 de julio de este año documentaron alrededor de 120 secuestros, siete asesinatos, 10 robos y 27 redadas en las que se destruyeron bienes de la población local. Además, cuatro campos fueron incendiados.
“Eso es solo la punta del iceberg -comentó Sido-. Desde la ocupación de la región el 18 de marzo, los militares turcos han secuestrado al menos a 3.000 kurdos. Se estima que han desaparecido otros 7.000. Por temor a nuevos ataques, muchas familias afectadas no quieren ser reconocidas. Una y otra vez, los soldados turcos y los islamistas se apoderan de los teléfonos móviles de los civiles para averiguar quién informa sobre sus ataques”.
Los temores de que los kurdos pierdan sus propiedades en manos de colonos árabes sunitas de otras partes del país también están justificados. “La semana pasada, el ‘departamento legal’ del ‘consejo local’ establecido por las fuerzas de ocupación turcas ordenó a todos los residentes presentar sus contratos de compra, que serán revisados para completar los procedimientos legales supuestamente necesarios para poseer bienes inmuebles”, explicó Sido. Los aproximadamente 250.000 kurdos que huyeron de Afrin debido a la invasión turca, según los ocupantes, ya no cuentas con sus derechos.
En su plan de cambio demográfico, el ejército turco ya ha llevado a decenas de miles de islamistas radicales árabes a la región kurda. Muchos de estos nuevos colonos están armados y son miembros de distintos grupos terroristas. Apoyan al ejército de ocupación turco, matan, torturan y roban a los civiles kurdos que permanecen en Afrin. En la región, que fue un centro de paz y libertad en medio de la guerra en Siria, ahora la ley islámica (Sharia) se ha introducido casi por completo. Las mujeres ya no se atreven a salir a la calle sin velo. El paisaje urbano está determinado por hombres con largas barbas y mujeres vestidas con el niqab islámico. A través de esta islamización, una vida yezidí o aleví ya no es posible llevarse a cabo. Las aproximadamente 1.000 personas de la pequeña comunidad cristiana han desaparecido.
Durante esta jornada, la agencia de noticias ANF informó que Abdulrehman Xec Xelil, un poblador de Afrin de 40 años de edad, fue torturado hasta la muerte por mercenarios del grupo terroristas Ahrar Al Sharqiya.
Este martes también se reportó que las fuerzas turcas y sus aliados incendiaron casas de civiles en el área de viñedos en el distrito de Mabata, por lo cual 15 residencias fueron destruidas. A su vez, los mercenarios y soldados secuestraron a ocho civiles, entre los que se encuentran Fatma Esed Remedan, de 22 años, y su padre Esed Mihemed Remedan, de 50 años.
Ante la ocupación, las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG) continúan desarrollando la guerra de guerrilla, en el marco de la operación “Resistencia de la Era”. Ayer, la oficina de prensa de las fuerzas de autodefensa confirmó que entre el 11 y 15 de julio nueve soldados turcos y tres mercenarios fueron ultimados.
Las YPG indicaron que desde el comienzo de la invasión, un total de 2.527 soldados turcos y mercenarios fueron abatidos.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina