Anna Campbell decidió ir a Rojava para unirse a las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ) en la lucha contra el Estado Islámico en mayo del 2017. Originaria de Lewes, en el este de Sussex (U.K.), era fontanera de profesión, pero hizo muchos otros trabajos precarios a los que está destinada la juventud en Europa.
Anna era una luchadora por la libertad, ésa era su auténtica vocación. Participó en muchas luchas y movimiento políticos. Anna se identificaba con los movimientos antiautoritarios. Muchos la califican de anarquista, feminista, queer y antiespecista. Anna formaba parte del colectivo Empty Cages Collective, agrupación de orientación anarquista que lucha por la abolición de las prisiones y en contra del encarcelamiento como modelo de negocio. Participó activamente de muchas campañas anti-cárcel como Community Action on Prison Expansion, Smash IPP y Bristol ABC (Anarchist Black Cross). Anna creía en la abolición de las prisiones como parte de un problema mayor que es el sistema de opresión en el que vivimos.
Asimismo, Anna también fue parte activa de la lucha contra la caza del zorro, una práctica sangrienta aunque común en U.K. Anna trataba de ser lo más coherente posible con sus ideas antiespecistas, tratando de no herir o matar a ningún animal. Buscaba la libertad de todos los seres vivos de este planeta desde una visión no androcéntrica. Anna también participó en el sindicato IWW (Industrial Workers of the World), siendo una “organizadora clave” en palabras de la propia organización.
Anna llegó a Rojava justo en el momento en que Turquía, con la complicidad de EEUU, lanzaba un ataque sobre la base de las YPG/YPJ en la montaña de Qereçox. Miembros clave de las milicias de autodefensa fueron asesinados durante el bombardeo de la aviación turca. Por ello, a Anna le ofrecieron el nombre de Hêlîn, en honor a una de las compañeras caídas en el ataque turco. Hêlîn significa “nido” en kurdo. Más tarde, ella decidiría escoger el apellido Qereçox, el mismo que utilizaban todos los combatientes internacionalistas de las YPG que habían cruzado la frontera con ella en aquellos días.
Anna vino con la intención de unirse a las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ) y combatir contra el Estado Islámico. Tuvo siempre muy claros sus objetivos y nunca desistió a pesar de las múltiples dificultades y contradicciones a las que se enfrenta una mujer internacionalista dentro de las YPJ. Anna tenía una personalidad extrovertida, positiva y abierta; una gran facilidad para entablar relaciones de amistad y confianza con todas las personas con las que se encontraba. Todos los que la conocieron pueden aseverar que su pasión por la vida, su entusiasmo, eran contagiosos. Desde un primer momento se interesó por estudiar a Abdullah Öcalan y leyó varios de sus libros. Durante los perwerde (educación) siempre trataba de escuchar y participar, buscando abrir la curiosidad intelectual y política a las compañeras con las que compartió la educación de Servana Nû (Nuevos Combatientes). Hizo un esfuerzo enorme por aprender el kurmancî. Todas las personas que la conocían se sorprendían por la rapidez con la que aprendía la lengua.
Tras varios meses de perwerde, por fin fue destinada al frente de Deir Ez Zor. Combatió en el frente con voluntad y tenacidad. Sin miedo. A pesar de las largas horas de espera nunca se abandonó a la pereza y hacía deporte todos los días, leía y buscaba el debate y la reflexión con sus compañeras. La fuerza de voluntad de Hêlîn era una de sus grandes virtudes. Siempre buscaba mejorar, aprender, luchar contra la parte de su personalidad influida por la modernidad capitalista.
Hêlîn se sentía orgullosa de ser parte de las YPJ, de una milicia de mujeres que combate por la libertad de todas las mujeres del mundo. Ella creía en este principio. Y precisamente por esto, cuando comenzó la invasión de Afrin insistió incansablemente en participar en la defensa del cantón. Ella no hacía diferencias entre el fascismo del Estado Islámico y el fascismo del gobierno de Erdogan. Sabía que era la misma mentalidad patriarcal, estatal-nacionalista y capitalista la que impulsa a ambas fuerzas en la destrucción del proyecto de la Federación del Norte de Siria.
Hêlîn conocía los riesgos de combatir junto a las YPJ contra el fascismo en Oriente Medio, y los asumía con la convicción de que lo que hacía era lo correcto. Por ello, son denigrantes todos los comentarios de opinantes en redes sociales y tertulianos de medios de comunicación que han declarado su muerte como “fútil” o y su personalidad como “naif”. Es lamentable la mentalidad paternalista patriarcal de periodistas y machos en las redes sociales, que declaran abiertamente que el gobierno británico debe cuidar más de que sus jóvenes ciudadanas no se unan a milicias revolucionarias. Dichos machos básicamente dicen que las mujeres jóvenes, blancas, europeas, son seres que no pueden tomar decisiones responsables y que necesitan de una autoridad patriarcal (ya sea un padre, un novio o un Estado), que se encargue de protegerlas de acciones peligrosas e inconscientes. Resulta vergonzoso comprobar cómo dichos comentarios nunca se han expresado en relación con alguno de los otros siete mártires británicos u otros mártires internacionalistas masculinos de las YPG. Dichos comentarios reflejan que, aunque muchos y muchas digan que la igualdad entre mujeres y hombres es un hecho en Europa, el sistema sigue pensando que las mujeres debemos estar bajo la tutela de una autoridad paternalista.
Lo que no mencionan los medios de comunicación es la implicación del Estado británico en la invasión del cantón de Afrin por el Estado turco y las milicias yihadistas. Está precisamente en Bristol, ciudad en la que vivía Hêlîn, uno de los centros donde se desarrollan y manufacturan las armas con las que el ejército turco acabó con su vida, así como con la vida de otros cientos de combatientes y civiles. Lo que los medios de comunicación no mencionan es que el gobierno británico, con su silencio cómplice durante la masacre de Afrin, alentado por los beneficios económicos y geopolíticos, mantienen intacto el sistema de conquista, explotación y miseria de Oriente Medio, sistema contra el que luchaba Hêlîn y el mismo que acabó con su vida.
Hêlîn cayó mártir el 15 de marzo del 2018 en la defensa de la ciudad de Afrin. Dio su vida en la lucha por la libertad. Mucho se ha especulado sobre las circunstancias de su muerte, pero una testigo ocular ha confirmado que murió cuando la noqta (puesto) que defendía fue bombardeada por la artillería turca. Hêlîn murió por una revolución que combate contra el Estado-nación, el capitalismo y el patriarcado.
El 17 de marzo, sólo dos días después de Hêlîn, hevala Lêgerîn Çiya, compañera revolucionaria argentina y participante del Movimiento de Mujeres Libres de Kurdistán, cayó mártir en la ciudad de Haseke. Las vidas de ambas son un ejemplo para todos los revolucionarios del mundo, así como para todos los internacionalistas y en especial para todas las mujeres. Ambas se han hecho inmortales y se han convertido en un símbolo para todos los internacionalistas. Sus muertes han levantado solidaridad alrededor del mundo. Los múltiples mensajes en memoria de heval Lêgerîn y heval Hêlîn van siempre en una misma dirección: “Para honrar su memoria debemos seguir luchando más fuertes, más tenaces, sin miedo”. Su camino en busca de la libertad para todos los pueblos será para muchas y muchos una guía en la lucha contra el sistema de explotación y dominación que nos condena a todos, sin excepción, a una vida de miseria.
FUENTE: Rojava Azadi