Miles de inmigrantes árabes actualmente viven en los campamentos de refugiados de Rubar y Shahba. Sin embargo, ambos lugares se encuentran afectados por los bombardeos de Turquía a Afrin. ¿Qué dicen los inmigrantes que huyeron de ISIS y la guerra civil en su país? Actualmente, la periodista Fatma Koçak, que se encuentra en Afrin, fue a ambos campamentos para hablar con los refugiados.
5.835.000 de personas han sido desplazadas desde el estallido de la crisis siria en 2011, según la Red Siria de Derechos Humanos (SNHR). El 50% de las personas desplazadas son niños, el 35% son mujeres y el 15% son hombres adultos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados también publicó un informe que confirma esta situación.
Las mismas instituciones también informaron que, si bien la mayoría de los inmigrantes que huían de las regiones de guerra intensa se fueron del país, aquellos que prefirieron cambiar de ubicación dentro de Siria generalmente eligieron Rojava, la zona segura de la Federación del Norte de Siria. Al convertirse en una zona de neutralidad en la guerra y fue creado un modelo descentralizado de gobierno, las personas de muchas regiones inmigraron a Rojava.
Por otro lado, en el norte de Siria la inmigración se condensó hacia Afrin, que recientemente se convirtió en el blanco de los ataques de Turquía y del Ejército Libre Sirio (FSA), bajo la llamada “Operación Rama de Olivo”. Los residentes que formaron un gobierno autónomo con el sistema cantonal, crearon sus unidades administrativas y de autodefensa en Afrin, donde el ISIS o grupos similares no pudieron infiltrarse desde el estallido de la crisis siria.
Antes de los ataques de Turquía a Afrin, que comenzaron hace 23 días, cientos de miles de inmigrantes habían venido, durante los últimos cuatro años, desde las zonas de guerra en Homs, Idlib, Jarablus y al-Bab. Según los datos proporcionados por la Oficina de Inmigración, constituida para el suministro de necesidades de los inmigrantes en el cantón de Afrin, hay 282 mil inmigrantes que llegaron a los distritos y las aldeas de Afrin. Por supuesto, estos son solo números oficiales; se supone que en realidad se eleva hasta los 400 mil inmigrantes, incluidos los que fueron trasladados a los distritos y aldeas de Rajo, Jinderes, Sharawa, Şiyê y Mabata.
Muchos de los inmigrantes que huyeron de la guerra y la invasión de su región ahora viven en el centro de la ciudad y las aldeas. Más de 10 mil inmigrantes que llegaron de Homs, Hama y Shahba, actualmente están ubicados en los campamentos de Rubar y Shahba, en el distrito de Sharawa. Según la información provista por la Oficina de Inmigración, el 70% de los inmigrantes en esos campamentos son árabes y el 30% restante son kurdos.
Si bien tanto la ONU como la Unión Europea (UE) brindaron ayuda y apoyo a otros países donde huyeron los inmigrantes sirios, no hubo ayuda ni apoyo para quienes están en Afrin. La Oficina de Inmigración y la Administración del cantón brindaron ayuda, junto con apoyo local, mediante el suministro de refugios y alimentos para las personas en ambos campamentos.
El campamento de Rubar fue uno de los objetivos de los ataques aéreos de Turquía el 20 de enero. Muchos inmigrantes fueron heridos durante ese ataque. En la actualidad, los habitantes de ambos campamentos aún están bajo fuego de artillería.
Fuimos a los campamentos de Rubar y Shahba para hablar con los inmigrantes y los oficiales del campamento.
Nedim Oso, que huyó de Shahba durante los ataques de ISIS y que actualmente permanece en el campamento de que lleva el mismo nombre, dice: “Esta gente nos abrazó, nos dieron cobijo a mí y a mi familia”. Y agrega: “Vinimos aquí y no hubo guerras. Hemos estado aquí por el último año y medio. Pero el Estado turco, como ISIS, también nos ataca aquí. Todos los días hay tiroteos de artillería alrededor del campamento. Nuestras vidas están bajo una seria amenaza”.
Hamdul El Saim, que llegó al campamento de Shahba con su familia después de escapar de la guerra de la aldea de Wadi al-Azim en Homs, explica: “Nuestro pueblo fue rodeado por la invasión de ISIS durante un mes. Nos mataron de hambre durante un mes, solo comimos trigo. Pensamos que íbamos a morir, pero pudimos sobrevivir escapando en el último momento”.
En el campo de Rubar, Hasfa Ahmedi, de 72 años, expresa que le gustaría hablar mientras está sentado, ya que le cuesta trabajo permanecer de pie. Dice que huyeron de los ataques de ISIS en la aldea de Babish, en Idlib, y que vinieron a Afrin porque “era un lugar seguro”. Ahmedi agrega: “Llamo a todos los estados del mundo. Todos deberían ver lo que está pasando aquí y deberían ayudarnos. Pero ellos no lo hacen. Solo recibimos apoyo de la administración del cantón Afrin. Cuando nos enfermamos, la mayoría de las veces no podemos encontrar medicamentos. Se ha establecido un embargo desde hace muchos años. ¿Qué es lo que quieren de nosotros? ¿Qué es lo que quieren de Afrin?”.
Hiysem Cindo, que tuvo que huir de la ciudad con sus hijos después de que Turquía invadió al-Bab durante la “Operación Escudo del Éufrates”, está bastante furiosa: “Nos escapamos de ellos en al-Bab. Afrin era un refugio seguro para nosotros. Ahora vinieron aquí y nos encontraron de nuevo. Mi esposo está muerto, ¿dónde puedo ir desde aquí con mis cinco hijos? ¿Qué es lo que quieren de nosotros? Deberían dejarnos en paz”.
“No podemos obtener ninguna ayuda o apoyo de organizaciones internacionales”
Hiba Musa Şexo, que trabaja en la Oficina de Inmigración formada en Afrin, nos informó que hubo una llegada intensa de refugiados desde otras regiones durante los últimos cuatro años.
“Primero abrimos el campamento de Rubar. Con los civiles que huyeron a Afrin de los intensos ataques de las pandillas (grupos terroristas) en las otras regiones de Siria, también abrimos el campamento de Shahba”, explica Hiba, quien agrega que, desde las zonas de guerra más intensas en Siria, como Hiba, Azaz, Idlib, Shahba, Homs y Hama, la gente vino a Afrin durante los últimos años.
Şexo, quien subraya que no pueden obtener ayuda de ninguna organización internacional y que los inmigrantes están protegidos bajo circunstancias muy difíciles, también expresa que temen la muerte de civiles durante los últimos 23 días. Şexo hace un llamado a las instituciones internacionales, incluida la ONU: “El primer día, los aviones llegaron a la región del campo de Rubar. Todo el mundo sabe que hay personas que huyeron de la guerra. Aun así, los ataques de artillería alrededor del campamento continúan todos los días. En ambos campos, el 60% de los inmigrantes son mujeres y niños. Si una de esos ataques de artillería llega al campamento, será una masacre. El mundo no debería permanecer en silencio ante esto”.
FUENTE: Fatma Koçak / Fotografías: Ersin Çaksu / Gazete Karinca / Traducción y edición: Kurdistán América Latina