El autogestionado, en su mayoría kurdo, norte de Siria -conocido como Rojava- se encuentra, más que nunca, bajo embargo, por todos lados…
Se deslizan sigilosamente por la ladera alrededor del puesto militar. El grupo se mueve lentamente porque todo el mundo lleva una carga sobre sus espaldas. Después de perder contacto visual, se detienen para respirar. Luego se lanzan al suelo, porque dos coches recorren el camino poco utilizado en dirección opuesta… Ido. Ahora vamos al río, deprisa…
En 2012, a la sombra de la guerra siria, los kurdos del norte del país liberaron sus ciudades y pueblos e iniciaron una revolución. Desde ese momento, desde todos los puntos de la brújula, han sido tratados con hostilidad. Las diversas fuerzas a su alrededor no sólo llevan a cabo ataques militares incesantes, sino que les imponen un embargo. Y desde 2016, el embargo ha adquirido una forma que hace la vida extremadamente difícil.
Inicialmente, tras su liberación del régimen sirio, el pueblo kurdo del norte de Siria, una zona conocida como Rojava, parecía estar en camino de construir pacíficamente el modelo social “democráticamente autónomo” al que aspiraban. En 2011, liderado por el Partido de la Unidad Democrática (PYD), el Movimiento por una Sociedad Democrática (TEV-DEM) comenzó a crear estructuras de consejos en las ciudades y pueblos. Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) y las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ) se establecieron como fuerzas de defensa. En 2014, la estructura política se expandió cuando kurdos, árabes y arameos (asirios) crearon “cantones” o autogobiernos democráticos autónomos. Dos años más tarde, cuando las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF) liberaron lugares como Manbij del Estado Islámico (ISIS), dieron el siguiente paso y formaron la Federación Democrática de Siria Septentrional.
Pero alrededor de Rojava, el gobierno turco al norte y las organizaciones armadas salafistas-nacionalistas hacia el sur, vieron en este modelo de rápido crecimiento una amenaza ominosa para sus propios objetivos antidemocráticos. El gobierno turco proporcionó ayuda a estos grupos (como Al-Nusra y facciones reaccionarias del FSA –Ejército Libre Sirio-) para atacar Rojava y así los ataques comenzaron en 2013. La más brutal de estas fuerzas reaccionarias, el ISIS, no tardó en responder a la llamada turca y ha llevado a cabo los ataques sistemáticos más violentos desde 2014.
Y a partir de octubre de 2015, el ejército turco ha estado cruzando la frontera al norte de Siria casi diariamente. En agosto de 2016, el ejército turco incluso ha marchado por el interior del norte de Siria, presuntamente contra ISIS, pero su objetivo principal era evitar que las YPG/YPJ/SDF avanzaran hacia el norte de la provincia de Alepo. También ha buscado, como segundo objetivo, atacarlos en sus áreas centrales. Hasta ahora, las SDF han podido mantenerse contra el ejército turco, sobre todo porque las potencias internacionales y regionales no tienen interés en que el ejército turco se despliegue allí. Durante dos años, las SDF han ido ganando terreno de manera lenta pero segura contra ISIS. Tampoco los otros grupos chovinistas islámicos han salido bien parados en su lucha contra las SDF. El régimen Baath, por otro lado, no es lo suficientemente fuerte como para organizar un ataque completo. En resumen, la situación no es mala…
Sus pies están húmedos y fríos. Es invierno y la montaña de al lado tiene nieve en la cumbre. Algunos de ellos no habían previsto que estarían hundidos en el agua hasta la rodilla. Ninguno de ellos había hecho una cosa así. Cuando llegan a la otra orilla, toman un segundo descanso. Pero debe ir rápido… siempre debe ir rápido…
Para el nuevo orden social en Rojava y las otras zonas liberadas del norte de Siria, el embargo es una amenaza mucho más crítica que incluso las amenazas militares. Desde enero de 2016, Turquía ha sellado la frontera norte de Rojava al 100 por ciento. Ello impide incluso que pase la más mínima ayuda, y ni siquiera los refugiados pueden cruzar. Los cruzadores de fronteras “ilegales” son devueltos de inmediato y sin advertencia previa, con disparos. Ni siquiera los contrabandistas pueden operar apenas.
Turquía ha intensificado su embargo contra Rojava / Norte de Siria debido principalmente a su creciente represión política contra el movimiento de liberación kurdo, contra los kurdos en general y contra las fuerzas pro-democráticas en Turquía. Lo que es peor aún, el embargo también se aplica al este de Rojava por el Gobierno Regional Kurdo (KRG), donde el presidente en funciones es Massoud Barzani del Partido Democrático Kurdo (KDP). Y al sur de Rojava, ISIS permite pasar selectivamente a los pocos comerciantes que no están políticamente cerca del gobierno autónomo de Rojava, y ellos incluso pueden comerciar sólo con unas medidas limitadas. Los precios de sus mercancías son elevadísimos, inaccesibles para la mayoría de la gente. El régimen sirio ha tenido algunos contactos con las áreas de las SDF, lo que resulta conveniente para el enclave occidental de Efrîn (al noroeste de Alepo), pero no para el área principal alrededor de Kobanê y Qamişlo, que están muy lejos, en el norte y noreste de Siria. Las mercancías que llegan de allí son también muy costosas, pero Rojava y sus habitantes tienen poco dinero…
Entonces tienen que darse prisa de nuevo, aunque la luna no ilumine el paisaje. Los que estuvieran por allí podrían superar su pereza por un momento y mirar hacia abajo con su cámara de imagen térmica.
Esta es la realidad cotidiana en la frontera entre el KRG (que los kurdos llaman Kurdistán del Sur) y Rojava / Norte de Siria, es decir, ¡entre dos regiones kurdas autogestionadas! Mientras que el Kurdistán Sur se ha estado gobernando desde 1991, Rojava lo ha hecho sólo desde 2012. Después de siglos en que los estados ocuparon su país, el pueblo kurdo en estos dos lugares finalmente han logrado liberarse. Son las dos partes más pequeñas del Kurdistán. Según la lógica humana normal, el Kurdistán del Sur, que ha sido libre desde hace 26 años, debería ayudar a la Rojava recientemente liberada en muchas cuestiones. O, al menos, no debería imponer un embargo contra ella. Las fronteras abiertas sólo beneficiarían a ambas partes, a todos los kurdos y a todos los demócratas de la región.
Está tan oscuro que difícilmente pueden ver dónde están. A veces se encuentran en la tierra húmeda y fangosa de un campo agrícola. A veces pisan piedras. Un momento de inatención significa una curva, un deslizamiento y, finalmente, una caída. Y esto sucede una y otra vez, cada cinco minutos. El hombre que los conduce de inmediato les indica ponerse de pie. No es mucho más lejos. De hecho, después de una hora, han terminado. ¡Hecho! Todo el mundo está muy feliz, algunos empiezan a cantar…
Desafortunadamente, el KDP no quiere una frontera abierta con Rojava. Por el contrario, su objetivo es que el nuevo proyecto político fracase, o intervenir y desmantelar el contenido progresivo y revolucionario del nuevo sistema. El hecho de que el KDP tenga una postura ideológica diferente a la de Rojava no significa lógicamente que deba participar en el embargo general. En este mundo hay muchas fronteras abiertas entre áreas con sistemas políticos opuestos. El inhumano embargo entre el KRG y Rojava sólo es comprensible si se tiene en cuenta la presión ejercida por Turquía. Durante años, el PDK ha mantenido las relaciones políticas y económicas más amistosas con Turquía, su mayor socio comercial y comprador de su petróleo subvencionado.
Lo que los cantones de Rojava y el recién proclamado sistema federal desean del KDP no es ni apoyo financiero ni permiso para vender petróleo y trigo -tienen de los dos en abundancia- en el mercado mundial. Más bien, desean que el KDP abra la frontera para que alimentos, medicinas, equipos médicos, máquinas y repuestos puedan introducirse, así como artículos esenciales para cuidados y servicios básicos, así como libros y otros.
Aunque el cruce fronterizo entre Rojava y el KRG en Semalka (Faysh Khabur) se ha cerrado repetidamente desde 2012, ha sido ampliamente abierto para algunos bienes. El KDP afirma que fue cerrado por sólo tres meses en la primavera de 2016, pero la realidad es otra cosa. Hoy en día, sólo a las personas y empresas de Kurdistán del Sur que cooperan estrechamente con el KDP se les permite traer bienes a Rojava y venderlos allí. Los muchos comerciantes en Rojava no pueden ganar nada del comercio de frontera; de hecho, están desempleados. Debido a que el KDP impone altos impuestos en la frontera, las mercancías transportadas a Rojava son muy caras. Su alcance es extremadamente limitado -algunos alimentos, pequeños aparatos electrónicos como teléfonos celulares y ropa-, pero no hay suministros o materiales médicos para mejorar la infraestructura o lo esencial para la sanidad y los servicios básicos (como el agua y el suministro de electricidad). El número de camiones que atraviesan Rojava es muy limitado, a menudo sólo cinco al día en una zona donde viven hasta 4 millones de personas.
El embargo también ataca a las personas. Desde marzo de 2016, casi ningún extranjero ha sido autorizado a entrar en el país, limitando así la solidaridad internacional. A los periodistas, a las personas interesadas y a los activistas se les ha permitido entrar al menos una vez, pero no más: ahora sólo un puñado de periodistas de los medios más grandes del mundo pueden pasar ocasionalmente. A los periodistas vinculados al KDP se les permite pasar. La gente en Rojava puede salir y volver a entrar sólo en caso de emergencia. Algunos miembros del KDP han formado estructuras mafiosas muy intrincadas que hacen contrabando de jóvenes desde Rojava por dinero.
Las personas que, de todos modos, tratan de cruzar la frontera y son descubiertos, resultan a menudo encarcelados, por lo general durante un mes. No es raro que sean golpeados por las “fuerzas de seguridad” del KRG; también se han notificado casos de tortura sistemática. La frontera de Rojava con el KRG no está tan completamente cerrada como lo está su frontera con Turquía, así que algunas personas consiguen cruzar, sobre todo contrabandistas, o gente de Rojava que hace visitas familiares o busca tratamiento médico. Las personas interesadas en el proyecto político de Rojava también se ven afectadas. Como ejemplo de lo serio que es el embargo: varias ambulancias donadas por europeos han estado esperando el permiso para entrar durante meses. Caminando por las calles de Rojava, uno encuentra que no sólo los comerciantes o tenderos, sino incluso la gente común, expresan mucha amargura sobre el KDP.
La tierra del pueblo kurdo, Kurdistán, se reparte entre cuatro estados. Para aquellos estados que quieren cerrar las fronteras contra sus minorías kurdas es lógico y de alguna manera comprensible, debido a su deseo de suprimir, asimilar y explotarlas económicamente. Pero, para los kurdos, poner presión sobre otros kurdos con un embargo -y así aceptar conscientemente la enfermedad y las muertes de muchos y la huida de miles- no es del todo comprensible. Todos los kurdos han estado suprimidos hasta hace poco, pero los kurdos también han logrado éxitos en los cuatro estados, que en estos años les da la oportunidad única de superar finalmente el sistema político opresivo. Si Rojava fracasa, el KRG también fracasará pronto. Pues el Estado turco nunca aceptará al KRG como región autónoma (y mucho menos un Estado kurdo) y lo dejará sangrar hasta morir si Rojava es destruida.
Si el KDP pudiera superar su carácter feudal y convertirse en un partido nacionalista “moderno normal”, no continuaría con la traición que ha cometido contra el pueblo kurdo durante los últimos cuarenta años. Este Estado del KDP es celebrado por Turquía, que hará todo lo posible por preservarlo.
FUENTE: Ercan Ayboga/Kurdish Question/Traducción: Rojava Azadî