La tensión crece rápidamente al oeste del río Éufrates, sobre todo en la zona siria del cantón de Afrin, controlado por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG/ypj), y en Idlib, que cuenta con la presencia de una heterogénea colección de grupos apoyados mayoritariamente por Turquía.
La pasada semana, mientras el ejército turco continuaba acumulando fuerzas en el triángulo de Kilis, en Turquía, y en Yarablus/al-Bab/al-Rai, en Siria, 155 obuses turcos empezaron a llover sobre objetivos de las YPG situados al suroeste de Azaz y al norte de Tel Rifaat. Las YPG devolvieron el fuego con sus morteros de 81 mm sobre los objetivos en el triángulo del Ejército Libre Sirio (ELS). Fuentes locales comunicaron a Al-Monitor que han venido produciéndose enfrentamientos ocasionales entre las YPG y las ELS al este de Tel Rifaat a lo largo de las últimas dos semanas.
Las YPG emitieron un comunicado el 30 de junio diciendo que planean tomar de Turquía la zona entre Azaz y Yarablus. No especificaron plazos.
El objetivo prioritario de Ankara en el norte de Siria son las YPG. Turquía trata de impedir que se cree un corredor kurdo o del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que empezaría en los bastiones del PKK en las montañas Qandil y se extendería hasta el cantón de Afrin en el oeste, a través de Shengal, y a los cantones de Yasira y Kobani.
El presidente turco Recep Tayip Erdogan publicó recientemente en su cuenta oficial de Twitter: “Hago un llamamiento al mundo entero. Nunca vamos a permitir, cueste lo que cueste, que se cree un Estado (kurdo) en el norte de Siria”.
Ankara, al ver que no lograba persuadir a los EEUU para que dejaran de cooperar con las YPG al este del Éufrates, puso toda su atención en el oeste del río. No hay duda de que para Ankara es más fácil trabajar con Moscú que con EEUU en el norte de Siria. El oeste del Éufrates, Ankara y Moscú se necesitan unos a otros, de ahí su inevitable cooperación. Para tener una imagen más clara sobre la situación al oeste del Éufrates, uno debe comprender por qué Moscú necesita a Ankara en Idlib y qué es lo que Ankara puede obtener a cambio.
En estos momentos, Idlib funciona como “capital” de la oposición armada siria en Siria. En Idlib pueden encontrarse:
-Grupos armados yihadistas-salafistas generalmente considerados “terroristas”, como Hayat Tahrir al-Sham, una alianza en la que se incluye Yabat Fatah al-Sham (anteriormente Yabat al-Nusra).
-Grupos armados yihadistas salafistas moderados, como Ahrar al-Sham, que tiene un pie en el campo de los radicales y otro en el de los grupos considerados “moderados”.
-Oposición armada sunní, a la que Turquía ha tratado de fortalecer bajo el ELS, y que proporcionó apoyo de campo a Turquía durante la Operación Escudo del Éufrates.
Está claro que Rusia y los leales al presidente Bashar al-Asad se están preparando para una importante ofensiva en Idlib, al igual que hicieron en Alepo. Están diciendo básicamente a los grupos en Idlib: “Tenéis que decidir si sois moderados o radicales. Si sois moderados, podéis o abandonar Idlib o acatar las reglas de desescalada. Si no salís de Idlib y os negáis a atender las reglas de la desescalada, entonces sois unos terroristas a los que hay que eliminar”.
Moscú necesita ahora la zona que Turquía está preparando en el triángulo Yarablus/al-Bab/al-Rai para los moderados y sus familias cuando salgan de Idlib. Rusia necesita también un mediador fiable en sus relaciones con los grupos en Idlib. Ankara puede serle indudablemente de gran ayuda en esa tarea.
Conociendo bien sus necesidades, Moscú parece estar mucho más dispuesto a acomodarse a Ankara más que a Washington, por lo que trata de conciliar las preocupaciones de Ankara con sus propias necesidades sobre el terreno.
En la zona, la cuestión fundamental es dónde colocar a las decenas de miles de personas que saldrán de Idlib antes de la anticipada ofensiva. El único territorio factible para asentar a estas personas desplazadas es el triángulo de Yarablus/al-Bab/al-Rai controlado por Turquía. Pero habrá que ampliar ese triángulo. Y no será posible hacerlo hacia el sur, el sur de al-Bab, ni hacia Manbij, en el este.
El único territorio posible es hacia Tel Rifaat, en el cantón de Afrin, controlado por las YPG.
Mi comprensión de la situación sobre el terreno me hace inclinarme por la posibilidad de que a cambio de la ayuda de Ankara en Idlib, Moscú apoye la expansión turca, si bien no por la totalidad de Afrin, entonces desde Kilis-Azaz hacia el suroeste, hasta llegar a Tel Rifaat.
Precisamente por esto es por lo que pronostico que si se produce una operación turca al oeste del Éufrates, será por dos frentes, uno desde la línea Kilis-Azaz hacia el sur, y otro desde Mare, en el este, hacia el oeste, con ambas columnas uniéndose en Tel Rifaat. El ELS proporcionaría el grueso de las fuerzas terrestres y Turquía proveería de apoyo de artillería de 155 mm. Para averiguar cuánta libertad permitiría Rusia a Ankara, tendremos que esperar a ver si va a permitir operaciones de la fuerza aérea turca contra objetivos de las YPG en el cantón de Afrin.
La cuestión ahora es si Ankara podrá establecer un equilibrio de poderes para conseguir la zona de desescalada esté operativa antes de que los enfrentamientos se intensifiquen en Idlib. Serán los grupos bajo el paraguas de Ahrar al-Sham quienes decidan la respuesta. ¿Cuáles van a ser las preferencias de estos grupos, algunos de ellos dirigidos por las fuerzas del anteriormente denominado Yabat al-Nusra y otros apoyados por Turquía?
No es difícil adivinar que Ankara, a cambio de las concesiones de Moscú en Afrin, hará cuanto pueda para asegurar que grupos moderados como Ahrar al-Sham adopten las reglas de desescalada. Sin embargo, eso podría provocar enfrentamientos entre Ankara y las antiguas facciones de Yabat al-Nusra.
Debido a que se trata de un escenario extremadamente complejo, el destino de Idlib va a incidir no sólo en la suerte de las redes yihadistas/salafistas radicales sino también en la de redes similares en Turquía.
El portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin, dijo el mes pasado que Turquía podría enviar entre 300-500 efectivos a la zona de desescalada de Idlib.
Otro desarrollo interesante es la decisión adoptada durante las negociaciones de Astana, Kazajstán, de desplegar tropas de otros países extranjeros en todas las zonas de desescalada en Siria. Hace dos semanas, ya había informes de que Kirguizistán y Kazajstán podrían enviar tropas a Idlib.
¿Tendría la llegada de esas tropas el único objetivo de evitar el estallido de enfrentamientos entre el gobierno sirio y la oposición, o hay algún otro pensamiento oculto detrás de todo ello?
Muchos centroasiáticos procedentes de diferentes países se han incorporado a los grupos yihadistas salafistas en la región. Por el momento, esas personas representan una amenaza limitada en sus propios países. Pero la llegada de las tropas podría interpretarse como un movimiento importante por parte de los Estados que reconocen esa amenaza. Cuando uno ve militantes uigures en los alrededores de Idlib, la pregunta que se plantea es si China va también a involucrarse en la cuestión de Idlib.
Ahora, todos los ojos están posados en la cumbre de Astana del 10 de julio sobre el futuro de Idlib y, en consecuencia, de Afrin.
La principal preocupación de Turquía en la cumbre será cómo reconciliar su paradójica tesis de preservar la integridad territorial de Siria mientras trata de ampliar su gobernanza sobre el territorio sirio del triángulo de Yarblus/al-Bab/al-Rai.
FUENTE: Metin Gurcan/Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández/Traducido del turco al inglés por Timur Göksel/Metin Gurcan es un columnista de Al-Monitor para temas turcos. Trabajó como asesor militar de Turquía en Afganistán, Kazajstán, Kirguizistán e Iraq de 2002 a 2008. Retirado del ejército, ejerce ahora como analista independiente de seguridad.