La situación del pueblo yezidí es prácticamente desconocida en nuestras latitudes. Muy poco es lo que se conoce de su historia y difícilmente hayamos oído hablar de ellos en algún medio local. Pero esto no es así para los gobiernos de Europa, que pese a todas las advertencias, vergonzosamente permitieron en el año 2014 que ISIS masacrara a más de 5000 yezidíes en el distrito de Şingal, Kurdistán sur, actualmente noroeste de Irak.
La región kurda de Irak (KRI) es una entidad autónoma gobernada por Masud Barzani. Antes de él, lo hizo Mustafa, su padre, desde 1960 hasta su muerte en el año 1979.
Técnicamente, Şingal está bajo el control administrativo del gobierno central iraquí, pero la seguridad del KRG (Gobierno regional del Kurdistan) y las fuerzas militares están presentes y activas dentro de Şingal; de hecho, la vía principal que hacia allí conduce desde a esta zona está controlada por ellos.
ISIS todavía controla las otras vías que conducen al resto de Irak.
El ataque del ISIS en agosto de 2014 fue posible gracias a que las fuerzas regulares de Barzani, la noche anterior, liberaron la zona, dejando en la más absoluta soledad a todos los habitantes de Şingal. Se llevaron todo lo que pudieron. Pero principalmente se llevaron las armas, lo que hizo que ni siquiera pudieran defenderse. Los ejecutaron, de a 200, de a 400, de a miles.
Miles también fueron las mujeres y niñas secuestradas y vendidas en los mercados de Irak como esclavas sexuales. El resto quedaron en manos de sus secuestradores. Aun hoy se desconoce el paradero de cerca de 3000 mujeres.
Alrededor de 50.000 yezidíes lograron huir a los montes de Şingal, en una travesía en la que debieron soportar el hambre y la deshidratación, principalmente los niños y los ancianos.
Quienes acudieron en su ayuda fueron las unidades de autodefensa de las YPG-J (que actualmente están luchando contra el Estado Islámico en Rojava /Siria) y las milicias del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Ese movimiento que aún sigue estando inexplicablemente en la lista de organizaciones terroristas a pedido de Turquía, y con la anuencia de EEUU y Europa.
La presencia indiscutida del PKK resulta intolerable para el gobierno de Barzani y su aliado regional Erdogan, presidente de Turquía. Y están dispuestos a todo.
180.000 yezidíes fueron desplazados forzosamente y en la actualidad se encuentran repartidos en varios centros de refugiados de la zona.
Las mujeres que sobrevivieron decidieron organizarse y sumarse a las fuerzas de auto-defensa. También formaron las propıas (YBŞ/YJŞ). Juraron que no iban a volver a permitir otra masacre.
Tres años después, este pueblo vuelve a ser atacado pero ya no por ISIS, sino directamente por las fuerzas peshmerga de Barzani. Esto ocurre días después de declarar –en líneas generales – que el pueblo de Şingal debía expulsar al PKK de la región si no quería tener problemas, además de nunca aceptar ningún tipo de coordinación con las YBŞ/YJŞ creadas en un claro acto de autodeterminación.
La primera medida que tomó el gobierno del KRG liderado por Barzani fue bloquear la única entrada al pueblo. Luego, confiscar todos los bienes de quienes intentaban salir del lugar y antes del ataque directo, impedir el ingreso de todo tipo de ayuda, desde alimentos y medicamentos hasta repuestos de automóviles.
El motivo de esta marcha es para llamar la atención internacional sobre lo que está ocurriendo. No sólo para que de una vez por todas condenen los ataques, sino para que los detengan. Y esto sólo será posible cuando se le permita al pueblo de Şingal su autonomía democrática.
La marcha comenzó en Alemania y culminará en Bélgica, donde se entregará en la sede del Parlamento Europeo un pedido expreso bajo estos términos. Aún están a tiempo de actuar y es un llamado desesperado.
La pregunta que el pueblo yezidí les hace es si esta vez van a detener la violencia a tiempo.
FUENTE: Nathalia Benavides, desde Bruselas – Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán