Hace unos meses atrás decíamos que ya nada quedaba de Nusaybin -un distrito ubicado en el Kurdistan norte, al sudeste de Turquía- después de 74 días de ataques ininterrumpidos por parte del ejército turco. Sin embargo, el asedio y las matanzas continúan.
Según los informes, 39 son las personas detenidas, dos sus desaparecidos, y tres los muertos reconocidos. Pero sabemos que esos números no son definitivos.
Varias mujeres heridas que pudieron salir de la aldea para ser llevadas al hospital, hablaron con algunos periodistas sobre lo que allí estuvo ocurriendo en los últimos nueve días en los que el gobierno turco volvió a declarar un toque de queda ininterrumpido.
Las fuerzas de seguridad están usando las casas de sus pobladores (o lo que queda de ellas) como base militar. Está demás decir que sin su consentimiento.
Necla Dogan, una de esas mujeres, relató cómo las fuerzas especiales atacaron su casa por la noche: “Nos llevaron afuera y dijeron que estábamos viendo y alimentando a terroristas. Dijeron que me darían dinero si les decía dónde estaban los terroristas y que matarían a mi hija de 14 años si no cumplía”. Sus dos hijas, de 12 y 14 años, no pudieron salir de la casa que aún está ocupada por militares.
Otra mujer que salió del lugar con ayuda de una ambulancia fue Fesla Dogan quien dijo que fue testigo cuando las fuerzas de seguridad golpearon a su marido al entrar a su casa, el cuarto día del toque de queda. Su hija de 10 años todavía está en el pueblo, dijo. “Somos analfabetos, pero nos obligaron a firmar algunos papeles y amenazaron con hacernos explotar si hablábamos. También me obligaron a quitarme toda la ropa”, sostuvo.
Las denuncias de violaciones y agresiones sexuales de todo tipo a las mujeres del pueblo están circulando por las redes sociales desde hace dos días, aunque aún no han podido ser confirmadas. El bloqueo al acceso a Internet y la interrupción de las líneas de telefonía celular hace muy dificultoso el tráfico de información.
Una mujer de la aldea que quiso permanecer anónima habló con el servicio de noticias de Haberdar, de la ciudad de Mardin, diciendo que ella no había podido recibir noticias del pueblo durante días.
“Cuando salí del pueblo el lunes no hubo disparos, nada. Sólo estaban buscando en las casas y arrestaron a algunas personas. Cuando dejé el pueblo, habían arrestado a 16 personas y aun ninguna casa había sido incendiada”, dijo la mujer. “Aunque no sé los números exactos, ahora escuchamos que 40 personas han sido arrestadas. Mentiría si dijera que había combatientes del PKK en el pueblo”, afirmó la mujer.
Según el informe, ella estuvo en el pueblo hasta el tercer día de toques de queda, pero con mucho miedo de salir de la casa. Finalmente pudo irse para llevar a la hija de su tío al hospital porque estaba tosiendo sangre. “Hay mucha información circulando en las redes sociales, pero para ser honesto, hay mucha desinformación y no podemos saber exactamente qué está sucediendo. El pueblo ha sido aislado y completamente obstruidas las salidas al exterior”, agregó.
La periodista Aynur Inedi le dijo a Kom News que estuvieron tratando de entrar a la aldea junto con funcionarios kurdos y miembros del parlamento del Partido Democrático Popular (HDP), pero que las fuerzas de seguridad se les habían negado el acceso desde el sábado por la tarde.
En declaraciones a los periodistas, la co-presidenta del Congreso de la Sociedad Democrática Kurda (DTK), Leyla Guven, explicó que un funcionario militar les dijo que había una operación en curso en la zona y que existía un riesgo para su seguridad, por lo tanto no se les permitiría entrar en la aldea.
“Fuimos a una aldea cercana, pero tampoco pudimos quedarnos allí -continuó Guven-, así que fuimos a un tercer pueblo donde encontramos a alguien que había escapado de Korukoy (Nusaybin) hace dos días. Esta persona nos contó cosas desgarradoras. La gente está siendo reunida en la plaza del pueblo y torturada. Hay alrededor de 500 personas en el pueblo y no se les deja salir. No tienen agua, ni leña para quemar y están perdiendo sus animales”.
Respondiendo a una pregunta sobre si había militantes del PKK en la aldea, Guven respondió: “Hemos oído hablar de estos rumores de los medios de comunicación turcos. Incluso si esto fuera cierto la naturaleza de la operación no debería ser de esta forma. No pueden ser castigadas por esto 500 personas obligándolas a enfrentarse al hambre y la sed. Si lo mismo hubiera ocurrido en el oeste de Turquía, ¿castigarían a todo el pueblo? Pero en Kurdistán sí lo están haciendo y muy fácilmente. En Kurdistán los derechos humanos y el estado de derecho se suspenden durante el estado de emergencia. La gente no merece este tratamiento”.
Funcionarios turcos dijeron que dos militantes del PKK murieron en el pueblo.
El viernes, han aparecido fotos en Twitter supuestamente mostrando un cadáver carbonizado y otros dos cuerpos ensangrentados asesinados a tiros. Dos vídeos que mostraban casas en llamas también se volvieron virales en las mismas horas.
FUENTE: Kom News/Traducción y Edición: Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán