Entrevistamos a Nilúfar Saberi, una iraní afincada en España que lucha por los Derechos Humanos de su país, que recientemente ha dado una serie de conferencias en Galicia, de la mano de Amnistía Internacional (AI).
-¿Cuál era la situación política en el momento que abandonasteis Irán, y cómo ha sido la evolución del gobierno iraní en todos estos años?
-La situación política en Irán era un caos real. Cuando nosotros salimos, en el verano de 1980, la revolución estaba bastante reciente. Por ejemplo, yo ni tan siquiera llegué a llevar el velo obligatorio, y no estaba allí cuando estalló la guerra provocada por Jomeini. Eran unos días muy duros, muy tristes los anteriores a la salida del Sha de Irán, como la llegada de Jomeini, un tiempo loco, de incertidumbre, pero antes de la revolución nosotros en Irán teníamos una situación bastante buena, éramos un país en desarrollo económico, cultural, a todos los niveles.
En cuestión de género éramos un país puntero. Por nacer mujer no teníamos techo, por ponerte un ejemplo, que para la época era bastante fuerte, entonces teníamos derecho al aborto, y todo eso era gracias a nuestra lucha, a la de las mujeres, pese a todas las trabas que, desde siempre, han puesto los extremistas islamistas en cuestión de derechos de la mujer. La única ley discriminatoria que había contra nosotras, y que no se consiguió cambiar, era la poligamia, porque los islamistas dicen que la poligamia es un mandato del Islam, que el propio Profeta tenía muchas mujeres y esclavas.
Hoy en día, al menos en la rama chiita, se traduce en contratos eventuales entre una mujer y un hombre, que les llamamos sigeh, y eso seguía existiendo. Por lo demás, las mujeres nacíamos libres y podíamos seguir viviendo como personas completas, cosa que después de la revolución no. Por cierto que nos levantamos contra el Sha de Persia, porque no había libertad política, ni de expresión, y nosotros queríamos tener ese derecho político, y formar parte en el destino del país. Eso era lo que queríamos, derrotar una autocracia, pero no para instalar una teocracia.
Nos robaron la revolución, y gracias a que los islamistas eran los únicos que bajo la monarquía del Sha tenían licencia de existencia, tenían estructuras, había muchas mezquitas, y allí se organizaban. También gracias al apoyo de las potencias extranjeras, que querían un gobierno islamista en Irán como muro de contención al avance del comunismo, de nuestro vecino, la Unión Soviética (URSS).
A raíz de llegar al poder los islamistas, lo primero que se hizo en Irán, fue quitarnos a nosotras todos los derechos conseguidos, salvo el derecho al voto, que para lo que hay que votar en una teocracia, eso y nada es lo mismo. Nos convirtieron en propiedad de nuestro tutor, y las mujeres en Irán nacemos y morimos como si fuéramos menores. Para todo necesitamos la autorización del tutor, para estudiar, trabajar, viajar, no tenemos derecho ni a nuestro propio cuerpo, a nuestra propia imagen, nos dicen cómo tenemos que aparecer en público, cómo debemos comportarnos: no podemos fumar, ni reír en alto, ni cantar ni bailar. Tampoco tenemos derecho sobre los hijos que parimos, porque son propiedad del padre.
Esta es la triste historia de Irán, y llevamos luchando desde hace 44 años para recuperar nuestros derechos arrebatados y ampliarlos, obviamente, porque en este tiempo el mundo ha avanzado, mientras nosotras seguimos en la Edad Media. Tenemos que recuperar lo que hemos tenido y después situarnos en el siglo XXI.
-¿En qué condiciones se produjo el exilio de tu familia, y por qué tus padres decidieron como destino España para iniciar una nueva vida?
-Mis padres no tenían nada que ver con la política, eran artistas. Al principio de la revolución, sobre todo, prohibieron toda expresión artística, incluso la música. Solo estaban permitidos himnos islámicos o revolucionarios. Mis padres eran magos, y la magia también se prohibió. Además, mis padres, entre muchos otros sitios donde habían actuado, habían actuado en fiestas en el Palacio Real, y como todo lo que había tenido que ver con el Sha había que eliminarlo, querían ahorcar a mi padre diciendo “¡Muerte al mago del Sha!”, cuando mi padre era un artista independiente.
Tuvimos que salir con lo puesto, sin ningún respaldo, sin amigos, sin conocer el idioma, sin dinero, y vinimos a España porque entonces aún no pedía visado de entrada a los iraníes. Antes de la llegada de los islamistas al poder, había más de cien países que no pedían visado a los iraníes, porque éramos una nación respetada y aceptada a nivel mundial, no como ahora que se nos toma por terroristas, y es muy difícil que nos den visado de entrada. Tenemos que pasar un calvario para que nos dejen entrar, aunque no comulguemos con los islamistas y seamos las primeras víctimas de este sistema extremista, de ideología islamista, pero que nada tiene que ver con la religión musulmana.
-La muerte de Mahsa Amini ha sido la chispa que ha prendido la llama de unas protestas que han sacudido Irán al grito de “Jin, Jiyan, Azadî” (Mujer, Vida, Libertad), el lema de la revolución de las mujeres kurdas. ¿Tiene relevancia el factor kurdo en las manifestaciones contra el gobierno iraní?
-No. Es una revolución a nivel nacional. Lo que sí es cierto y hay que destacar y admirar es el carácter indomable que tiene el pueblo kurdo, y que sirve de inspiración para todo aquel pueblo que vive bajo la opresión. Hubiera sido lo mismo si Mahsa hubiera sido de cualquier punto geográfico de Irán.
Ha sido la gota que ha colmado el vaso, porque en estos 44 años, por desgracia, han asesinado, secuestrado, torturado y ejecutado a cientos de miles de personas, hombres y mujeres, y llega un momento que una causa, que aun no siendo nueva, se convierte en el rostro de una lucha, y ella se ha convertido en el rostro de la primera revolución feminista mixta de la historia de la humanidad.
Esto es fantástico, estamos viviendo una época especial, hemos llegado al grado de madurez de que nos damos cuenta que una sociedad donde la mitad de la población es esclava de la otra mitad, nadie puede sentir que vive en un bienestar, nadie puede ser feliz, nadie puede tener un mínimo de normalidad en su día a día, y eso lo hemos experimentado en nuestras carnes. Hay que caer en lo más bajo para poder levantarse y hacer que nazca algo diferente para rechazar algo inaceptable, como es un Estado islamista donde se vive segregando a las mujeres de los hombres.
Y luego todas las minorías, étnicas, religiosas, sexuales, ideológicas, de conciencia, todas estas personas estaban perseguidas, reprimidas y, en muchas ocasiones, ejecutadas por el simple hecho de pensar diferente, de sentir y amar diferente de lo que manda el Estado islamista.
Mi nombre, en castellano, significa Nenúfar, la flor de loto, y la verdad es que siempre he pensado como de la porquería, del lodo, puede salir algo bueno, algo bello, y eso es lo que ha pasado con el pueblo iraní, que de algo detestable como un Estado islamista ha nacido una revolución, ha regalado un movimiento al mundo entero donde hombres y mujeres, por fin, vamos a luchar por una sociedad más justa, más igualitaria. De ese lodo ha salido una bellísima flor que es “Mujer, Vida y Libertad”.
-Después de meses de protestas, y de una dura represión, parece que las manifestaciones se han ido apagando. ¿En qué situación se encuentra ese movimiento de protesta de las mujeres iraníes?
-Se encuentra en un proceso imparable. No va a parar hasta conseguir derrocar al gobierno islamista. La protesta ha cambiado de forma. Ahora mismo la protesta se manifiesta a través de la desobediencia civil, de tal manera que nosotras aparecemos sin velo en público a costa de perder la vida, como le pasó a la adolescente Armita Geravand en el metro de Teherán, el 1 de octubre. Pasa también que los hombres aparecen en bermudas, en tirantes, o va una pareja por la calle, y ella va sin velo y se lo pone él como protesta. Nos juntamos en lugares públicos, en plazas, parques, se llevan instrumentos musicales, y de manera espontánea la gente se junta para tocarlos, para cantar y bailar en público. Hombres y mujeres juntos. En un sistema ideológico tan bárbaro, donde hasta en la playa ponen muros para separar a los hombres de las mujeres, y aun así las mujeres nos tenemos que bañar vestidas, es un desafío juntarnos a celebrar la vida, a cantar y bailar, porque todo eso está prohibido.
Es una forma de protesta pacífica, que es como queremos ganar esta revolución, porque la sangre no se lava con sangre, la violencia trae más violencia, y nuestra revolución es pacífica, porque no necesitamos violencia para decir al mundo que los seres humanos somos iguales. Nacemos libres y gozamos de los mismos derechos, tenemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que es patrimonio de toda la humanidad, no tiene nada que ver con Oriente ni con Occidente, nos pertenece a todos.
Al igual que la revolución Mujer, Vida y Libertad, indistintamente de donde haya nacido Mahsa, nos pertenece absolutamente a todas.
-El ataque israelí a Gaza ha sido puesto patas arriba el tablero geopolítico de Oriente Medio. ¿En qué medida va a afectar este conflicto a Irán?
-El tema de Hamas, que es una organización armada, al igual que Hezbollah, o la Guardia Revolucionaria de Irán, son los que más han perjudicado la justa lucha del pueblo palestino. Porque es un movimiento violento, y además Hamas es una creación sionista para desestabilizar la paz, y los acuerdos del pueblo palestino por conseguir un Estado con su autogobierno y su independencia. Esto está estudiado, Hamas ha sido creado por los sionistas y financiado con los recursos de Irán. Lo peor que podemos hacer, en mi opinión, es mezclar al pueblo palestino con estos bárbaros. Con el ataque de Hamas ya sabían que iba a tener una respuesta muy fuerte, y lo han hecho para lograr sus objetivos políticos.
La financiación del terrorismo islamista con el dinero de Irán, nos ha supuesto, durante décadas, pasar hambre dentro del país, el no poder mandar a nuestros hijos al colegio, el que muramos por no poder pagar la medicación que necesitamos, y de todo eso el gobierno de Irán culpa a los embargos, cuando, en realidad, con esta escusa nos han tenido muertos de hambre durante décadas, han creado mercados negros y nos han explotado haciéndonos pagar mucho más caro todo lo que introducen en el país, pero no nos ha beneficiado en nada.
Con nuestro dinero se ha reconstruido varias veces Líbano, barrios enteros, también en Gaza e Irak, a quien se exporta agua, electricidad. Se está vendiendo, de forma literal, territorio iraní, sea con camiones de arena a Emiratos Árabes para sus fastuosas construcciones, sea a China, a la que le han dado la licencia para la pesca de arrastre que destroza nuestros mares, y nosotros no tenemos permiso para pescar, pero sí lo tienen los chinos. Y en el norte han vendido partes importantísimos de nuestro territorio a Rusia. Los que antes se quejaban de que el Sha era un lacayo de Estados Unidos, ahora han vendido el país a China y a Rusia, aparte de todas las grandes potencias que compran nuestros recursos naturales a precio de saldo, mientras nosotros pasamos hambre y a los islamistas les importa poco o nada estar destrozando y saqueando el país, porque no piensan en el futuro.
Jomeini cuando llegó a Irán y le preguntaron “¿qué siente usted al volver?”. Dijo que nada, que los países no tienen sentido, que lo único que tiene sentido es el islam, e Irán se puede bendecir en el sentido que se luche por la expansión del islam, y por el gobierno de Alá sobre la tierra, y que fuera de eso las fronteras no tienen sentido.
Ellos no sienten la necesidad de ocuparse de una tierra, de un pueblo, de un país, sino que solamente utilizan los recursos de un país tan rico como Irán en sus propósitos para expandir la ideología islamista.
Quiero acabar con un mensaje esperanzador: la revolución de “Mujer, Vida y Libertad” solo tienen un camino, y es el de vencer, y que los pueblos del mundo se unan por el camino se hará más corto y ahorraremos vidas. Pero la revolución es imparable.
FUENTE: Ángelo Nero / Nueva Revolución
Be the first to comment