Con la guerra de Ucrania, Finlandia y Suecia iniciaron un proceso para convertirse en miembros de la OTAN. Esto abrió más espacio internacional para Turquía. Aunque las cartas jugadas en la mesa de negociaciones diferían en algunos aspectos, en general contenían elementos como un cheque en blanco para una operación en Siria y la adopción de “leyes antiterroristas”, especialmente contra los kurdos en Suecia y Finlandia. Turquía no podía encajar demasiado en esta ecuación para Siria y no dudó en poner otras exigencias sobre la mesa. Mientras que este acuerdo se cerró rápidamente para Finlandia, para Suecia hubo que esperar hasta la Cumbre de la OTAN celebrada en Lituania los días 11 y 12 de julio.
Antes de la cumbre, se celebraron conversaciones trilaterales en Vilna. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan se reunió con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con el primer ministro sueco, Ulf Kristersson. Erdogan prometió llevar el protocolo de adhesión de Suecia a la OTAN a la Gran Asamblea Nacional de Turquía. En sus declaraciones, el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, aceptó el “estigma del terror” exigido por Turquía y se comprometió a apoyar el proceso de adhesión de Turquía a la UE (Unión Europea), incluida la liberalización de visados.
Aún no está claro si Turquía obtendrá algo de las negociaciones, aparte de promesas en nombre de la UE, pero los medios de comunicación occidentales presentan a Erdogan como un buen negociador. Estados Unidos ha señalado que iniciará la exportación de cazas F16 a Turquía.
Hemos preguntado a Cengiz Çiçek, diputado del Partido de la Izquierda Verde (YSP) y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento de Turquía, cuál es el impacto de estos acontecimientos.
-Turquía y Suecia han llegado a un acuerdo en Vilna y han anunciado que se trata de luchar contra el terrorismo. ¿Qué significan estas promesas hechas para la votación de la OTAN tanto para los refugiados kurdos que viven en Europa como para la democracia?
-Es obvio que este acuerdo va en contra de la voluntad de libertad del pueblo kurdo y de sus logros. En este sentido, este acuerdo es una prueba de que no sólo Turquía, sino también los Estados miembros de la OTAN y los países europeos se aferran a su papel histórico en la insolubilidad de la cuestión kurda. Y como nos recuerda la frase “el capitalismo tala el árbol cuya sombra no puede vender”, vemos, una vez más, la realidad de la modernidad capitalista, que no duda en hacer que incluso los problemas vitales de los pueblos y de los oprimidos sean objeto de negociaciones cuando se trata de los intereses económicos y políticos de los Estados. Así pues, el acuerdo firmado entre el AKP (partido gobernante en Turquía)y el bloque occidental sobre la adhesión de Suecia a la OTAN se asienta sobre una base que reproduce una postura anti-kurda.
Esto puede leerse como una especie de insistencia en el Tratado de Lausana, que dividió la patria kurda en cuatro partes hace cien años, y tomó decisiones para un Kurdistán sin kurdos y sin la participación kurda. El acuerdo de la OTAN puede calificarse de actualización del Tratado de Lausana. Sin embargo, queremos recordar a quienes asumen este papel maldito que el sentido de la libertad, los logros y el nivel de organización del pueblo kurdo han avanzado tanto que no pueden compararse con los de hace cien años. Asimismo, la legitimidad internacional de la lucha del pueblo kurdo y las relaciones internacionales, que ha desarrollado a los ojos de los pueblos de la región y del mundo, tienen el poder de dar la vuelta a las desgracias del Kurdistán. Para el pueblo kurdo, la historia no volverá a repetirse y se pondrá fin a este complot de cien años.
-Como Partido de la Izquierda Verde, ¿cómo afrontan estos acontecimientos?
-Hacemos un llamamiento a las potencias occidentales y al Estado turco para que denuncien este sucio acuerdo. Por supuesto, con nuestro nivel de lucha y organización, seguiremos defendiendo la lucha del pueblo kurdo por su estatus y libertad, y los valores universales de los pueblos oprimidos contra todo tipo de tendencias resultantes de este sucio acuerdo y seguiremos nuestro camino, no con el consentimiento de los gobernantes, sino con la voluntad de los pueblos de resistir al capitalismo y al imperialismo. Es fácil para todos ver que el gobierno del AKP ha basado su política exterior completamente en sentimientos anti-kurdos, especialmente en los últimos siete años. No nos sorprende en absoluto que las negociaciones entre Suecia y la OTAN se desarrollen en este marco. Se han alcanzado acuerdos concretos a puerta cerrada, pero de momento no tenemos conocimiento de ellos.
Como parte, hemos declarado que comprendemos las preocupaciones del pueblo sueco en materia de seguridad tras la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, también hemos declarado que estas preocupaciones no pueden abordarse en el contexto de la ampliación de la OTAN. Por el contrario, estos pasos tienen el potencial de escalar las tensiones y las guerras imperialistas. La situación actual ha superado las preocupaciones de Suecia en materia de seguridad y ha justificado nuestras inquietudes. El gobierno sueco ha pisoteado los valores que dice defender al hacer o permitir que otro pueblo sea objeto de negociaciones.
Así que si los dirigentes suecos piensan que este acuerdo se limitará a los kurdos, están muy equivocados. Cada concesión hecha en favor del Estado y del capital significa una concesión de los valores democráticos sobre los que se construye su sistema. La historia está llena de dramáticos ejemplos de ello. En este contexto, reiteramos nuestro llamamiento al gobierno sueco para que evite este tipo de tratos sucios que les golpearán como un boomerang.
-Turquía ha pedido que se despeje el camino para su adhesión a la UE. Sin embargo, el país está lejos de ajustarse a las normas de la UE y varios jefes de gobierno han declarado que la adhesión de Turquía no está en la agenda. Por supuesto, Turquía es consciente de ello, pero ¿qué pretendía exactamente Erdogan con su movimiento político?
-En realidad no era nada nuevo para nosotros y nosotras. Erdogan expresa su demanda de adhesión a la UE una vez al año. Después, pone en práctica todo lo que contradice las expectativas relativas a los criterios de adhesión. Hizo una declaración similar en el discurso de apertura del Parlamento, el año pasado y el anterior. Por lo tanto, vemos esta declaración como el tradicional recordatorio de Erdogan a la UE.
Sabemos muy bien que la adhesión a la UE se basa en el cumplimiento de determinados criterios. Todo el mundo puede ver que Turquía está lejos de cumplir estos criterios y se aleja de ellos con cada acción. No se puede esperar otra dirección de su forma de entender el gobierno. El gobierno explota pragmáticamente las contradicciones internas de las potencias mundiales para asegurar la liquidación de los kurdos. Para mantener a flote su hundida economía, está patéticamente dispuesto a servir sin límites a Occidente en su política de refugiados.
Actualmente, algunas potencias occidentales hablan positivamente de la adhesión de Turquía a la UE y de la liberalización de visados, mientras que Erdogan también habla de ello. Mirando a Turquía, podemos ver que el AKP y Erdogan están experimentando un serio atasco en términos de aprobación política, económica y social. Puede que hayan ganado las últimas elecciones en condiciones desiguales, pero ellos mismos son conscientes de que políticamente están en pérdidas. Por lo tanto, el movimiento de Erdogan invita al capital global a seguir explotando el país, asegurando la entrada de dinero fresco. El hecho de que el país sea uno de los mayores centros de tráfico de drogas del mundo está directamente relacionado con este carácter del gobierno.
-Las negociaciones entre Occidente y Turquía implican varias ecuaciones. Como consecuencia de su ingreso en la OTAN, se ha señalado que Estados Unidos aprobará la venta de cazas F-16. ¿Cómo valoran el progreso de estos acuerdos bélicos a escala regional y mundial?
-Somos conscientes de que la modernidad capitalista se encuentra en un grave embrollo, tanto ideológico como político, y que tiene serias dificultades para reproducirse. Para salir de esta situación actual, se están abriendo nuevas vías de acumulación de capital tanto por la polarización entre los pueblos, provocada por las guerras calientes como por la industria de la seguridad. Por ejemplo, el Instituto Internacional Central de Investigación para la Paz (SIPRI) ha anunciado que el gasto militar mundial alcanzará los 2,24 billones de dólares en 2023, lo que supone un aumento del 3,7%. Afirma que este aumento –el más alto de la historia– se produce principalmente en Europa y Asia. De hecho, superar los impases mediante el uso de la guerra se ha convertido en un fenómeno global de la modernidad capitalista.
En este marco, la promesa de dar a Turquía aviones F-16 a cambio de la adhesión de Suecia a la OTAN, por un lado, aumentará el gasto militar y aumentará aún más la pobreza de la población, mientras que Turquía se anexionará aún más al orden mundial del capital con este gasto militar. Por otro lado, Turquía está siendo llevada rápidamente a un punto en el que tendrá que aclarar su bando en el conflicto OTAN-Rusia a medio plazo.
Ante esta realidad, es necesario construir un movimiento global por la paz y la libertad que vaya más allá de la situación local para oponerse a la modernidad capitalista y a la nueva era de guerras que parecen desbocadas. Debemos prepararnos rápidamente para construir contactos y puntos en común, que mantengan unida la vida social frente a las guerras de soberanía entre Estados. En el siglo XXI, las revoluciones sólo serán posibles si trabajamos por la unidad y la asociación en la lucha ideológica, política y social de los oprimidos y oprimidas de todo el mundo.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina
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