Guía para entender las elecciones en Turquía

Turquía celebra elecciones presidenciales y legislativas el próximo 14 de mayo. Serán comicios simbólicos, porque coinciden con el centenario de la fundación de la República. La elección presidencial es a dos vueltas: si un candidato no supera el 50% de los votos en la primera, los dos más votados pasarán a una segunda el 28 de mayo. Por su parte, la Asamblea Nacional tiene seiscientos escaños y los turcos votan por listas de partidos. Los diputados serán elegidos proporcionalmente en 87 circunscripciones repartidas en 81 provincias. ¿Cuáles son las claves?

La República de Erdoğan

Turquía lleva dos décadas gobernada por Recep Tayyip Erdoğan, que se convirtió en primer ministro en 2002. Su primera década de gobierno estuvo marcada por la prosperidad económica con ayuda de un programa del Fondo Monetario Internacional (FMI). La inflación, la pobreza y el desempleo cayeron, y las infraestructuras y la atención médica mejoraron. Erdoğan también miraba hacia Occidente, así que abolió la tortura y la pena de muerte, y buscó reducir las tensiones con la minoría kurda. Estos avances permitieron empezar a negociar la adhesión a la Unión Europea (UE) en 2005, pero Turquía nunca cumplió todos los requisitos sobre derechos humanos.

Sin embargo, Turquía empezó a sentir las consecuencias de la crisis financiera global en la década siguiente, entre otras, con la depreciación de la lira. La tensión se reflejó en las protestas de Gezi en 2013, que fueron duramente reprimidas. Esto dio comienzo al giro autoritario de Erdoğan, que pasó a encarcelar periodistas y personalidades públicas. En 2016 una facción de las Fuerzas Armadas intentó dar un golpe de Estado. Erdoğan respondió despidiendo a más de 150.000 funcionarios y encarcelando a otras 50.000 personas. El presidente turco le daba la espalda a Europa y adoptó una posición más nacionalista y siguiendo al islam suní.

Con las elecciones legislativas de 2015, Erdoğan perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Su formación, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), tuvo que aliarse con el Partido de Acción Nacionalista (MHP), de extrema derecha. En 2017 se aprobó un cuestionado referéndum constitucional que cambió el sistema parlamentario por uno presidencialista, con el presidente como jefe del Estado y del Gobierno. Este sistema limita al presidente a dos mandatos y juntó su elección con las parlamentarias cada cinco años. La oposición lo criticó como un avance autoritario de Erdoğan.

Cuatro candidatos y dos favoritos

Los candidatos presidenciales en Turquía los designa su partido o coalición, deben ser ciudadanos turcos con título universitario y tener más de cuarenta años. Además, para que un partido o coalición ingrese en la Asamblea debe ganar al menos el 7% de votos a nivel nacional. Para las próximas elecciones presidenciales en Turquía hay cuatro candidatos, aunque los favoritos son Erdoğan y el opositor Kemal Kılıçdaroğlu.

Recep Tayyip Erdoğan es el actual presidente de Turquía y líder y fundador del AKP. Dirige el país desde el 2002 y representa a la Alianza Popular, dominada por su partido. El AKP es social-conservador y combina islam con democracia, mientras que el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) es de extrema derecha y contrario a cualquier concesión a los kurdos. Por su parte, el Partido de la Gran Unidad (BBP) es ultranacionalista e islamista suní de extrema derecha, y el Nuevo Partido del Bienestar (YRP) es islamista, anti-sionista y euroescéptico.

Kemal Kılıçdaroğlu lidera el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y la Alianza Nacional, una coalición de ideologías dispares para echar a Erdoğan. Busca restaurar el parlamentarismo, el laicismo, la democracia y frenar las reformas económicas actuales. El CHP lo fundó Mustafá Kemal Atatürk, padre del país, y es de centro-izquierda y socialdemócrata. También están el Buen Partido, el Partido Democracia y Progreso, el Partido del Futuro, el Partido de la Felicidad y el Partido Demócrata, que combinan ideas liberales, conservadoras, islamistas, nacionalistas y proeuropeas.

Sinan Oğan lidera la Alianza Ancestral, de partidos ultranacionalistas, antiinmigración y panturcos. Es un político nacionalista y ex miembro del ultraderechista MHP.

Por su parte, Muharrem İnce es el fundador del Partido de la Patria, que surgió como un movimiento social dentro del CHP y se convirtió en formación independiente en 2021.

Las elecciones en Turquía llegan en plena crisis

Los turcos votarán el próximo 14 de mayo en un contexto de crisis económica que ha aumentado el coste de vida y empeorado su bienestar. El país tiene una de las mayores tasas de inflación del mundo, por encima del 40%, y la lira se ha depreciado más de 200% frente al euro en cuatro años. Al mismo tiempo, Erdoğan llega cuestionado por su gestión del terremoto de febrero, que dejó más de 50.000 muertos y supuso un desastre económico y humanitario.

Esta situación y el giro autoritario han dañado la popularidad de Erdoğan, que después de veinte años podría perder el poder contra Kılıçdaroğlu. La población está dividida. Por un lado, los votantes de la coalición del presidente turco apuntan a su imagen de estabilidad y continuidad, la del líder fuerte y carismático que protege los valores tradicionales de la sociedad turca dentro y fuera del país. Por otro, los votantes opositores buscan un cambio de régimen, la recuperación económica y la vuelta a un sistema democrático y liberal que pueda conducir a un acercamiento a la Unión Europea y a mejores relaciones con los otros miembros de la OTAN.

¿Quién ganará y por qué?

Las encuestas pronostican una participación récord de más del 80% en las próximas elecciones en Turquía. La ponderación de Politico muestra que Kılıçdaroğlu puede llegar al 50% de los votos en primera vuelta frente al 45% de Erdoğan, y Politpro le da una ventaja de 48,9% contra 43,2%. Aunque algunas encuestas sitúan a Erdoğan como ganador por poco margen, una probable segunda vuelta será ajustada en cualquier caso. Sin embargo, Erdoğan cuenta con respaldo institucional y el poder del Estado. Por ejemplo, podría acomodar las elecciones al haber designado a los jueces del Consejo Electoral Supremo, y se ha extendido la incertidumbre sobre si aceptaría una derrota o si movilizaría a la población para dificultar la transición de poder.

FUENTE: Asma El Kanfoudi / El Orden Mundial

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