Los resultados de las elecciones parlamentarias y presidenciales del 14 de mayo en Turquía tendrán consecuencias para los kurdos, dentro y fuera del país. Al igual que las campañas de 2015 y 2018, las elecciones de 2023 han desencadenado una campaña de retórica incendiaria, represión y violencia contra el movimiento político pro-kurdo y sus candidatos, así como contra la población kurda de Turquía, en general. Muchos partidos políticos de derechas, incluida la coalición gobernante del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y el Partido de Acción Nacionalista (MHP), han empleado discursos racistas y deslegitimadores contra el pueblo kurdo y los candidatos pro-kurdos, para ganarse el apoyo de los votantes nacionalistas. Esta naturalización del racismo anti-kurdo, a través de los discursos oficiales, agrava el ambiente hostil en el país y provoca ataques violentos contra políticos y activistas pro-kurdos.
Desde el éxito del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en las elecciones parlamentarias de junio de 2015, la ruptura de las negociaciones de paz entre el gobierno de Turquía y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), por esas mismas fechas, y la posterior alianza del entonces primer ministro Recep Tayyip Erdogan con el MHP de extrema derecha, los políticos kurdos y las ramas del HDP han sufrido niveles extremos de violencia patrocinada por el Estado y opresión judicial, así como ataques por parte de individuos no afiliados al Estado. Esta violencia va acompañada de discursos racistas.
En esta atmósfera opresiva, en marzo de 2021 se presentó un caso de cierre contra el HDP. El caso inicial fue rechazado después de sólo dos semanas. Esta decisión provocó duras críticas por parte del gobierno, incluido el llamamiento público del líder del MHP, Devlet Bahceli, al cierre del Tribunal Constitucional. El Tribunal aceptó una segunda iteración de la acusación, en junio de 2021. Dado que la petición del HDP de aplazar el caso hasta después de las elecciones fue rechazada, el partido optó por no presentarse a las elecciones con su propio nombre. Como resultado, los candidatos pro-kurdos participan en las listas del Partido de la Izquierda Verde (YSP, por sus siglas originales). Esto hizo que el partido perdiera su derecho a participar en los comités de votación, aumentando las posibilidades de posibles fraudes electorales en ciudades kurdas altamente militarizadas. Además, las sedes del YSP están sufriendo ataques violentos antes de las elecciones, incluidas las sedes del partido en las tres ciudades más pobladas de Turquía.
Sostengo que estos ataques patrocinados por el Estado están vinculados al racismo estructural, que a su vez se reproduce mediante discursos políticos que deslegitiman el movimiento político pro-kurdo. Mi objetivo en este texto es presentar y problematizar estos discursos políticos anti-kurdos, subrayando brevemente las principales estrategias discursivas y referencias culturales que legitiman el racismo estructural y las políticas anti-kurdas. También expondré las diferencias en la forma en que los partidos de la oposición se comprometen -o deciden no comprometersecon estos discursos, y posteriormente sugeriré posibles formas de mejorar la situación en un futuro próximo en caso de cambio de gobierno.
Las estrategias discursivas de Erdogan
Erdogan y su gobierno han utilizado continuamente varias estrategias discursivas para deslegitimar a las organizaciones pro-kurdas y legitimar la violencia contra los actores políticos pro-kurdos. Este ha sido un patrón de larga data desde 2015. La página web oficial de la Presidencia turca presenta 12 informes sobre las declaraciones públicas de Erdogan entre el 5 y el 17 de abril en las que el presidente apunta a los partidos políticos pro-kurdos, es decir, el HDP y el YSP. El análisis de estas declaraciones arroja información importante sobre cómo deslegitima la política pro-kurda.
Criminalización
La principal estrategia discursiva de Erdogan en estos discursos públicos fue la criminalización de las organizaciones pro-kurdas legales. La referencia más frecuente para la criminalización fue el terrorismo. Esta acusación aparece en todos los discursos examinados. Algunos ejemplos son acusar a los políticos pro-kurdos del HDP de ser una rama o una extensión de los “terroristas” en el parlamento o llamarlos directamente “terroristas”.
Las acusaciones infundadas de asesinato constituyen otra forma habitual de criminalización. Estas acusaciones se dirigen a menudo contra el ex copresidente del HDP encarcelado, Selahattin Demirtas. En muchos de sus discursos públicos, Erdogan acusa a Demirtas de asesinar a 51 kurdos, una afirmación que no está respaldada por ningún hecho. Erdogan hace referencia a los enfrentamientos entre grupos de jóvenes pro-kurdos y grupos de jóvenes islamistas en varias ciudades durante las “protestas de Kobane”, en octubre de 2014, en las que murieron 46 personas. La mayoría de los manifestantes asesinados eran partidarios del movimiento político pro-kurdo. Las protestas se desencadenaron por los comentarios de Erdogan que insinuaban su apoyo al Estado Islámico (ISIS) durante el asedio a la ciudad kurda-siria de Kobane.
Erdogan repite acusaciones similares contra el HDP en su conjunto en otros discursos: por ejemplo, afirmando que “estos son asesinos, estos son terroristas”, en referencia a los miembros del HDP. En el mismo discurso, Erdogan también acusa a los políticos del HDP de ser “asesinos a sueldo”.
Criminalizar al movimiento político pro kurdo legitima la violencia y la opresión excesivas del Estado. También legitima la violencia de otros actores. Al criminalizar un movimiento político, es posible presentarlo como una amenaza para la seguridad pública y fomentar la polarización social basada en la dicotomía “amigo-enemigo”. La criminalización del HDP tiene como resultado su enemistad, provocando sentimientos de hostilidad y odio en sectores conservadores o nacionalistas de la sociedad. Como resultado, el diálogo y las negociaciones con el HDP (u otros actores políticos pro-kurdos) son considerados imposibles por una parte de la sociedad. Esto, a su vez, conduce a la percepción de que la violencia es el único medio para abordar la cuestión kurda.
Atribución de inmoralidad
Los discursos de Erdogan también utilizan discursos morales para atribuir al HDP un papel inmoral. Las referencias a la perversión, el egoísmo y la inhumanidad, y la falta de autenticidad y sinceridad son algunos ejemplos de este patrón. Al acusar al HDP de inmoralidad, se considera que los políticos pro-kurdos no son de fiar, lo que también fomenta la polarización entre “nosotros-otros”, basada en las dicotomías “amigo-enemigo” y “bueno-malo”. Las referencias que implican maldad son especialmente peligrosas, ya que pueden justificar la destrucción del “mal” no sólo como una acción legítima, sino también como un deber moral.
Referencias a la democracia
Erdogan también hace referencia a la “democracia” para acusar al HDP de ser “anti-democrático”. Esto incluye llamar al HDP “enemigo de la democracia” y afirmar que ellos (el gobierno de Erdogan) defenderán los logros democráticos. Al acusar al “otro” de ser enemigo de la democracia, se pueden legitimar prácticas anti-democráticas en nombre de la propia democracia. Esto es similar a cómo la violencia de Estado puede legitimarse en nombre de la “no violencia”, lo que significa legitimar actos violentos argumentando que evitan una violencia mayor. Las afirmaciones de Erdogan de que en el HDP son “servidores del imperialismo”, o están siendo apoyados por “potencias imperialistas”, tienen una función similar. Estas acusaciones sirven para consolidar la enemistad con el HDP y subrayar su carácter de amenaza para la seguridad pública.
Atribuir falta de agencia
Argumentar que el HDP carece de agencia es otra estrategia discursiva que pretende deslegitimar al movimiento político pro-kurdo legal. Los ejemplos incluyen la acusación de que el HDP recibe órdenes del PKK, lo que implica que el partido político legal no tiene agencia propia. Los argumentos de la falta de agencia instrumentalizan y deshumanizan a los funcionarios del HDP, e implican que no es necesario establecer un diálogo y negociaciones con ellos. Así, este argumento funciona para desacreditar y deslegitimar al HDP.
Otros comentarios polarizadores
Incitar a la polarización parece ser una estrategia discursiva consciente empleada por Erdogan. Aunque en el sitio web oficial de la Presidencia se omite un ejemplo de este tipo, sigue siendo importante mencionarlo para demostrar el nivel de comentarios polarizadores en sus discursos: “somos tan turcos como ellos son kurdos”. Estos comentarios hacen hincapié en la dicotomía “nosotros-otros”, incitando a las tensiones raciales dentro del país.
Ejemplos de otros actores gubernamentales
Erdogan no es el único funcionario que utiliza estas estrategias discursivas. Otros miembros del AKP, así como políticos de la alianza electoral liderada por el AKP (la Alianza Popular), recurren a estas estrategias cuando se dirigen al movimiento político pro kurdo.
Por ejemplo, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, ha declarado que el HDP constituía una grave amenaza para el país y ha acusado al partido de financiar a “terroristas”, al tiempo que criticaba al Tribunal Constitucional por no haber prohibido aún al HDP. Se trata de un ejemplo de criminalización del movimiento político legal pro-kurdo. Mevlut Cavusoglu, ministro de Asuntos Exteriores, afirmó que las acciones del HDP estaban determinadas por el PKK, acusando así al partido de carecer de agencia.
Devlet Bahceli, líder del segundo mayor partido político de la Alianza Popular (el MHP), también atacó al HDP en varias ocasiones durante el último mes. Bahceli acusó a los partidos políticos de la Alianza del Trabajo y la Libertad, incluidos el HDP y el YSP, de inmoralidad. Los tachó de amenaza para el futuro de Turquía y criticó a la oposición por estar supuestamente aliada con “sicarios del imperialismo global”. En un caso de criminalización, calificó a Demirtas de “terrorista” y al HDP de “nido de asesinos”. En otro discurso público, Bahceli vinculó al HDP con el terrorismo y lo acusó de estar controlado por poderes externos, lo que constituye un ejemplo de atribución de falta de agencia.
Otro partido político que participa en las elecciones bajo la Alianza Popular es el islamista Nuevo Partido del Bienestar (YRP). Su líder, Fatih Erbakan, también atacó al HDP y al YSP en el último mes. Erbakan describió al HDP como una amenaza para la seguridad electoral durante una entrevista pública, y acusó al HDP y al YSP de secretismo e irreligiosidad, atribuyendo rasgos inmorales al movimiento político pro-kurdo. Otro partido político menor de la alianza es el nacionalista-islamista Partido de la Gran Unidad (BPP). El líder del BPP, Mustafa Destici, acusó al HDP de ser representante de “terroristas” y llamó “traidores” a los políticos del HDP, ejemplos de criminalización y atribución de inmoralidad basada en valores nacionalistas. En un vídeo que compartió en Twitter, Destici volvió a sostener que el HDP está vinculado al “terrorismo” y “advirtió” al socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP) y a su Alianza Nacional de que no aceptaran el apoyo del HDP a su candidato presidencial.
La Alianza Popular dirigida por Erdogan utiliza constantemente una retórica que criminaliza al movimiento político pro-kurdo y le atribuye cualidades negativas, como la inmoralidad y la falta de agencia. En sus discursos públicos, estos partidos políticos pretenden intensificar la polarización política existente, lo que les ayuda a consolidar el apoyo nacionalista y a disuadir a la oposición principal de actuar junto con el movimiento político pro kurdo.
La Alianza Nacional
El movimiento político pro-kurdo apoya extraoficialmente en las elecciones al líder del CHP, Kemal Kilicdaroglu, candidato presidencial de la opositora Alianza Nacional. Demirtas, que sigue siendo el político más popular entre la juventud kurda tras seis años y medio de encarcelamiento, ha declarado en múltiples ocasiones su apoyo a Kilicdaroglu. Cabe destacar que el YSP no presenta su propio candidato presidencial.
Kilicdaroglu rara vez aborda el tema del HDP. Cuando lo hace, no criminaliza al partido ni a sus votantes. Recientemente, publicó un vídeo en su cuenta de Twitter criticando el hecho de que millones de kurdos sean tratados como si fueran “terroristas” en Turquía. Kilicdaroglu también se reunió con los co-presidentes del HDP, Mithat Sancar y Pervin Buldan, el 20 de marzo, donde criticó el nombramiento de síndicos en lugar de co-alcaldes pro-kurdos electos en casi todos los municipios donde los candidatos pro-kurdos ganaron las elecciones locales en 2014 y 2019. También ha criticado el caso del cierre (del HDP) y ha afirmado que el Estado turco debe respetar la lengua kurda, haciendo referencia a la exclusión de la lengua kurda en el Parlamento. El vicepresidente del grupo parlamentario del CHP, Özgür Özel, también criticó recientemente los ataques dirigidos contra el HDP y lo que denominó su “demonización”.
Esta estrategia tiene sentido electoral. El movimiento político pro-kurdo apoyó indirectamente a los candidatos del CHP en 2019 al no presentar candidatos a las alcaldías de algunas ciudades importantes, lo que provocó pérdidas históricas del AKP en Estambul y Ankara. Se espera que los votantes kurdos desempeñen un papel decisivo similar en las próximas elecciones.
La situación es similar para la mayoría de los partidos políticos de derechas más pequeños que participarán en las elecciones en las listas del CHP. Ali Babacan, líder de DEVA (Partido de la Democracia y el Progreso) y antiguo funcionario del AKP, había criticado el trato ilegal dado a Demirtas. Los otros tres partidos de derechas también se han abstenido de desacreditar públicamente al HDP durante los últimos meses, aunque algunos de ellos, especialmente el DP (Partido Demócrata), han mantenido anteriormente ese discurso.
Por el contrario, el mayor aliado del CHP, el nacionalista de extrema derecha Partido del Bien (IYI), es uno de los principales contribuyentes al discurso que deslegitima el movimiento político pro-kurdo. El partido fue creado por políticos que abandonaron el MHP tras una división interna. Participa en las elecciones parlamentarias como parte de la Alianza Nacional, pero con su propia lista de candidatos. El vicepresidente del grupo IYI, Erhan Usta, había declarado que su objetivo era presentar un candidato presidencial que no contara con el apoyo del HDP ya en marzo de 2023. Musavat Dervisoglu, vicepresidente del IYI, acusó al HDP de terrorismo en una entrevista pública el 20 de abril. Los políticos del IYI han hecho acusaciones similares con frecuencia desde su fundación en octubre de 2017.
Otros partidos de la oposición
Los encuestadores han identificado dos partidos políticos fuera de las tres alianzas principales que podrían recibir más del uno por ciento de los votos: el derechista Partido de la Patria (MP), de Muharrem Ince, y el Partido de la Victoria (ZP), de extrema derecha y anti-inmigración, de Umit Ozdag. Mientras Ince es uno de los cuatro candidatos presidenciales, el partido de Ozdag apoya al cuarto candidato presidencial, el nacionalista de extrema derecha SinanOgan. Ambos partidos han recurrido a estrategias discursivas que deslegitiman el movimiento político pro-kurdo.
Ince, en un intento de desacreditar al HDP, hizo un comentario sexista, afirmando que es tan legítimo pedir votos para el HDP como pedir votos en burdeles. Esta analogía pretendía atribuir inmoralidad al HDP, lo que resuena en una parte de los conservadores nacionalistas del país. También afirmó que cualquier partido político que no llame “terroristas” al PKK es ilegítimo, tratando de criticar al CHP por recibir el apoyo del HDP en las elecciones presidenciales.
Ozdag y su partido han elaborado un discurso extremadamente racista contra el movimiento político pro-kurdo. ZP ha tomado prestada la retórica de los movimientos neonazis al estilo europeo, atacando constantemente a los inmigrantes y a los kurdos. El propio Ozdag ha visitado las casetas del YSP para provocar a los simpatizantes del partido. En una ocasión, le dijo a una joven del HDP que le sorprendía que no pareciera una “asesina”, dada su preferencia de partido. En otra ocasión, hizo una broma con referencias al terrorismo cuando encontró una cabina vacía del YSP. Ozdag también ha comparado repetidamente a los kurdos con animales, llamando a las YPG (Unidades de Protección del Pueblo, de Rojava) los “perros más grandes de Oriente Medio” para dar a entender inmoralidad y falta de agencia, y llamando “chacales” a los miembros del HDP para atribuirles inmoralidad.
Conclusiones
El movimiento político pro-kurdo está constantemente deslegitimado por los discursos políticos liderados por los funcionarios gobernantes y los partidos políticos de extrema derecha. Las estrategias discursivas más frecuentes son la criminalización y la atribución de una falta de rasgos humanos importantes, como la moralidad y la agencia. Estos discursos pretenden consolidar la polarización política en el país, presentando al movimiento político pro-kurdo como el “otro” y como el “enemigo”, y legitimando así la violencia y la represión contra ellos. Estas declaraciones deshumanizan a los políticos pro-kurdos, minando las perspectivas de un diálogo y una negociación constructivos en Turquía.
Aunque ideológicamente no son receptivos a las demandas del movimiento político pro kurdo, el CHP y Kilicdaroglu parecen dispuestos a promover el diálogo y abstenerse de hacer comentarios que deslegitimen a los políticos pro-kurdos. Esto puede considerarse una mejora para Turquía, teniendo en cuenta la invisibilización histórica de los políticos pro-kurdos. Sin embargo, años de criminalización, enemistad y deshumanización son difíciles de superar, incluso en el caso de un resultado electoral favorable.
Si un nuevo gobierno en Turquía pretende crear una cultura de paz y democratización, será necesario un discurso que re-humanice al pueblo kurdo y relegitime el movimiento político pro kurdo a los ojos de la mayoría de la población. Examinar las estrategias discursivas que conducen a la polarización y la deslegitimación es importante para comprender cómo pueden invertirse estos procesos. Será crucial producir y promover discursos que legitimen al movimiento político pro kurdo como un actor político moral y racional, con el que es posible negociar y trabajar para superar las desigualdades sociopolíticas que persisten en Turquía y el racismo estructural que existe desde la fundación del país.
En un contexto de fracaso económico y político, el gobierno provoca tensiones identitarias y consolida la polarización política con la esperanza de asegurarse así los votos de la población suní-turca mayoritaria del país. Su objetivo es recibir votos a pesar de su fracaso presentando las elecciones como una lucha contra un enemigo peligroso y alterizado. Con este fin, también han empezado a provocar ataques verbales y físicos contra políticos y sedes del CHP, utilizando discursos similares a los que han incitado a la violencia contra partidos políticos pro-kurdos en el pasado.
Lo más importante que pueden hacer los actores internacionales y transnacionales en este momento es condenar todos los actos de violencia y la retórica incitadora a la violencia de los partidos políticos gobernantes, que podría dar lugar a casos de violencia dirigidos contra el movimiento político pro-kurdo y los candidatos que éste apoya.
FUENTE: Serhat Tutkal / Kurdish Peace Intitute / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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