La principal urgencia que nos tenemos que plantear no es la libertad, sino la protección de la propia existencia. ¿Cuál es nuestra existencia como mujeres? ¿Qué es la mujer? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la sociedad? Si vemos la historia en su amplitud, durante el 98% de la historia la mujer tenía un rol principal como generadora y protectora de la vida y la sociedad. Esto no se olvida fácilmente de la memoria social. A día de hoy, la relación vida-mujer-sociedad sigue siendo uno de los fenómenos que más se influencian entre sí.
Por ello, necesitamos conocer nuestra identidad histórica y social. No somos una tabula rasa, un aquí y ahora, como trata de hacernos pensar la Modernidad Capitalista a través de su ideología liberal, que separa la sociedad de su socialización. Si nos preguntamos ¿qué es la mujer?, en la respuesta encontraremos, también, qué es la sociedad.
“La mujer no es un fenómeno físico sino social, la tarea de las ciencias es mostrar como una realidad los aspectos de la identidad que han sido manipulados. Si no se ilumina la naturaleza de la mujer conectada a la naturaleza de la sociedad, ninguna lucha podrá obtener resultado” (Abdullah Öcalan).
Una identidad es una totalidad. Provenimos y somos parte de una historia y de una sociedad, por lo que pretender conocernos separadas de ellas es como pretender que un árbol florezca sin raíces. En este sentido, es reveladora la palabra Pachamama, utilizada para referirse a la tierra y todos sus seres vivos en Abbya Yala (América Latina), que tiene como significado etimológico “madre del espacio-tiempo”. Uno de los objetivos de la Jineolojî al mirar la historia, es encontrar las mentiras sobre la mujer, y sobre la vida en su conjunto, que el sistema de poder ha ido generando. La mujer siempre ha sido definida desde fuera en base a los intereses del régimen de turno, siempre considerada perteneciente a otra persona: padre, marido, jefe, Estado. Por eso, tenemos la urgencia de definirnos por nosotras mismas como mujeres. “La historia de la esclavitud de la mujer todavía no ha sido escrita y la historia de la liberación está a la espera de ser escrita” (Abdullah Öcalan).
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FUENTE: Nora Merino / Jineolojî
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