La muerte de Mahsa Zhina Amini, de 22 años y oriunda de la Provincia de Kurdistán, desencadenó una masiva protesta en Irán. Fue detenida por la policía de la moral del régimen iraní por llevar el pañuelo en la cabeza de forma demasiado “informal”. Poco después, la joven murió en un hospital de Teherán en forma dudosa. La policía niega cualquier responsabilidad de su muerte. Pero según los testigos, la golpearon mientras la subían al patrullero. La versión de la policía fue: paro cardíaco repentino. Sin embargo, según la agencia de noticias kurda ANF, los escáneres de unas tomografías del hospital confirman las acusaciones de la familia de Amini de que la joven murió por golpes violentos en la cabeza.
Actualmente, las mujeres de Irán se quitan el velo públicamente y le prenden fuego. Algunas se cortan el pelo y publican fotos en Internet. En las calles de las ciudades, la gente está incendiando los coches patrulleros de la policía. En los cánticos corean: “¡Muerte a la dictadura!”.
En Irán, la gente vuelve a protestar masivamente contra el régimen de la República Islámica instalado desde 1979. Esta vez muchos esperan derrocarlo realmente. Como antecedente están las grandes protestas de los años 1979, 2009, 2017-2018.
Todes los que ahora protestan en Irán están convencidos de que Amini -como tantas otras antes que ella- fue golpeada hasta la muerte por el régimen iraní. Las detenciones arbitrarias, la tortura y los asesinatos políticos son habituales en la República Islámica de Irán. El régimen también está utilizando una violencia extrema contra las protestas actuales, y ya se han producido muchas muertes.
Desde entonces, decenas de miles de personas se han manifestado en todo el país bajo el lema del movimiento de mujeres kurdas – “Jin, jiyan, azadi” (Mujeres, vida, libertad)- contra la opresión en nombre de la religión. Según el último informe de la organización kurda de derechos humanos Hengaw, al menos 15 manifestantes han muerto en las protestas en decenas de ciudades. Entre las víctimas mortales se encuentran dos jóvenes de 15 y 16 años. Además, al menos 733 personas han resultado heridas y más de 600 están bajo custodia policial. La organización Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo, habla incluso de 36 muertos. Según los medios de comunicación estatales, también murieron dos policías.
El presidente de Irán Ebrahim Raisi ha advertido que no se debe propagar el caos tras las protestas en su país. “Los hechos son inaceptables”, dijo. Asimismo, el viernes se llevaron a cabo manifestaciones organizadas por el Estado en varias ciudades iraníes. Esos manifestantes pedían la ejecución de los “alborotadores”.
La opresión tiene cara de mujer
El velo forzado es el símbolo más visible de toda una serie de restricciones impuestas a las mujeres por la ley religiosa, por ello la quema de los velos es muy simbólica.
Las mujeres están bajo tutela masculina. A menudo se les obliga a casarse. Las niñas pueden casarse a partir de los 13 años, incluso antes con el permiso de un juez.
La homosexualidad también está prohibida en Irán. Se castiga con la flagelación o la muerte. Desde la Revolución Islámica, más de 4.000 homosexuales han sido asesinados por su orientación sexual. A veces, los ejecutados son colgados públicamente de grúas para disuadir a otros. En Irán, las mujeres sufren discriminación generalizada tanto en la legislación como en la práctica, incluidos los ámbitos del matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos, la libertad de circulación, el empleo y el acceso a cargos políticos. Mujeres y niñas no reciben protección adecuada frente a la violencia intrafamiliar y de otra índole, incluidos el matrimonio precoz y forzado y la violación conyugal. La legislación sobre el uso obligatorio del velo (hiyab) autoriza a las fuerzas policiales y paramilitares a actuar de manera selectiva y regular contra las mujeres mediante hostigamiento, violencia y prisión.
Este año, por primera vez, dos activistas queer, Zahra Sedighi-Hamedani y Elham Choobdar, también fueron condenadas a muerte.
Esta violencia patriarcal no se hace en secreto, sino de forma muy oficial. Es una parte integral del sistema iraní. La opresión violenta de las mujeres es sistemática en Irán. Esta avala la persecución de cualquier persona que viole la actual Sharia (ley islámica). Las mujeres no son iguales a los hombres ante la ley.
Derribar la dictadura
Sin embargo, los manifestantes en Irán no quieren ser escuchados por el régimen, quieren derrocarlo. La dictadura religiosa, su desprecio por los derechos humanos, es odiada por la mayoría.
Durante toda la semana hubo multitudinarias movilizaciones en las principales ciudades del mundo, bajo el lema solidaridad internacional, ¡feministas del mundo unidas!
FUENTE: Ana Muro, desde Berlín / Anred
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