Las demandas de una “zona de exclusión aérea” para las regiones lideradas por kurdos del norte y este de Siria (NES) son comunes. Los activistas han lanzado la campaña con el hashtag #NoFlyZone4Rojava, mientras que los líderes políticos y militares de la región repiten regularmente la demanda en declaraciones públicas y reuniones con funcionarios occidentales. Los lugareños han protestado frente a las bases de los ejércitos ruso y estadounidense con la misma demanda. Pero, ¿qué significa esta demanda, política y militarmente? ¿Hay alguna ruta factible para lograrla?
El concepto de zona de exclusión aérea es relativamente moderno y se desarrolló durante la era de la hegemonía militar estadounidense y la “vigilancia mundial” a partir de 1990. De hecho, el concepto se implementó por primera vez en Kurdistán, luego de la Guerra del Golfo de 1991. Estados Unidos intervino en la región kurda (Bashur), en el norte de Irak, con el objetivo declarado de evitar más genocidios y el uso de armas químicas contra el pueblo kurdo por parte del dictador Saddam Hussein. Por supuesto, esto también permitió a Estados Unidos establecer un punto de apoyo en lo que se convertiría en la Región del Kurdistán de Irak, que sería fundamental en su posterior invasión de Irak y el derrocamiento de Saddam Hussein en 2003.
Por un lado, los recuerdos continuos de la intervención estadounidense contribuyen a la búsqueda continua de protección internacional para Kurdistán. Por otro lado, la intervención de Estados Unidos en Irak ilustra la verdad de que cualquier intervención norteamericana, u otros actores internacionales, enmascarará la realpolitik y los objetivos estratégicos que no tienen nada que ver con la defensa del pueblo kurdo.
Por muy ciertos que sean, ni los argumentos éticos ni los legales nunca van a ser suficientes para promover un cambio en la política estadounidense o internacional. La acción militar estadounidense y el bombardeo a lo largo del paralelo 33 de Irak fueron condenados por las Naciones Unidas, pero pronto se convirtieron en una realidad de facto, y el KRI (Gobierno Regional de Kurdistán) fue reconocido oficialmente en la nueva Constitución iraquí.
Hoy, Estados Unidos, la ONU y otros actores internacionales utilizan argumentos legalistas para justificar su falta de apoyo a NES en varios campos. No hay forma de establecer un tribunal internacional para juzgar a los combatientes de ISIS, ya que la región no está reconocida internacionalmente, lamentan, a pesar de que estos son los mismos poderes que podrían reconocer unilateralmente la región si así lo desean. No hay forma de superar el veto ruso que impide que la ayuda de la ONU ingrese a NES, suspiran, a pesar de que todos estos poderes actúan unilateralmente en Siria cuando les place.
Lo mismo es cierto para la zona de exclusión aérea propuesta. El hecho es que una zona de exclusión aérea para NES sería una declaración política, no una necesidad legal. Estados Unidos y Rusia ya participan en la resolución de conflictos por el espacio aéreo de la región, y actualmente no permiten que Turquía lance un ataque terrestre o aéreo significativo, ya que esto no se ajusta a sus intereses políticos. Por otro lado, tampoco sería probable que derribaran aviones turcos si el presidente Erdogan dejara de lado la precaución y lanzara una invasión de todos modos.
La declaración de una zona de exclusión aérea sería un acto político, una declaración pública de oposición a las políticas del gobierno turco de limpieza étnica y ocupación en el norte de Siria. En circunstancias tan finamente equilibradas, ni los garantes estadounidenses ni rusos tienen apetito por una declaración tan audaz y prefieren continuar con su política de apaciguamiento hacia Turquía, en particular, haciendo la vista gorda ante la creciente campaña de ataques aéreos.
Como dijo recientemente la periodista italiana Benedetta Argentieri a Medya News: “No creo que (el establecimiento de una zona de exclusión aérea) suceda… Si hay un gran movimiento de personas que salen a la calle tal vez esto podría suceder. No tengo mucha confianza en que la comunidad internacional se levantará y hará lo que sea necesario”.
Ante la ausencia de voluntad política por parte de las potencias internacionales, las comunidades internacionales deben continuar apoyando a NES y sus residentes kurdos, árabes, cristianos, yezidíes y otros. Ellos mismos no pueden proteger a la gente de NES de los ataques con aviones no tripulados turcos que han matado a decenas solo este año, ni de ninguna invasión que se avecina. Pero aunque no pueden cerrar los cielos, pueden estar al lado de la gente y continuar haciendo que los poderes garantes rindan cuentas por todos los medios a su disposición.
FUENTE: Matt Broomfield / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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