Este pasado miércoles 15 de junio, diferentes miembros de las Brigadas Internacionales en Solidaridad con Rojava hemos tenido la oportunidad de reunirnos en Suleymaniyeh (Kurdistán iraquí, Bashur) con diferentes personalidades del mundo audiovisual.
Directores, guionistas, operadores de cámara y sonido, músicos y actores han protagonizado este encuentro, donde nos han respondido a diferentes cuestiones alrededor de la dificultad de crear material audiovisual en Kurdistán.
“Han de destacarse algunos puntos. Independientemente de la ideología de cada persona creadora, subyace la identidad kurda. Somos personas que ante dificultades o períodos óptimos, creamos; nos basta con reclutar y plasmar ideas en un guion y tener una cámara. Incluso desde un punto de vista económico, no existe problema. Una vez creado el contenido, independientemente de la temática, podemos incluso exportarlo y lo hacemos; pero llegando a participar en festivales de talla como son Sitges, Venecia o Cannes ante pequeñas y grandes productoras a nivel global, se nos presenta y sella el producto bajo las siglas jurisdiccionales de los cuatro estados en que está dividida la nación kurda. Las diferencias de esta opresión nacional y falta de libertades, por supuesto, afectan cuando creamos. En Bashur tenemos el privilegio de no pagar por los escenarios ni permisos para rodar donde deseemos. Sin embargo, es un bien menor comparado con la represión religiosa y de negación de identidad que desde Turquía o Irán supone el recorte de recursos creativos”.
En efecto, decenas de personas son oprimidas y condenadas a penas de cárcel por motivos ideológicos, que llegan a acabar con la vida de artistas o, en el mejor de los casos, llegar al punto de un exilio sin poder regresar. Se desconocen el número de artistas que han sido asesinadas por intentar publicar contenidos. Si abordar la religión es un peligro que conlleva la muerte, la presencia femenina y la identidad sexual son parte de estas dinámicas autoritarias y dictatoriales.
Por ello, la necesidad desde pilares como los grandes festivales cinematográficos anteriormente comentados puede traducirse en trampolín para el mayor conocimiento de la cuestión kurda y desde allí: poder denunciar la situación de vulneración de derechos que se sufre como población; no solo en términos nacionales, sino para alcanzar mayor número de libertades como la ruptura de tabús y puesta en escena de los mismos desde la cultura y la paz.
FUENTE: Brigadas Internacional en Solidaridad con Rojava / Vía Albar Arraitz San Martín / Agencia Mp3 / Loquesomos.org
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