La agitación que sentí anoche después de escuchar las amenazas explícitas de Erdogan contra la Región Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) no solo fue provocada por esa noticia en sí misma, sino también por la larga corriente de desinformación y marcos peligrosos que se están difundiendo. O se desconoce la perspectiva local o no se la ha tenido en cuenta. Cuando miras desde la perspectiva de las personas que están bajo amenaza, la situación se puede entender mejor.
Permítanme centrarme en tres percepciones erróneas y perspicaces.
Alguien dijo que había habido una “calma relativa” entre 2018 y 2019, es decir, desde la anterior invasión y ocupación de Afrin en el noroeste de Siria por parte de Turquía, y luego Gire Spî (Tell Abyad) y Serêkaniye (Ras al-Ayn) y todo el territorio entre medio, al este del Éufrates. Relativa calma, sí, pero para los observadores en el extranjero que solo se enfocan en los equilibrios geopolíticos entre Estados Unidos y Turquía, Turquía y Rusia, la OTAN y Turquía, y tal vez una pizca del ISIS.
Sobre el terreno, no hay una “calma relativa”. Miles de personas, que habían vivido en auténtica calma durante la mayor parte de la guerra en Siria porque la AANES se la proporcionaba, y las YPG y las FDS (Unidades de Protección del Pueblo y Fuerzas Democráticas de Siria, respectivamente) la protegían, han visto sus vidas desmoronarse. Fueron desplazadas, sus casas saqueadas y confiscadas, sus olivares destruidos o sus aceitunas robadas; fueron secuestradas, asesinadas, violadas. Sus ciudades natales están devastadas por bandas yihadistas y por los mercenarios de Turquía, que a su vez luchan entre sí, convirtiendo las tierras en madrigueras de bandidos. La libertad de vivir tu cultura y acatar tu religión se encuentra restringida.
No es su trabajo
Un “experto” dijo que “ambos bandos habían intensificado el conflicto”. Aunque la mayoría de la gente que sabe de lo que habla conoce muy bien que la agresión viene solo de un lado -al igual que la agresión en Ucrania viene de un solo lado, y no de los ucranianos-, todavía existe la percepción de que las FDS y las YPG y las YPJ son fuerzas militares sobre las que Turquía tiene “preocupaciones legítimas de seguridad”. Estas preocupaciones no son legítimas: estos grupos no están involucrados en ataques contra Turquía y no se llevan a cabo operaciones transfronterizas desde el norte y el este de Siria hacia Turquía. Las YPG, YPJ y las FDS realmente tienen otras cosas en mente, y no están en su “kar”, no en su trabajo.
Su cometido es proteger a la Administración Autónom. Sería genial si un medio internacional señalara eso. No se trata de apoderarse del territorio, no se trata de atacar, se trata de defender. Lo que protegen y defienden es un experimento con democracia de base, una forma de autogobierno que evoluciona en torno al respeto por la diversidad que define a todo Oriente Medio en lo que respecta a etnias, religiones e idiomas. Se llama confederalismo democrático y es un modelo que no solo tiene como objetivo dar libertad a los kurdos, sino libertad a todos y a todas. Cuando se implementa ese modelo en áreas de mayoría árabe, como Raqqa o Manbij, el objetivo no es imponer el gobierno kurdo, sino establecer el autogobierno para y por los locales.
Un padre ideológico
Una idea errónea persistente es también que el PKK, las YPG y las FDS son lo mismo. Pero no es complicado: el PKK está en guerra con el Estado turco, tiene su sede en las montañas del norte de Irak junto a la frontera turca e iraní. Las YPG y las FDS tienen su sede en Siria y están defendiendo sus tierras, como se mencionó anteriormente.
Que intercambien luchadores no quiere decir que sean iguales. Cuando eres un luchador dedicado a la ideología de Abdullah Öcalan (quien es el padre ideológico del confederalismo democrático), puedes tener “kar”, una tarea, en cualquier lugar donde esas fuerzas estén activas. Cuando estás en Qandil, a lo largo de la frontera iraní, y te transfieren, por ejemplo, a Qamishlo, en Siria, tu tarea cambia con tu reubicación. Ya no estás luchando contra Turquía, sino defendiendo la región autónoma, luchando contra ISIS y ayudando a defender las tierras contra el ejército turco cuando invade.
Zona peligrosa
Saber todo esto te ayuda a entender mejor lo que está pasando y lo que está planeando Erdogan. Erdogan odia el autogobierno, odia la democracia, y tiene miedo de las fuerzas que están destruyendo su poder. Que quiere implementar una “zona segura” (en el norte de Siria) es una retórica que repiten muchos analistas internacionales, pero por favor, no usemos esa expresión. Cualquier tierra donde aparezca el Estado turco no puede ser una “zona segura”, sino que solo se convierte en una zona de peligro. Toda Turquía (y no solo Erdogan, excepto el HDP –Partido Democrático de los Pueblos) apoya estas políticas, con la que quiere reubicar allí a millones de refugiados sirios.
“Voluntariamente”, siguen repitiendo, pero no existe tal cosa. Hace tan solo unos días en La Haya, hablé con unos sirios que acababan de llegar a Europa desde Estambul; les cuento: los sirios en Turquía tienen miedo de salir a la calle, no solo por la creciente violencia contra ellos, sino también porque es muy difícil obtener los documentos de residencia y podrían ser transportados de regreso a su tierra natal si los atrapan sin los documentos correctos. Tienen miedo de regresar a la tierra donde reina el dictador Al Assad, y con razón.
Demografía
La ocupación turca es mala para los sirios en Siria y para los que están en Turquía. Y para el tejido multiétnico, multilingüe y multirreligioso de las sociedades que ahora viven en las comunidades autónomas. Los sirios en Turquía se utilizarán para cambiar la demografía de la región, socavando la seguridad no solo de los kurdos, sino también de los armenios, siríacos, yezidíes y turcomanos.
Esto es lo que está en juego. La OTAN puede querer apaciguar a Turquía para que la mantenga a bordo en la guerra contra Putin, pero se olvida de que tiene un Putin entre ellos, un dictador fascista, irredentista, militarista y sediento de sangre. Y la OTAN es cómplice. Esos son los hechos sobre los que se debe construir el análisis.
FUENTE: Fréderike Geerdink / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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