Es evidente que el último ataque de Turquía dirigido hacia el sur de Kurdistán (Bashur, norte de Irak), implementado el 17 de abril, es diferente a los anteriores. El nivel de apoyo brindado por el Partido Democrático de Kurdistán (PDK) también es diferente al del pasado.
El Primer Ministro de la Región del Kurdistán de Irak (RKI), Masrour Barzani, visitó Turquía tres veces en los cuatro meses anteriores al lanzamiento de los ataques. El presidente del KRI, Neçirvan Barzani, también habló con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan al menos dos veces en esos mismos cuatro meses. También hay informes de muchas reuniones entre Turquía y la administración del PDK (el partido de la familia Barzani). Se informó en la prensa del Kurdistán del Sur que los ataques contra la región y los planes para que el ejército turco se despliegue en ciertos lugares, se discutieron en reuniones celebradas en las fronteras con oficiales militares adjuntos del PDK.
El Christian Peacemaker Teams (CPT), una ONG en el Kurdistán iraquí, ha producido una hoja informativa que dice que Turquía, penetrando 19 kilómetros desde la frontera en su ataque iniciado el 17 de abril, está intentando establecer bases permanentes en cinco nuevos lugares: Çiyayê Reş, Şikefta Brîndaran, Aris Faris, Werxelê y Kurêjahro.
La presencia de helicópteros tipo Chinook, utilizados por primera vez en estos ataques, también respalda esta información. Turquía utiliza estos helicópteros, que tienen una capacidad de 10 toneladas además poder llevar a unos 60 soldados armados, para transportar armamento pesado, artillería, vehículos militares y otros materiales necesarios para establecer bases permanentes en la región. Además, el Estado turco ya ha transportado pesados bloques de hormigón desde el punto fronterizo de Habur para proporcionar seguridad a las bases militares turcas previstas en Bamerne (Bamernî).
La base militar de Bamerne fue utilizada como cuartel general en el último ataque. Se enviaron soldados turcos a esta base, establecida en 1994 por una resolución de la ONU para servir como una “fuerza de paz” tras el conflicto entre el PDK y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK). También se decidió que los soldados turcos de esta base no podían participar en operaciones militares contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Sin embargo, esto ha cambiado en los últimos años. Turquía utiliza casi 40 bases militares grandes y pequeñas sin obstáculos, incluida la de Bamerne, en sus operaciones de ocupación en el Kurdistán del Sur.
La base de Bamerne se construyó en el período de Saddam Hussein como un aeropuerto militar para operaciones en el Kurdistán. Ahora, la base está completamente controlada por Turquía; y helicópteros militares, aviones exploradores armados y desarmados participan en los ataques, despegando de esta base.
Además del aeropuerto militar de Bamerne, la base militar de Sirî, a pocos kilómetros de la ciudad de Sheladiz (Şeladizê), en la llanura al sur de la cordillera de Kurêjahro, objetivo de las operaciones de ocupación, se ha utilizado con eficacia en los ataques recientes. El Estado turco quería usar los tanques en la base de Bamerne en un ataque a Zap, en febrero de 2008, pero fracasó cuando la gente de la región se paró frente a los tanques. También querían utilizar la base de Sirî en los ataques lanzados en 2019, pero no pudieron hacerlo después de que jóvenes de Sheladiz asaltaran e incendiaran el lugar.
La razón principal por la que Turquía ha podido usar las bases en la región con tanta libertad, especialmente en los últimos dos años, es la actitud de la administración del PDK. Esto está provocando la condena de la gente. Sin embargo, la situación no es como en 2008 o en 2019, ya que la administración del PDK aumentó la presión sobre la gente y está arrestando a quienes denuncian las bases turcas o critican los ataques militares. Tampoco debemos olvidar que ha habido una migración masiva desde la región debido a la opresión del PDK y los ataques de ocupación de Turquía, y que los jóvenes -en particular- han abandonado la región, por lo que incluso si hay reacciones, aún no se conocen públicamente.
Es evidente que las potencias internacionales están dando un apoyo activo a estos últimos ataques turcos. Y en el centro de los planes, en los que Gran Bretaña toma la iniciativa y que Estados Unidos y los estados europeos apoyan, se encuentran las reservas de gas natural y petróleo en el sur de Kurdistán. En su propio interés, las potencias internacionales que ahora se vuelven hacia el Medio Oriente después de la guerra de Ucrania, prefieren guardar silencio ante los ataques de Turquía, implementados en cooperación con el PDK.
Hay una reserva de petróleo crudo de alrededor de 145 mil millones de barriles en Irak y en el Kurdistán del Sur, según datos de la OPEP de 2019. Esto es aproximadamente el 10% de la reserva de petróleo crudo en el mundo. Al aumentar la producción, Irak ha logrado convertirse en los últimos años en el mayor productor de petróleo después de Arabia Saudita. Con una producción diaria de 4,5 millones de barriles de petróleo, Irak sigue a Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita.
La administración del Kurdistán del Sur y, naturalmente, el PDK, ahora controlan el 10% de las reservas de petróleo de Irak. Casi todo este petróleo, que son 450.000 barriles diarios, se vende al exterior a través de Turquía. Por supuesto, una parte significativa del petróleo de Irak también se vende a través de Turquía.
Esta es la imagen en la que los chupasangres se deleitan los ojos. Y, lamentablemente, debido a la falta de previsión del PDK, lo que recae sobre los kurdos es sangre y muerte.
FUENTE: Fehim Işık / Yeni Özgür Politika / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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