Con respecto a Siria, la pregunta más urgente y poderosa en la actualidad es: ¿cómo el llamado norte sirio liberado se convirtió en un refugio seguro para el terrorismo y el extremismo?
Desde el comienzo del movimiento revolucionario sirio, el Estado de ocupación turco se dispuso a apoyar a los grupos islamistas, en un esfuerzo por islamizar la sociedad siria, bajo el mando de los Hermanos Musulmanes. Bajo el lema de derrocar al régimen y apoyar al pueblo sirio, han venido de todas partes del mundo a Siria. Con sus políticas, Turquía ha convertido al país en un atolladero para terroristas de todo el mundo. Por otro lado, también transformó a los sirios en mercenarios y los ha exportado al extranjero para implementar su agenda, llegando ahora a un punto en el que la palabra “sirio” se ha convertido en un miedo en muchas sociedades que fueron objeto de violaciones por parte de ellos. Además, Europa ha desarrollado una fobia a los refugiados sirios, debido a que Turquía busca imponer sus agendas a través del chantaje al abrir sus fronteras a los refugiados y enviarlos a Europa. No entraremos en los detalles de sus políticas sistemáticas desde el comienzo de la crisis, destinada a desplazar a los sirios a otros países.
En sus políticas exteriores y expansionistas, el Estado de ocupación turco siempre se ha basado en organizaciones islámicas extremistas. Constantemente, busca obstruir las operaciones de eliminación de estas organizaciones, recurriendo a diversos métodos y medios para preservarlas, incluida la conversión del llamado norte liberado en áreas controladas por Al Qaeda y Jabhat Al Nusra. De hecho, fue liberada por un pueblo que abogaba por la libertad, la justicia social y una vida digna.
Tras los incansables esfuerzos y grandes sacrificios realizados por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), con el apoyo y respaldo de la Coalición Global para Derrotar al ISIS, el gobierno turco del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) aprovechó todos sus medios para mantener vivas y activas a las organizaciones terroristas tras la eliminación del llamado de Califato del Estado Islámico (ISIS) sobre el terreno y geográficamente en sus últimos bastiones en la ciudad de Al Baghouz, en la provincia siria de Deir Ezzor. La gran mayoría de los principales líderes de primera generación de la organización huyeron a las áreas ocupadas por Ankara, continuaron directamente a Turquía, o permanecieron en las áreas controladas por sus aliados del denominado gobierno interino sirio. La mayoría de estos líderes de ISIS ahora son jefes de facciones con nuevos nombres bajo el Ejército Nacional Sirio (ENS).
Los recientes hechos en la prisión de Hesekê desvelaron esta relación orgánica entre el gobierno del AKP e ISIS, al realizar un esfuerzo por liberar a los presos de la organización con el apoyo de elementos que trabajan bajo su mando. Después de este fracaso, Turquía persuadió a la comunidad internacional para que asumiera la tarea de recibir a los elementos de ISIS y juzgarlos en sus tierras. Esto se hizo como un esfuerzo por ocultar los hechos que prueban la participación de Turquía en el terrorismo y evadir cualquier problema legal en el futuro, sin mencionar sus esfuerzos por mantener los elementos de la organización y explotarlos para sus proyectos, ya sea en Siria o en otras naciones.
Tras el fracaso de los elementos de la organización para controlar la prisión, el AKP intensificó deliberadamente sus ataques en las áreas del norte y este de Siria a través de drones y artillería, en represalia por la defensa de la prisión y para socavar la seguridad y estabilidad de la región.
El llamado norte liberado, donde el ejército turco ha establecido puestos de avanzada y bases, y también tiene presencia de mercenarios, se ha convertido en una incubadora para el terrorismo y el extremismo. Es un espacio desde el que se dirige las operaciones terroristas y se gestionan las organizaciones terroristas. El asesinato de Abu Bakr Al Baghdadi en la ciudad de Barisha es evidencia de ello, así como la administración de Al Qurayshi para atacar la prisión de Hesekê (fue ultimado en la ciudad de Atma) y la llegada de los terroristas suicidas de Serêkaniyê (Ras al-Ain) y Girê Spî (Tal Abyad). Con estas dos últimas zonas bajo el control de Turquía, se mantiene activo y vivo el terrorismo. Los continuos ataques de Turquía obstaculizan los esfuerzos para erradicar el terrorismo y el extremismo.
El llamado norte liberado, que está controlado por Turquía, no es más que un área para que prosperen Jabhat Al Nusra, Al Qaeda e ISIS. Es un área desde la cual ISIS anuncia su segundo califato.
Cualquier intención real de la comunidad internacional de eliminar el terrorismo comienza con la verdadera liberación del norte de Siria, principalmente de la ocupación turca, y la expulsión de Turquía del país. Entonces se puede decir que se han dado los primeros pasos en la dirección correcta.FUENTE: Bassam Saker / Syrian Democratic Times / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
Be the first to comment