La destrucción de Hasankeyf y la sed de Mesopotamia

En julio del año pasado, el gobierno de Turquía empezó a llenar la presa Ilisu, conocida por encontrarse pocos kilómetros al sur de la antigua población de Hasankeyf. La inundación del valle ha generado casi 80.000 desplazados, muchos de ellos trasladados por el gobierno a una población construida para albergar a los antiguos residentes de la ciudad sumergida. Hasankeyf, situada en al sureste del Estado turco, un territorio de mayoría kurda, era uno de los asentamientos humanos más longevos de Oriente Medio, con ruinas que datan de hasta 12.000 años de antigüedad: cuevas con indicios de haber sido habitadas desde el Neolítico, restos de fortificaciones romanas, ruinas de un puente medieval y otros muchos bienes ya perdidos. Además, el valle en el que se encontraban los yacimientos había sido declarado área de conservación natural en 1981. Una empresa neerlandesa contratada por Ankara transportó algunos edificios al nuevo asentamiento, pero la mayoría de los yacimientos están ahora sumergidos por el río Tigris. La pérdida es aún más reseñable si se tienen en cuenta los enormes daños que han sufrido los restos arqueológicos en Mesopotamia a lo largo de los últimos 20 años.

La presa fue proyectada en 1954 por la Junta Nacional del Agua de Turquía, y el proyecto se empezó a llevar a cabo, entre pleitos, en 1996. En la década y media siguiente, dos grupos de inversores extranjeros acabaron por retirarse del proyecto por las protestas que, dentro y fuera de Turquía, denunciaban que la construcción de la presa destruiría yacimientos arqueológicos de gran importancia para la población local y la humanidad en general. Tras conseguir formar un nuevo grupo de inversores, formado por bancos turcos relacionados con su partido, Recep Tayyip Erdogan relanzó el proyecto, enfrentando siempre una fuerte resistencia por parte de la población local. Tras el intento de golpe de Estado en 2016, las protestas fueron prohibidas y criminalizadas sistemáticamente. El desigual reparto de las compensaciones a los habitantes de la localidad dividió a los vecinos que, desde Hasankeyf, trataban de detener la construcción de la presa. La oposición a la misma ha generado no solo un movimiento muy transversal dentro de Turquía, que aúna a activistas kurdos con ecologistas e intelectuales capitalinos, sino que ha suscitado también un amplio debate en el ámbito del derecho internacional y la defensa del patrimonio cultural.

El gobierno de Erdogan ha argumentado en dos direcciones para justificar la construcción de la presa: su potencial contribución a la generación de energía eléctrica, que aumentaría la producción del país considerablemente, y el desarrollo de la provincia de Batman y el área circundante. Faruk Doru es el antiguo representante del partido HDP (Partido Democrático de los Pueblos) en Europa y actual delegado del movimiento kurdo en España y Portugal. Cuando le preguntamos por la presa, se muestra muy crítico. La embajada turca en Madrid, por su parte, ha rechazado responder a nuestras preguntas.

La sed de Mesopotamia

La región más afectada es Siria, que además sufre este año de unas lluvias excepcionalmente escasas -una reducción de entorno a un 60% en las precipitaciones-, agravando así una situación que ya era muy delicada. Un estudio de 2014 señalaba, de hecho, la reducción de caudal del Tigris y del Éufrates a su llegada a Irak: el primero perdía un 0,3% del mismo al año y el segundo un 1%.

Recientemente, el frágil ecosistema sirio ha sufrido otro golpe más. La guerra que libra Turquía contra los movimientos de liberación kurdos, hegemónicos en la Administración Autónoma del Noreste de Siria (en adelante AANES, región autónoma de facto desde 2012) parece haber entrado en una nueva e imprevisible fase: desde la invasión de determinadas áreas del territorio por Ankara y sus aliados islamistas en octubre de 2019, la estrategia de Erdogan parece haber virado al planteamiento de una guerra de en todos los niveles. Al bloqueo económico internacional que afecta al Estado sirio, y en consecuencia también a la AANES, Turquía suma ahora la interrupción de la corriente del río Éufrates -donde se encuentra, entre otras, la gran presa Atatürk-, y la obstrucción de otros flujos de agua esenciales para la supervivencia de la población y del ecosistema local. Los cortes de agua afectan también al territorio controlado por Damasco, que lamenta que Turquía esté incumpliendo el tratado de 1987, que obliga a Ankara a asegurar un caudal de 500 metros cúbicos al segundo, y a Irak, donde se encuentra la desembocadura del río.

La ciudad fronteriza de Serêkaniyê -Ras al Ayn en árabe- fue ocupada durante la mencionada ofensiva turca de 2019. A través de ella, entra en Siria el río Jabur, que atraviesa numerosas poblaciones hasta llegar a la ciudad de Hasaka y, algunos centenares de kilómetros más al sur, desemboca en el Éufrates. El Jabur es esencial no sólo para dar de beber a los habitantes del noreste sirio y a su ganado, sino también para regar los extensos campos de trigo de la región y alimentar a la presa de Tabka, que genera gran parte de la electricidad consumida en la AANES. Tanto Faruk Doru como H. Serhildan, que actualmente vive en la AANES, nos confirman que desde la ocupación de Serêkaniyê por Turquía del río Jabur sólo queda el lecho: ya no hay agua. Serhildan añade, en este sentido, que esto implica que al no funcionar la presa de Tabka, tienen que obtener energía con viejos generadores de diésel, y aun así apenas tienen electricidad dos o tres horas al día.

Esta situación se repite con otras corrientes de agua a lo largo de toda la AANES. Faruk Doru lamenta el silencio de las organizaciones internacionales sobre esta cuestión: “La ONU solo ha hecho una declaración, que no ha servido de nada, mientras se agrava la situación de una región ya devastada por la guerra contra el ISIS”. El bloqueo económico, además, complica la gestión de los escasos recursos hídricos disponibles por la imposibilidad de adquirir bombas, pastillas purificadoras y otros elementos de filtración y potabilización del agua. Todo esto complica aún más la situación de una región, en la que habitan decenas de miles de desplazados por los conflictos que llevan diez años sucediéndose en Siria.

Agua y guerra

El uso del agua con fines políticos no es novedoso en las relaciones de Turquía con sus vecinos. En 1999, Ankara amenazó a Siria con cortar los flujos de agua que descienden desde su país si Damasco no expulsaba al líder guerrillero kurdo Abdullah Öcalan de su territorio.

La situación de Siria se sigue agravando a medida que avanzan los meses de verano. El asedio funcional a través del uso de presas al que está sometida la AANES, tiene escasos precedentes históricos, y sus consecuencias pueden ser catastróficas si la situación permanece inalterada. En la Administración Autónoma se teme que al desgaste producido por la interrupción de los flujos de agua siga otra invasión militar, como la de 2018 en Afrin, o la de 2019 entre Tel Abyad y Serêkaniyê.

El cambio climático y la desertificación están aumentando el valor estratégico de muchas fuentes de agua en sitios donde es escasa, y por lo tanto están creciendo también las tensiones alrededor de ellas en todo el planeta. Ejemplos significativos son el plan de paz ofrecido por Donald Trump a la Autoridad Palestina para acabar la ocupación, que otorgaba las fuentes de agua más importantes y toda la ribera del Jordán a Israel, o la enorme tensión entre Etiopía y Sudán y Egipto, generada por la finalización por Etiopía de la presa del Renacimiento sobre el río Nilo.

Bibliografía y referencias:

-Cook, B. I., K. J. Anchukaitis, R. Touchan, D. M. Meko, y E. R. Cook (2016), Spatiotemporal drought variability in the Mediterranean over the last 900 years. Geophys. Res. Atmos., 121, 2060–2074,

-Gall, C. Lima, M. An Ancient Valley Lost to ‘Progress’, The New York Times, 5 julio 2020: https://www.nytimes.com/2020/07/05/world/middleeast/turkey-erdogan-hasankeyf-Ilisu-dam.html

-Hole, F., Drivers of Unsustainable Land Use in the Semi-Arid Khabur River Basin, Syria. Geographical Research, marzo 2009. Páginas 4-14: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1745-5871.2008.00550.x

-Issa, I. E, Al-Ansari, N., Sherwani, G. H., Knutsson, S (2014), Expected Future of Water Resources within Tigris-Euphrates Rivers Basin, Iraq. Journal of Water Resource and Protection 6:421-432

-Kucukgocmen, A. ‘History disappears’ as dam waters flood ancient Turkish town, Reuters, 25 de febrero de 2020: https://www.reuters.com/article/us-turkey-dam-idUSKBN20J1TW

-Menéndez, V. La protección internacional del patrimonio cultural inmueble en tiempos de paz. Tesis doctoral en elaboración.

-Tishreen Dam Administration: allegations about increasing level of Euphrates River are untrue. Hawar News Agency, mayo 2021: https://hawarnews.com/en/haber/tishreen-dam-administration-allegations-about-increasing-level-of-euphrates-river-are-untrue-h24524.html

FUENTE: Guillermo di Marco / Descifrando la Guerra

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