Tras dos meses y medios de combates, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) han difundido un comunicado en el que declaran oficialmente liberada la ciudad de Manbij, un importante centro logístico para la recepción, entrenamiento y organización de los voluntarios extranjeros que llegaban a través de Turquía para encuadrarse en el Estado Islámico.
La ofensiva de esta alianza impulsada por el Partido de la Unión Democrática (PYD) y sus Unidades de Protección Popular (YPG), las dos principales organizaciones kurdas de Siria, comenzó el 1 de junio, avanzando de forma progresiva siempre con el respaldo aéreo de la aviación internacional hasta cercar toda la ciudad para, después, ir ocupando barrio por barrio hasta quedar, a comienzos de este mes de agosto, solo unas bolsas de resistencia en el centro de la ciudad. De acuerdo con las informaciones suministradas por las SDF, finalmente se llegó a un pacto verbal para que los últimos yihadistas abandonaran la ciudad el pasado día 12 en dirección a Jarabulus llevando consigo sus armas siempre que dejaran libres a cientos de civiles que mantenían como rehenes.
También de acuerdo con fuentes locales, aparte de las grandes cantidades de armamento arrebatadas al Estado Islámico, se ha encontrado una valiosa información en ordenadores sobre la forma de organizar a los extranjeros, así como cientos de nombres con su filiación y las vías de apoyo financiero internacional.
Para la alianza kurda, en la que también se integran grupos procedentes del antiguo Ejército Libre de Siria, tribus árabes, organizaciones cristianas asirio-caldeas y turcómanas, en los numerosos bombardeos sobre la ciudad habrían muerto solamente unas decenas de civiles mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos eleva esa cifra a más de 400 personas, muchas de las cuales eran utilizadas por el Estado Islámico como “escudos humanos” en los edificios donde presentaban resistencia a las YPG y sus aliados. Otros 300 habitantes de la ciudad habrían muerto debido a los bombardeos del Estado Islámico, a venganzas contra quienes apoyaban a los atacantes o por francotiradores yihadistas que disparaban contra los civiles que intentaban huir de la ciudad.
Esta importante pérdida del Estado Islámico ha abierto un nuevo contencioso entre Estados Unidos, que junto con Alemania y Francia apoya con medios aéreos y terrestres a las SDF, y Turquía, que se negaba a que las YPG kurdas pasaran a la orilla occidental del río Éufrates para participar en la ofensiva. Debido a las presiones norteamericanas, Turquía terminó aceptando que las YPG intervinieran en la operación siempre que, una vez conquistada Manbij, volvieran a cruzar el Éufrates y regresaran a la parte oriental del río.
El régimen de Erdogán teme que las fuerzas kurdas utilicen Manbij como plataforma para lanzarse sobre la ciudad de Al Bab, situada a mitad de camino en dirección a las zonas que las YPG ya controlan al norte de Alepo, donde se encuentra la ciudad de Tell Rifaat, lo que les permitiría alcanzar su principal objetivo de unir territorialmente todo el norte de Siria, zona donde el PYD quiere implantar una sistema de corte federal que pueda servir de ejemplo político para toda Siria. En este sentido, Saleh Muslim, líder del PYD, ha declarado que Manbij será un modelo de convivencia que podría contribuir a encontrar una salida democrática a la crisis que vive el país.
Esta es la razón por la que el denominado Consejo Militar de Al Bab, formado inmediatamente después de declarar la liberación de Manbij y cuyo objetivo es iniciar ahora la ofensiva sobre Al Bab, está compuesto únicamente por fuerzas locales y de los pueblos de las proximidades, llamando la atención la ausencia de las YPG y de otros grupos claramente afiliados a las fuerzas kurdas.
Sin embargo, en una observación detallada de la composición étnica de esa zona, como se aprecia en el mapa, se puede ver que precisamente Al Bab, una ciudad que no llega a los 100.000 habitantes y que mayoritariamente es árabe, está rodeada por numerosas aldeas y localidades kurdas, sobre todo Qabasin, justo al norte del nuevo objetivo de la coalición kurdo-árabe.
De repetirse con Al Bab la misma forma de actuar que en el caso de Manbij sería inevitable que las YPG volviera a aparecer en todas estas localidades mayoritariamente kurdas, lo que definitivamente supondría la continuidad territorial de todas las zonas del norte de Siria incluidas en el proyecto federal del PYD. Ni siquiera Turquía podría impedir tal escenario político, debido al total desacuerdo entre EEUU, Alemania y Francia y el Gobierno de Tayip Erdogán en la estrategia para derrotar al Estado Islámico en Siria.
De forma repetida, Washington, París y Berlín, pero también Bélgica, Dinamarca y Rusia, se han negado, como exige Ankara, a considerar a las YPG como una organización terrorista debido a sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). EEUU ya utiliza en las zonas controladas por las YPG dos aeródromos, uno nuevo en Kobani y otro cerca de Hasaka, que, en un futuro próximo, harían innecesaria la colaboración de Turquía en la lucha contra el Estado Islámico.
FUENTE: Manuel Martorell/Cuarto Poder