El presidente Joe Biden no ha mostrado ninguna inclinación a retirar las tropas estadounidenses de Siria, lo que insistió en hacer su predecesor Donald Trump.
Sin embargo, su administración aún no ha anunciado una política sólida. Todavía tiene que nombrar un reemplazo del embajador James Jeffrey para el cargo de Representante Especial de los Estados Unidos para el Compromiso con Siria. El 25 de enero, Aimee Cutrona, Subsecretaria de Asistencia para Asuntos del Levante, fue nombrada para desempeñar el papel de Representante Especial Interina para el Compromiso con Siria.
Los analistas consultados por Ahval News compartieron sus puntos de vista sobre cómo podría ser una política de Biden hacia Siria.
“No puedo predecir quién reemplazaría a Jeffrey, pero si este retraso es un indicador, Siria no es una prioridad en la agenda de política exterior de la administración Biden”, dijo Abdulrahman al-Masri, miembro no residente del Centro Rafik Hariri del Atlantic Council.
“Aparte de la fatiga que muchos políticos occidentales parecen sentir con respecto al caso de Siria, Estados Unidos enfrenta serias limitaciones en las opciones de política exterior, desde la competencia estratégica con China hasta la renegociación del JCPOA (acuerdo nuclear de Irán) y la reconstrucción de alianzas”, agregó. “Dudo que Washington asigne muchos recursos y esfuerzos para abordar el conflicto sirio en el corto o mediano plazo”, indicó al-Masri.
Al-Masri también señaló que reemplazar a Jeffrey no sería fácil, ya que esa posición especial es delicada y requiere un diplomático que comprenda “la dinámica del conflicto pero también capaz de abordar las agendas en competencia”.
Las agendas incluyen los desafíos planteados por Irán y Rusia, y la necesidad de equilibrar las relaciones estadounidenses entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) dirigidas por los kurdos y Turquía, así como la lucha continua contra el Estado Islámico (ISIS).
“Es posible que todavía estén evaluando quién puede servir mejor en este puesto”, resumió el especialista.
El profesor Joshua Landis, director de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma, no cree que Siria sea “una alta prioridad” para Washington.
“Trump entregó en gran medida su política de Siria a Turquía e Israel”, afirmó.
Biden, agregó, probablemente “continuará con la política de Trump de convertir a Siria en un atolladero para Rusia e Irán”.
Estados Unidos continuará negando el petróleo, la agricultura, la tierra y la reconstrucción de Damasco, explicó Landis. “Continuará aplastando su economía con sanciones y presionando a los aliados para aislar al gobierno”, estimó.
Washington puede hacer esto reteniendo su presencia de tropas en el país en apoyo de las regiones del noreste cuasi independientes controladas por las FDS y apoyando la ocupación de Turquía de franjas de Idlib, el norte de Alepo y una parte del noreste del país, ocupado por Turquía en octubre de 2019.
“También continuará apoyando los bombardeos de Israel contra el ejército de Al Assad y las tropas o asesores de Hezbolá o Irán en el país”, dijo Landis.
“Turquía tiene muchas formas de presionar a Estados Unidos en Siria –remarcó-. La administración de Biden, al igual que las administraciones que la precedieron, descubrirá que necesita trabajar con Turquía, un socio de la OTAN y un aliado muy necesario, aunque errante e inconstante, en la región”.
Mustafa Gürbüz, profesor principal del programa de Estudios del Mundo Árabe en la Universidad Americana de Washington DC, cree que la prioridad de la administración será asegurar el punto de apoyo de Estados Unidos en el norte de Siria, ya que Irán podría llenar cualquier vacío de poder.
“Como las negociaciones con Irán serán el tema más sensible para la nueva administración, cualquier potencial debilidad en Siria se considera demasiado arriesgada”, dijo Gürbüz. “Es por eso que los ejecutivos de Biden probablemente serán menos tolerantes con las operaciones militares y de inteligencia turcas en el norte de Siria”, analizó.
Gürbüz cree que la cooperación entre Turquía y Estados Unidos en el noreste de Siria es poco probable mientras persistan las percepciones de amenazas divergentes. Turquía ve a las FDS como una amenaza a la seguridad nacional, mientras que Estados Unidos considera que el grupo es integral para estabilizar y asegurar sus intereses en el noreste de Siria.
“Tales perspectivas incompatibles en Siria, sin embargo, pueden mantener a Washington condescendiente sobre las operaciones militares turcas en el Kurdistán iraquí”, puntualizó Gürbüz. “Para apaciguar las preocupaciones turcas, la administración Trump dio luz verde a la creciente militarización de Turquía en suelo iraquí, y es posible que el equipo de Biden no esté listo para cambiar de marcha”, agregó.
Cualquiera que sea el enfoque que adopte Biden, al-Masri cree que “definitivamente” diferirá significativamente de la política de Trump, o de la falta de ella.
“Podemos esperar una mayor coherencia que puede contribuir a la estabilización de las tensiones en regiones clave –apuntó-. Si la administración de Biden será diferente a la de Obama, eso está por verse”.
Si bien cree que en última instancia tendremos que “esperar y ver” qué estrategia exacta adoptará la nueva administración con respecto a Siria, será “poco probable que sea demasiado diferente”.
Esto lleva al problema general: Washington “casi nunca ha tenido una estrategia dedicada exclusivamente al conflicto de Siria”.
“La estrategia de Estados Unidos en Siria ha estado supeditada a otros esquemas de política exterior, ya sea el acuerdo con Irán, las tenues relaciones con Turquía o la lucha contra el Estado Islámico y Al Qaeda”, manifestó al-Masri. “En este sentido, la forma en que la administración Biden responde a los desafíos a medida que surjan en los próximos meses sería revelador de su estrategia y nivel de compromiso”.
Si bien Trump accedió a las campañas militares de Turquía contra las FDS, al-Masri esperaba que Biden fuera más firme en el mantenimiento de la paz en el noreste y desplegara más “herramientas diplomáticas a este respecto”. Tales herramientas podrían incluir facilitar un entendimiento entre Estados Unidos y Turquía sobre seguridad fronteriza en partes del norte de Siria.
“Aparte de la presencia de las tropas estadounidenses, las herramientas de influencia estadounidenses en esta región se están reduciendo cada vez más, particularmente a medida que Rusia calienta sus relaciones con los kurdos de Siria, intentando desempeñar un papel mediador y reemplazando a Estados Unidos en este sentido”, dijo al-Masri.
Süleyman Özeren, un experto en Turquía de la Universidad George Mason, dijo que la mayor pregunta con respecto a una política de Biden era si la administración elegirá una política más asertiva en Siria o una restringida.
“La estrategia de Siria de la administración Biden será diferente de la de Trump, un espectáculo unilateral y unipersonal”, refirió. Lo más probable es que una diferencia clave sea “el estilo en la diplomacia y la narrativa”.
La administración Biden quiere “compartimentar” áreas de tensiones con respecto al apoyo de Rusia al gobierno sirio, las tensiones entre Turquía y las FDS, un posible resurgimiento del Estado Islámico y la actual crisis de refugiados sirios.
“La administración de Biden buscaría una participación más directa de los europeos, dados los esfuerzos de Biden por generar confianza con la Unión Europea y la OTAN”, dijo Özeren.
A su vez, predijo que Biden retendrá tropas en Siria y aumentará, aunque no sustancialmente, la presencia de tropas estadounidenses en áreas particulares mientras persigue una política de desescalamiento entre Turquía y las FDS.
Si bien Estados Unidos buscó diferentes mecanismos para desconfiar con Turquía en el pasado, la política exterior de Ankara con respecto a Washington ha demostrado ser más que asertiva, “casi hostil” en los últimos años.
“A menos que Ankara haga cambios significativos en su postura actual e intente cooperar con Estados Unidos, no hay muchas esperanzas en el horizonte para la administración Biden”, destacó Özeren.
Indudablemente, habrá una distinción clave entre esta administración y la de Trump con respecto a las relaciones entre Estados Unidos y Turquía. “A diferencia de Trump, Biden no estará ‘a una llamada de distancia’ para (el presidente turco Recep Tayyip) Erdogan”.
FUENTE: Paul Iddon / Ahval / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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