Metin Yegin es un periodista, escritor y cineasta turco. Condujo, entre otros, el programa “Calles del mundo” en la CNN turca. Es especialista en movimientos sociales, organizaciones populares, y viene siguiendo desde hace décadas a las diversas experiencias de resistencia global al capitalismo. Ha escrito libros sobre la experiencia del EZLN de México, del MST de Brasil, y sobre fábricas recuperadas en Turquía. A mitad de camino entre Estambul y Ginebra, Suiza, concedió esta entrevista a Marcha.
Sobre el panorama político
-¿Por qué considerás que tuvo lugar el intento de golpe de Estado en Turquía?
-Antes que nada tengo que preguntarte a qué golpe te referís: porque estás hablando del intento de golpe que ocurrió hace tres días, pero desde el 7 de junio del año pasado estamos viviendo un golpe de Estado civil en Turquía. Los tanques entraron en ciudades kurdas, los aviones llevan más de un año bombardeando las ciudades. Han bombardeado mítines políticos del partido pro kurdo HDP, activistas y estudiantes fueron arrestados. El régimen de facto de Erdoğan es ya una realidad, existe como existió aquel de Fujimori en Perú. Por lo tanto, te pregunto: ¿a qué golpe te referís?
-Entonces es evidente que la situación de Turquía distaba mucho de ser una democracia plena y vigente, aún así la asonada militar de días atrás parece haber tenido una envergadura inusitada. ¿Qué rol juegan Estados Unidos e Israel en todo esto?
-Si te referís al golpe de hace tres días, si Estados Unidos o Israel apoyan esto no puedo saberlo. Porque estos dos países nunca apoyaron una alternativa al actual gobierno. Sin embargo, creo Erdoğan está recalculando su alianzas en función del arresto de Reza Zarrab (empresario turco y azerbaiyano, acusado de lavado de dinero; la reciente investigación por sus crímenes reveló que aportó fondos a una organización caritativa a cargo de la esposa de Erdoğan) en marzo de este año; esto lo acerca otra vez a Israel. Entonces, Estados Unidos e Israel hubieran estado felices de que el golpe se hubiera llevado a cabo, pero no están tristes por que no haya ocurrido. Hoy en día, Estados Unidos no pierde en ninguno de los dos casos.
-¿Cómo se expresa entonces la vocación de Estados Unidos e Israel con el gobierno turco en cuanto a política exterior?
-Erdoğan ha dicho que quiere cinco billones de dólares para dejar entrar refugiados, pero sin haber recibido ningún dinero ya ha aceptado a los refugiados. Quiero decir que ya ha empezado a hacer lo que Estados Unidos le ordena en cuanto a política exterior. Más aún: creo que haber reestablecido relaciones con Rusia es también uno de los deseos de Estados Unidos en tanto política exterior para Turquía, en función de garantizar cierto orden en la región.
-¿Este cambio en la política implica una perspectiva distinta respecto de ISIS?
-Claro, también para satisfacer a Estados Unidos y acercarse a Rusia es que el gobierno turco comenzó a unirse a la lucha contra ISIS. Eso generó que por primera vez ISIS dirija sus ataques al Estado Turco. Porque creo que los ataques de Ankara y Suruc no son autoría de ISIS, pero el ataque al Aeropuerto Internacional Atatürk de Estambul es definitivamente obra de ellos.
-¿Cómo puede entenderse entonces el pedido de renuncia que Erdoğan le realizó al ex primer ministro Davutoğlu, que era visto con simpatía por Washington?
-El cambio de política de Turquía no significa que Estados Unidos aprecia a Erdoğan, pero sí considera que no hay una alternativa en tanto líder real para Turquía, ni en las filas oficialistas ni en las de la oposición. Davutoğlu podría haber sido una alternativa: pensemos que Obama no le concedió una reunión a Erdoğan pero sí a él. Puede ser que Erdoğan haya “bajado” a Davutoğlu, que de resistir el embate del presidente podría haber sido una alternativa.
-¿Considerás que el actual golpe puede significar un cambio en el clima político y en la resistencia del país?
-En definitiva, yo no creo que cambie mucho. Tradicionalmente en Turquía solamente la izquierda y los Kurdos han resistido en las calles, nunca la derecha tomó ese rol; algunas veces sí han salido a las calles, pero siempre con un aval de los gobiernos. Lo que ocurre ahora es que sí una parte del pueblo, que es de derecha e islamista, está movilizada en las calles. Pero también están en el gobierno. Cuando comenzó el golpe yo estuve en la calle, y ahí no había policías ni personas movilizadas; recién cuando la policía comenzó a controlar las plazas es cuando los derechistas salieron a la calle; ellos nunca se movilizan sin el apoyo del Estado.
-Vos estuviste también en 2002 en Venezuela, cuando la oposición dio un golpe de Estado contra Chávez. ¿Encontrás alguna similitud respecto de lo que pasó en Turquía?
-Sí, yo estuve en Venezuela en ese momento, sin embargo no es lo mismo que lo que ocurrió en Turquía. Allí primero se movilizó el pueblo contra los golpistas y luego los soldados participaron. Aquí primero las fuerzas armadas recuperaron el poder, y luego la gente salió a las calles. Otra diferencia es que aquí hay dos golpistas, nomás que uno está ahora en el Estado gobernando.
Un pantallazo cultural
-Formás parte también del ambiente cultural. ¿Cómo pensás que la actual situación puede afectar al clima cultural en Turquía?
-No estoy seguro. No creo que haya grandes cambios, aunque sí algunos. Como ejemplo, hay una revista cómica llamada Leman, yo escribía una columna allí regularmente. Es una revista histórica en Turquía, que tiene más de 30 años en las calles, muy similar a la revista Charlie Hebdo, de Francia, y ahora el gobierno ordenó cerrarla. Y los de esta revista no tienen ningún contacto con Gülen. Solamente hicieron caricaturas de policías torturando soldados.
Yo creo que ellos cerraron la revista porque en Turquía ya no se necesitan humoristas, ¡porque la vida misma se ha vuelto tragicómica! Pero antes del golpe también había censura, y también se han cerrado revistas. La diferencia es que ahora es un régimen anti democrático, pero sin uniformes. Seguramente cada día será más duro que antes, pero no dejaremos de luchar contra los golpistas, civiles o militares.
-Vos también has escrito varios libros sobre luchas anticapitalistas, ¿tuviste problemas de censura con ellos?
-Sí. Justamente ayer hablé con mis editores, y me dijeron que el gobierno comenzó a prohibir y retirar de la venta alguno de mis libros. Sobre todo uno que se llama “La Paz de la guerrilla”. Por lo tanto, seguro que ahora habrá más censura sobre mis obras que antes.
-Se habla de una creciente islamización de la sociedad turca. ¿Creés que este proceso puede tener un impacto en el clima cultural?
-En ese sentido creo que se está dando la misma historia que se dio en Afganistán y Pakistán. En Turquía el proceso de islamización es consecuencia del golpe de Estado que vivimos en 1980. En ese sentido, Estados Unidos está luchando contra su propio Frankenstein. Lo interesante es que tanto el gobierno como los que intentaron dar el golpe son islamistas. Es decir que un tipo de fascismo islámico está en las puertas de Europa; el laicismo ya parece un asunto de revolucionarios en Turquía.
FUENTE: Francisco Longa/Marcha