En Turquía, la oposición sale a la galle a decir la suya. Denuncian tanto la asonada militar como la caza de brujas iniciada por el gobierno.
Estos ciudadanos protestan tanto contra los militares como contra la ofensiva del Ejecutivo. Más de 50.000 funcionarios, especialmente maestros, han sido apartados del cargo. Algunos de ellos se han visto excluidos sin un motivo claro, porque no tienen relación con los golpistas, y sin que hayan podido defender su inocencia.
En una rara muestra de reivindicación kurda porque el gobierno la ha permitido, estos ciudadanos piden recuperar el proceso de paz con la guerrilla del PKK.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusa a una oscura cofradía, liderada desde EE.UU. por el predicador Fethulá Gülen, de perpetrar el golpe fallido del 15 de julio pasado. Hay 13.000 personas detenidas en Turquía acusadas de estar vinculadas al grupo, que hasta 2013 era aliado del jefe de Estado turco.
“Nosotros nos protegemos a nosotros y todos nosotros protegemos entre todos”. Este es el mensaje que ha querido mandar el copresidente Selahattin Demirtas para evitar que después del golpe empiecen las venganzas y enfrentamientos en las calles entre diferentes secciones de la sociedad.
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FUENTE: Lluís Miquel Hurtado/HispanTV