Los espartanos tomaban a los niños a la edad de seis o siete años, y los entrenaban. Aprendían a montar a caballo, a caminar a través del fuego y en la nieve, a tener fuerza de voluntad, a vivir en la naturaleza, a luchar por sobrevivir, a soportar el hambre, a combatir la sed, a curar las heridas solos, a mantenerse a salvo, a ser autosuficientes, a usar todo tipo de armas, a defenderse y a atacar cuando era necesario. ¿Pero sabes qué es lo más importante? También sabían cómo sacrificarse cuando era necesario. Los combatientes tienen máximas y las dicen antes de que se dispare la última bala. Antes de que los espartanos iban a la guerra, hacían un juramento.
“Cuando salgas de casa, no miraras hacia atrás.
Cuando vayas al campo de batalla, no pensarás en tu pareja, tu hijo y tu cama.
Cuando llegues al campo de batalla y te unas a la batalla, te olvidarás de ti mismo.
¡Lo más importante en Esparta es el honor!”.
En Heftanin, Zerya era la mujer del color de los espartanos. Ella logró la más bella expresión de alcanzar el honor con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Zerya es el nombre más hermoso de la resistencia, hasta el final. Quizás Zerya Mahir alcanzó la santidad al beber la inmortalidad durante la resistencia y floreció en la tierra de Heftanin.
¿Puedes escribir o hablar de alguien sin conocer o ver a esa persona? Siempre tendrás el temor de que no lo hayas hecho del todo. Siempre es así. Todo se pospuso al período posterior a la guerra. Si conoces al PKK, escribes; si conoces la resistencia del PKK, escribes; si tus ojos han sido testigos de la resistencia de la guerrilla, escribes; o si has escuchado la última consigna de un combatiente, escribes.
Si no escribes, morirás. Y aunque no la conociera o la viera, habría vivido incompletamente si no escribiera sobre Zerya. El poeta dijo: “Yo era una raíz en el sueño de los suelos fértiles, me mojé con sus miradas antes de que lloviera”. Y así es como me di cuenta de Zerya, durante un encuentro con un camarada. El camarada dijo: “No estábamos con ella. No logramos llegar a ella. Ella se enfrentó a todos los soldados que intentaban asentarse en la cima de la colina y se quedó sin balas. Mató a docenas de soldados ella sola. Luchó sola por la libertad, por la vida”. Esto es lo que sus camaradas dijeron sobre Zerya.
Derya Çavuşoğlu nació en 1998, en Muş. Se unió al PKK a una edad muy temprana y vino a las montañas, que son la expresión más hermosa de la libertad. Y vino a la zona de Heftanin. Aprendió todo acerca de ser una guerrillera, por primera vez, en Heftanin. Y los lugares donde se aprenden los fundamentos, donde se encuentran los valores por primera vez, donde se inhala el aliento de vida por primera vez, son más valiosos y hermosos en la guerrilla.
Y Zerya lo aprendió todo, por primera vez, en Heftanin.
Heftanin, que protege y abraza a la guerrilla, es digno de los siete colores de la naturaleza y una de las zonas más bellas donde la naturaleza asegura su propia soberanía. Y Zerya llevaba el color de tan maravillosa geografía en sus ojos. Y comenzó a parecerse cada vez más a Heftanin. Se parecía a los siete colores, no sólo a uno. No llevaba sólo una estación en su cara, sino siete estaciones de la naturaleza. Y en la más bella primavera de las siete estaciones, juró encontrarse con el sol y se mezcló con la tierra en el día más caluroso de Heftanin.
Cuando Zerya Mahir se dio cuenta de que el ejército turco invasor estaba tratando de apoderarse de la colina, luchó en las trincheras ella sola y se mezcló con la tierra después de haber matado a decenas de soldados en la zona Şeşdara este año.
No fue Zerya la que cayó en los suelos de Heftanin; fue una semilla que cayó en la tierra y floreció…
No fue Zerya quien se rompió en la tierra de Heftanin; fue una piedra que se unió a la tierra y se asentó en el seno de la misma…
No fue Zerya quien cayó en los suelos de Heftanin; ¡fue el fascismo, la cara cruel del milenio!
FUENTE: Lales Renas / ANF / Edición: Kurdistán América Latina