El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicó su último informe semestral sobre Siria, que documenta los abusos cometidos en el conflicto que ya lleva nueve años. Las acusaciones formuladas contra Turquía y sus aliados rebeldes sunitas sugieren que están cometiendo graves violaciones del derecho internacional humanitario.
Siria sigue siendo un infierno para los derechos humanos, donde los abusos cometidos en el territorio controlado por el gobierno rivalizan con los presenciados en áreas controladas por la oposición yihadista y el ejército turco, reveló la investigación de la ONU.
Basado en las pesquisas llevadas a cabo del 1 de enero al 1 de julio de este año, el último informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre Siria, permite una lectura sombría. Los horrores infligidos por el gobierno sirio a sus ciudadanos son bien conocidos y se encuentran entre las causas subyacentes del sangriento conflicto civil que ya dura nueve años.
La tortura, las detenciones arbitrarias, los ataques contra civiles y las desapariciones forzadas siguen siendo la norma en la Siria controlada por el gobierno de Damasco. Las condiciones carcelarias son pésimas. Los reclusos están confinados en celdas diminutas, empapadas de heces, orina y vómitos, y se ven obligados a sobrevivir con una barra de pan y cuatro aceitunas al día. Algunos de los prisioneros declararon que se comieron los carozos de las aceitunas “para obtener una nutrición adicional”.
Sin embargo, los abusos que ocurren bajo la ocupación turca apenas están comenzando a ser documentados formalmente por la ONU, con posibles consecuencias legales para Ankara. Los principales perpetradores son brigadas y facciones que operan bajo el brazo militar de la oposición siria, con sede en Estambul, llamada Ejército Nacional Sirio (ENS), acusados de extorsión organizada, saqueos, expropiación de propiedades, violación, secuestro y asesinato. Algunos de los peores delitos se registraron en Afrin, el enclave de mayoría kurda que fue invadido por las fuerzas turcas en enero de 2018.
“Un niño describió a la comisión cómo había sido detenido por la policía militar del Ejército Nacional Sirio en la ciudad de Afrin a mediados de 2019 y retenido durante cinco meses en su cuartel general antes de ser trasladado a la prisión central de Afrin y liberado en marzo 2020. Mientras estuvo detenido, estaban presentes tanto miembros del Ejército Nacional Sirio como oficiales de habla turca vestidos con uniforme militar. El niño fue esposado y colgado del techo. Luego le vendaron los ojos y lo golpearon repetidamente con tubos de plástico”, afirmó el informe.
La violencia sexual también está muy extendida. “En dos ocasiones, en un aparente esfuerzo por humillar, obtener confesiones e infundir miedo entre los hombres detenidos, los agentes de la policía militar del Ejército Nacional Sirio obligaron a los hombres detenidos a presenciar la violación de una menor. El primer día, la menor fue amenazada con ser violada delante de los hombres, pero la violación no prosiguió. Al día siguiente, la misma menor fue violada en grupo, ya que los detenidos fueron golpeados y obligados a mirar en un acto que equivale a tortura”, señaló la investigación. El hecho ocurrió en Afrin.
Los grupos de derechos humanos y los juristas internacionales que siguen lo que sucede en Siria dieron la bienvenida al informe de la ONU sobre Turquía.
“Desde el inicio de la invasión turca, en enero de 2018, se han informado denuncias de violaciones atroces de los derechos humanos contra casi todos los aspectos de la vida civil en Afrin, pero durante dos años y medio la comunidad internacional ha prestado poca atención”, aseguró Meghan Bodette, investigadora independiente que fundó el Proyecto Mujeres Desaparecidas de Afrin, con sede en Washington, un sitio web dedicado a rastrear a las mujeres desaparecidas en la zona ocupada por Turquía. Bodette dijo a Al Monitor: “Este informe de la Comisión de Investigación marca la primera vez que las Naciones Unidas han presentado pruebas tan sólidas de crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de ocupación allí, en particular pruebas de tortura y violencia sexual y de género. Es de esperar que sirva como un primer paso muy necesario hacia la rendición de cuentas”.
Al no intervenir, específicamente en los casos en que las fuerzas turcas estaban presentes cuando ocurrieron los abusos, Turquía “puede haber violado” sus obligaciones en virtud de los tratados de derechos humanos, expresó la agencia de la ONU, utilizando un lenguaje típicamente cauteloso.
Con esas palabras, sostuvieron los expertos legales, la ONU está sugiriendo efectivamente que Turquía participó en violaciones del derecho internacional humanitario.
Roger Lu Phillips, director legal de Syrians for Justice and Accountability, una organización con sede en Washington que está documentando abusos de derechos en Siria, indicó que la “Comisión de Investigación de la ONU establece claramente que Turquía es una potencia ocupante y, como tal, tiene obligaciones de conformidad con los Convenios de Ginebra y el derecho internacional sobre los derechos humanos”. Phillips argumentó que “Turquía tiene un control efectivo debido a la presencia sostenida de su ejército, la imposición de la ley turca y la administración de escuelas y otras funciones públicas. El Ejército Nacional Sirio es una fuerza de poder de Turquía, y la responsabilidad de sus actos se imputa a Turquía”.
Phillips observó en comentarios enviados por correo electrónico a Al Monitor: “Siria podría impugnar la ocupación de su territorio por parte de Turquía como un acto de agresión ante la Corte Internacional de Justicia, que tendría jurisdicción para dictaminar que la ocupación es ilegal”. Asimismo, las víctimas pueden entablar una demanda contra Turquía en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. “Aunque existen obstáculos para lograr la ejecución de cualquier sentencia, las víctimas podrían elevar el perfil de los abusos cometidos por el Ejército Nacional Sirio y avergonzar a Turquía, para que controle a sus fuerzas de poder”, concluyó Phillips.
Otros expresaron su escepticismo de que el informe de la ONU tendrá un impacto. Un diplomático occidental, que habló bajo condición de anonimato, dijo: “Es poco probable que esto cambie el panorama diplomático. Las operaciones turcas en el norte de Siria han sido posibles gracias a la aprobación de Rusia y Estados Unidos. Entonces son ellos los que podrían intensificar una respuesta internacional. Pero es poco probable que Moscú haga algo”, porque espera aprovechar la situación para que los kurdos hagan las paces con Damasco. Distraído por las elecciones presidenciales y poco dispuesto a presionar a Ankara, Estados Unidos tampoco hará algo. En cuanto a los europeos, el diplomático dijo: “La mayoría de los países de la Unión Europea (UE) se niegan a financiar proyectos en áreas controladas por Turquía, más allá de la asistencia humanitaria, pero esto no va a cambiar el cálculo turco. Y cuando pensamos en el uso de mercenarios sirios por parte de Turquía en Libia, o en los recientes llamamientos hechos por estos grupos sirios para defender a Turquía contra Grecia, el informe de la ONU muestra una tendencia potencialmente muy preocupante para toda la región”.
En cualquier caso, Ankara rara vez se somete a la presión de la UE por las violaciones desenfrenadas dentro de sus propias fronteras, y mucho menos las que ocurren en la amplia franja de territorio que controla en el norte de Siria, y las descarta como infundadas.
Aun así, hay una pequeña evidencia de que la censura de la ONU puede estar surtiendo efecto. La ONU informó que un miembro de la brigada Ahrar Al Sharqiyah, afiliada al Ejército Nacional Sirio, fue sentenciado por un tribunal militar del Gobierno Interino Sirio (SIG), con sede en Turquía, por el asesinato de la política kurda-siria Hevrin Khalaf .
Se cree que la presión estadounidense ha influido. El SIG supuestamente prohibió en mayo el reclutamiento de niños soldados, una violación que, según la ONU, también cometen las Unidades de Protección del Pueblo (YPG/YPJ), aunque estas siempre lo han negado.
Turquía, sin embargo, continúa deteniendo a los kurdos dentro de Siria y entregándolos a la justicia de su país, donde luego son encarcelados y procesados por cargos de terrorismo que tienen poco respaldo, en una nueva violación de las Convenciones de Ginebra, remarcó Phillips.
Elizabeth Tsurkov, miembro del Centro de Política Global que sigue de cerca el conflicto sirio, explicó que Turquía “se centra, en gran medida, en detener la documentación de abusos, como lo hicieron las facciones (de la oposición armada) durante la invasión (de Turquía) de octubre de 2019 al noreste de Siria”.
“Los oficiales turcos en el terreno a veces detuvieron los abusos, pero no existe una política general clara para detener estos abusos”, comentó Tsurkov en una entrevista con Al Monitor.
Ankara tiene la influencia para hacerlo, porque “Turquía es quien paga los salarios a estos combatientes. Si se cortaran los salarios de los abusadores, si se procesara seriamente a los abusadores, el sufrimiento de los civiles bajo el control de estas facciones se reduciría considerablemente”, resumió Tsurkov.
FUENTE: Amberin Zaman / Al Monitor / Traducción y edición: Kurdistán América Latina