La editorial de la Academia Nacional de Ciencias de la República de Armenia publicó recientemente la monografía del Doctor en Ciencias de la Historia, Profesor Vladimir Petrosian, titulada El engaño del Tratado de Sevres y del veredicto del presidente estadounidense Woodrow Wilson.
A continuación, publicamos el texto “Dos Palabras”, incluido en la d monografía:
10 de agosto de 1920. Ese día se firmó el Tratado de Sevres.
22 de noviembre de 1920. Ese día, el presidente estadounidense Woodrow Wilson firmó su veredicto.
El año 2020 marca el centenario del mencionado Tratado.
Ha pasado un siglo. Ninguno de los estados firmantes del Tratado de Sevres lo ha ratificado. Incluso el gobierno de la Primera República de Armenia, encabezado entonces por Simón Vratsian, no solo no lo ratificó, sino que a fines de noviembre de 1920, cumpliendo la demanda de la Turquía kemalista, renunció al Tratado. Además, el 2 de diciembre de 1920, con la firma del Tratado de Alexandrapol, quedó anulado el Tratado de Sevres.
De hecho, el Tratado de Sevres quedó sobre papel y finalmente fue anulado por un nuevo tratado, firmado en la Conferencia de Lausana de 1923.
A pesar de esto, desde hace cien años tanto la Federación Revolucionaria Armenia (FRA)-Tashnagtsutiún, como otras fuerzas políticas e individuos dependientes de esa fuerza partidaria, constantemente ponen en primer plano la demanda de implementar el Tratado de Sevres.
Lo curioso es que el partido FRA-Tashnagtsutiún, a través del gobierno que encabezaba, fue quien renunció al Tratado de Sevres, y desde ese momento exige siempre la implementación del Tratado de Sevres, anulado por ellos mismos.
Las mencionadas fuerzas políticas e individuos llevan adelante con igual ímpetu la demanda de cumplir con el veredicto del presidente estadounidense Woodrow Wilson.
Considero necesario recordar que la implementación de los artículos referidos a Armenia del Tratado de Sevres, firmado el 10 de agosto de 1920, habían sido confiados al presidente estadounidense Wilson. Y Wilson firmó su veredicto unos cuatro meses después, el 22 de noviembre de 1920, cuando la Turquía kemalista ya había ocupado territorios fundamentales de la República de Armenia, obligándola a cumplir con las duras exigencias del alto el fuego.
En el Tratado de Sevres no se mencionan los medios por los que se aplicarán los artículos relativos a Armenia. Wilson hizo exactamente lo mismo, sin señalar las formas que utilizaría para hacer cumplir su veredicto.
Por ello, tanto el Tratado de Sevres como el veredicto de Wilson deben ser considerados engaños. Y deben recordarse como un hecho histórico demostrativo del egoísmo de las potencias occidentales, de la violación de los intereses nacionales del pueblo armenio y de la política fraudulenta e insidiosa aplicada hacia ellos.
Ese Tratado y el veredicto deben ser recordados como evidencias del engaño y la hipocresía política.
Por lo tanto, quienes una vez más hablan sobre la implementación del Tratado de Sevres y del veredicto de Wilson, e incluso recaudan fondos para erigir una estatua de Wilson en Armenia, están jugando los sentimientos nacionales de la gente.
FUENTE: Vladimir Petrosian / Nor Sevan