Los indicadores macroeconómicos que arrojan las instituciones de Turquía muestran la delicada situación financiera en la que se encuentra el país. Desde principios de 2020 hasta finales de mayo, se ha producido un fuerte aumento de la deuda pública, que ahora ronda los 240.000 millones de dólares. La inflación está descontrolada y los precios al consumo están disparados. La población cada vez tiene más problemas para poder abastecerse de los alimentos básicos. La inflación en junio fue de 12,62%, según los últimos datos de la Autoridad de Estadística de Turquía, recogidos por el sitio web Al-Ain News.
La producción industrial también ha experimentado un fuerte retroceso en mayo al caer un 23% y un 31% en abril, según ha indicado Reuters. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha explicado que espera que la economía supere el bache por el que está pasando durante la segunda mitad del año.
La falta de divisas en el Banco Central y el aumento de la inflación están presionando de nuevo a la baja a la lira turca. Algunos economistas están preocupados porque la ampliación del déficit por cuenta corriente y el aumento de la inflación puedan provocar una nueva debilidad de la lira turca, que cayó a un mínimo histórico de 7,269 por dólar a principios de mayo. El aumento del déficit en cuenta corriente a mediados de 2018 contribuyó a desencadenar una crisis monetaria que sumió a la economía en una recesión.
El Banco Central de Turquía, que ha gastado decenas de miles de millones de dólares de sus reservas de divisas extranjeras para apoyar a la lira, ha reducido los tipos de interés para ayudar al gobierno a impulsar la actividad económica. Su tasa de préstamo se sitúa actualmente en el 8,25%, muy por debajo de la inflación. Los responsables de la política monetaria pueden verse obligados a aumentar su estimación de la inflación de fin de año del 7,4% después de haberla reducido del 8,2% en abril.
El Banco Central lleva perdiendo divisas desde hace cuatro meses con el objetivo de apuntalar la moneda y protegerla de los vaivenes de los mercados. Aunque esta política no evitó el desplome histórico de la moneda, en los dos últimos meses ha conseguido remontar. A pesar de ello, los analistas de Moody’s prevén que en el futuro la moneda continúe perdiendo valor.
La reducción de las reservas, la subida de la inflación, la subida de la deuda y una devaluación de la moneda, son augurios de que la economía puede sufrir un colapso peor que el de primavera. La única salida a esta situación es un incremento de los tipos de interés, pero el regulador turco y el presidente se han resistido en los últimos meses a aplicar este tipo de política.
Erdogan ha optado por reducir los tipos de interés para impulsar el crecimiento y gasto para estimular la economía, especialmente tras la irrupción del coronavirus en el país. El Banco Central ha mantenido su tasa de interés de referencia sin cambios en el 8,25% durante la última revisión de los tipos a finales de junio, después de nueve reducciones consecutivas desde un máximo del 24% durante el primer semestre de 2019.
Ante este panorama, Moody’s ha indicado que prevé que la economía se contraiga un 5% en 2020, con la desaceleración concentrada en la primera mitad del año, seguida de una recuperación relativamente lenta de alrededor del 3,5% en 2021. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también ha pronosticado una contracción del 5% para este año, tras un pírrico crecimiento del 0,9% en 2019.
La dificultad de recibir financiación externa sigue siendo una de las principales debilidades de Turquía, según exponía Fitch en un informe la semana pasada. “La caída de las reservas de divisas desde finales de febrero, sumada a la débil credibilidad de la política monetaria y las tasas de interés reales negativas, aumentan los riesgos de nuevas presiones externas”, asegura el documento.
Debido al bajo nivel de reservas, los analistas de Fitch vaticinan que no se producirán nuevos recortes de los tipos de interés y que la nueva emisión de deuda que realizará el Gobierno tendrá un “efecto estabilizador”. Aun así, los economistas advierten la manera de obrar de Erdogan es imprevisible y no descartan un endurecimiento de la política del Banco Central. “Todavía hay riesgo de nuevos recortes en las tasas de interés”, han advertido.
FUENTE: Atalayar / Edición: Kurdistán América Latin