La agricultura es la fuente económica principal y de vida en el norte y el este de Siria. Ahora se encuentra bajo la amenaza del Estado turco, que desde hace meses incendia las tierras y los cultivos de forma sistemática.
Además, el gobierno turco junto a los mercenarios y yihadistas que respalda están saqueando las zonas ocupadas en la región y redoblando las amenazas de continuar con las invasiones militares y las ocupación ilegales de territorio.
Según los testimonios de granjeros que hablaron con la agencia de noticias ANHA, alrededor de 40.500 hectáreas de trigo y cebada, y 154 hectáreas de olivos, fueron reducidas a cenizas.
La mayor parte de los incendios son provocados en los asentamientos situados en la frontera de las zonas ocupadas por el Estado turco y sus mercenarios.
El balance de los incendios en las regiones de Cizîrê, Fırat y Shehba es el siguiente:
-5.260 hectáreas de tierra incendiadas en las poblaciones de Til Temir y 6.880 hectáreas en las poblaciones de Zirgan.
-35 plantas de olivo y 8.725 hectáreas cultivadas incendiadas en la región del Éufrates.
-218 hectáreas de trigo y cebada, y 145 plantas frutales y de olivo carbonizadas en Manbij y en las poblaciones colindantes.
-242 hectáreas de trigo y cebada, y 3.500 plantas de olivo quemadas en Shehba.
-1.618 hectáreas de trigo incendiadas en Til Berak y Til Hemîs, en la provincia de Qamishlo.
-10.900 hectáreas incendiadas en las poblaciones de Hesêkê.
-5.700 hectáreas de tierra afectadas por los incendios en la provincia de Deir Ezzor.
Selman Barûdo, co-presidenta del Comité de Economía y Agricultura del Norte y el Este de Siria, reveló que hasta ahora tres civiles murieron cuando trataban de extinguir los incendios y otros dos resultaron heridos.
Al igual que en otoño de 2019, el Estado turco busca de esta manera destruir la economía de la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES). Según los datos del Comité de Economía y Agricultura de la AANES, un total de 176.240 hectáreas de tierras cultivadas fueron incendiadas el pasado año.
Al mismo tiempo que Turquía utiliza los incendios como arma de guerra, el gobierno de Ankara corta el suministro de agua hacia la región kurda de Siria.
El río Éufrates, que se eleva en el norte de Kurdistán, está casi completamente bajo control turco debido a un sistema de represas. Con la ayuda de las represas, Turquía puede modificar a su antojo el flujo de agua hacia el norte de Siria.
En la actualidad, la afluencia del Éufrates se ha reducido hasta 150 metros cúbicos de agua por segundo. En el acuerdo firmado con el gobierno sirio y Turquía en 1977, se determinó un mínimo de volumen de 500 metros cúbicos por segundo. Esto no solo restringe la agricultura y el suministro de agua, sino que también crea serios problemas para la generación de electricidad, ya que las plantas de la región no pueden funcionar.
Mihemed Tarbuş, director de la Presa Tishrin, del norte de Siria, advirtió que “reducir la cantidad de agua desde Turquía puede ser peligroso para las represas. Si continúa así, se volverá una amenaza en unos dos meses”.
Con esta medida, el gobierno de Erdogan intenta desestabilizar las áreas autónomas en el Kurdistán sirio (Rojava) y expulsar a las personas que viven allí. Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch han criticado reiteradamente la política de restricción de agua por parte de Turquía.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina