Con el crecimiento de la pandemia de coronavirus en el mundo, una de las medidas que tomó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue la declaración de un alto el fuego en todo el planeta. Con esta decisión, la ONU intentaba detener temporalmente los conflictos armados internacionales.
Uno de los gobiernos que no respetó el llamado de la ONU es el del presidente Recep Tayyip Erdogan. El Estado turco mantiene los bombardeos y ataques contra zonas del Kurdistán iraquí (Bashur) y sirio (Rojava).
Este jueves, se informó que aviones de combate turcos realizaron incursiones en las áreas de Zap y Avaşin, en las Zonas de Defensa de Medya (montañas de Qandil), y Şêx Cuma, en Bitlis. El Centro de Prensa de las Fuerzas de Defensa Popular (HPG, Hêzên Parastina Gel) difundió un comunicado en el que detallaron que el 23 de marzo pasado, aviones de guerra del ejército turco llevaron a cabo un bombardeo en la zona de Şêx Cuma, en Bitlis. “En el bombardeo, tres de nuestros compañeros cayeron mártires”, reconocieron en el texto.
“El 13 de mayo –señalaron las HPG-, aviones del ejército turco bombardearon el área de Şikefta Birindara, en Zap, en las Zonas de Defensa de Medya (…), y el área de Tepê Sor conectada con la región de Avasin (…). No hemos tenido que lamentar pérdidas en estos bombardeos”.
En Rojava, ayer se conoció que los mercenarios aliados a Turquía que ocupan ilegalmente algunas zonas, incendiaron tierras agrícolas en el pueblo de Şêx Nasir, al este de la ciudad de Al Bab.
Según Baran Arîme del Consejo Militar de Al Bab –fuerzas de autodefensa-, los yihadistas incendiaron campos de trigo y plantaciones de nueces y olivos.
En Ayn Issa, por segunda vez en solo dos días, soldados turcos y mercenarios también incendiaron áreas de cultivo. El domingo pasado, los proyectiles de artillería turca golpearon cerca de un campamento de refugiados en Ayn Issa. Además, en las aldeas de Qizelî y Şorbenîşk, cerca de Girê Spî (Tal Abyad), los ocupantes incendiando casas y campos.
A principios de la semana pasada, escenas similares tuvieron lugar al oeste de Girê Spî, cuando se produjo un incendio debido al bombardeo selectivo a los asentamientos civiles. Al principio, varias casas se incendiaron, luego las llamas se extendieron a los campos circundantes. La cosecha en los pueblos de Zenubiya y Zey Ereb quedó completamente destruida por el fuego.
La destrucción de la base económica de los pueblos del norte y el este de Siria es parte de la política de expulsión y limpieza étnica del Estado turco. Los incendios provocados en tierras de cultivo no son un fenómeno nuevo en las zonas de ocupación turcas. Esta práctica ya fue utilizada en la ocupación del cantón kurdo de Afrin.
Otra política de guerra de Turquía es cortar el suministro de agua a pueblos y ciudades del norte de Siria. Las obras hidráulicas ocupadas en Elok (Allouk), al este de Serêkaniyê (Ras Al Ain) se han cerrado por séptima vez desde principios de año. Además de la gran área de Hesekê, con hasta un millón de personas, 28 aldeas en el área entre Til Temir y Zirgan están actualmente sin agua, situación que ya lleva siete meses.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina