Yasemin Çakal, la invitada del segundo reportaje de una serie que estoy realizando para Kedistan con el título “Retrato de mujeres en el exilio”, hace un llamamiento a la solidaridad en relación con su propia experiencia.
En Turquía, según un informe preparado por la plataforma “Kadın Cinayetlerini Durduracağız”, que podríamos traducir como “Paremos los feminicidios”, en 2019 se registraron 474 feminicidios. En 2018, fueron 440 y quedó demostrado que la mayoría de las veces los autores fueron familiares de las víctimas. Evidentemente, todas las víctimas eran mujeres que habían solicitado protección a las instituciones estatales.
La propia Yasemin tuvo que sentarse en el banco de los acusados, al asesinar a su compañero, para protegerse de su violencia y para evitar integrar las estadísticas de feminicidios.
Gracias a la solidaridad de las mujeres, Yasemin consiguió encarar la justicia, lo que le permitió obtener una reducción de pena. En el momento de su liberación, Yasemin saludó a las mujeres con un lema en su lengua materna, motivo por el que fue sentenciada a 15 años de prisión.
En la actualidad, Yasemin espera junto a su hijo, en un campamento de refugiados de Suiza, que su solicitud de asilo sea aceptada.
Un detalle importante: la oficina de migraciones suiza considera la solicitud de asilo de Yasemin de carácter humanitario y no político. Debo precisar que en Suiza, cuando se acepta una solicitud de carácter humanitario, significa que se obtiene un “permiso de residencia provisoria”, de tipo F, muy limitado, que estipula que no se puede salir del cantón en el que la solicitud ha sido tramitada, no digamos ya del país… El permiso de residencia se debe renovar cada año. Se trata, por lo tanto, de un estatus de acogida muy restrictivo, comparado con el de refugiado político.
Ahora bien, las mujeres gritaron que la causa de Yasemin era la causa de todas las mujeres. Que representa una vía de oposición a la violencia contra las mujeres ejercida en Turquía. “La violencia contra las mujeres es política”.
FUENTE: Dilek Aykan / Kedistan / Edición: Kurdistán América Latina