El Estado turco y sus bandas mercenarias aliadas no han disminuido sus ataques contra el norte y el este de Siria, incluso en el marco de la pandemia mundial por coronavirus. Los pueblos de la ciudad de Ayn Issa, que se encuentran directamente en la frontera con los territorios ocupados por Turquía, se ven particularmente afectados por los ataques. A pesar del bombardeo diario, las personas de allí tienen que continuar su trabajo en los campos.
A 20 kilómetros al norte de Ayn Issa, y a unos ocho kilómetros al sur de la zona de ocupación turca, se encuentra el pueblo de Leqleqwa. La agencia de noticias ANHA habló con los agricultores sobre sus problemas.
El agricultor Ahmed Isa dijo: “He vivido aquí durante 40 años y he estado cultivando desde entonces. Vivimos de nuestra tierra. Cosechamos las verduras que hemos plantado para nosotros y nuestros hijos. Esa es nuestra realidad”.
“No dejaremos nuestras tierras. No nos inclinaremos ante el Estado turco o sus criminales bandas. Estos grupos mercenarios trabajan con el Estado turco para enriquecerse”, afirmó Isa, que trabaja junto con sus hijos en el campo.
La esposa del granjero, Vehîda Mustafa, también declaró que “el Estado turco y sus milicias arrojan bombas sobre nuestra aldea todos los días. Antes de ayer, un proyectil de artillería pego en nuestra casa”.
Mustafa resumió: “El Estado turco está librando una guerra contra nosotros y quiere para destruir nuestra seguridad y paz. La población civil se ve obligada a huir. Pero esta tierra es nuestra. No se la dejaremos a las fuerzas de ocupación”.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina