El 16 de marzo de 1988, hace 32 años, cinco mil kurdos, en su mayoría mujeres y niños, murieron cuando las fuerzas del régimen de Saddam Hussein liberaron gas mortal en la ciudad de Halabja, en el norte de Irak. El ataque además dejó a miles de personas discapacitadas y obligó a otros miles a migrar.
Un equipo belga-holandés de Médicos Sin Fronteras (MSF), la primera misión médica extranjera que llegó a Halabja, confirmó el uso de gas mostaza y probablemente de cianuro durante el ataque.
Para el 23 de marzo, las primeras imágenes se emitieron en la televisión iraní. Los cadáveres llenaron las calles sin signos evidentes de lesiones, aunque los testigos dicen que más tarde algunos tenían sangre alrededor de la nariz.
Un enviado especial de AFP, Michel Leclerq, describió el horror en una historia publicada el 1 de abril de 1988: “Ni el más mínimo revuelo, ni un grito, ni un movimiento. Halabja parece congelada, inmovilizada en un sueño profundo, mientras que los cañones truenan a lo lejos”.
Las “casas siguen en pie, las tiendas están llenas”, escribió Leclerq, pero “ninguna alma vive aquí desde que los aviones iraquíes liberaron su veneno mortal”.
Sería 20 años más tarde cuando el general Ali Hassan Al Majid, conocido como “Ali, El Químico”, fue juzgado y condenado a la horca por ordenar los ataques con gas venenoso. Al Majid, primo de Saddam Hussein, recibió cuatro condenas a muerte, incluida la de Halabja. En su defensa, dijo que actuó en interés de la seguridad iraquí y no expresó ningún remordimiento.
En 2012, el gobierno iraquí entregó a las autoridades de Halabja la cuerda usada en su ahorcamiento.
El propio Saddam Hussein fue ahorcado en 2006, tres años después de la invasión de Irak liderada por Estados Unidos.
Un sobreviviente de la masacre declaró a la agencia de noticias ANF: “Todo sucedió tan rápido. Miles de personas respiraron por última vez en diez minutos. Había cadáveres por todas partes. El resto dejó la ciudad y tomó el camino migratorio. Aquellos que fueron abandonados a la pobreza y la enfermedad fueron tantos como los muertos”.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina