Más de 2.500 personas viven en el campamento de Washokani, en el norte de Siria. Tuvieron que huir debido a la invasión militar lanzada por Turquía el 9 de octubre pasado contra la región. Pese a la situación que atraviesan, todavía no recibieron ningún tipo de ayuda humanitaria de los organismos internacionales.
Desde el comienzo de la invasión, más de 300.000 personas han tenido que huir de su tierra natal.
Según la Oficina de Servicios Sociales de la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES), 478 civiles fueron martirizados y otros 1.070 resultaron heridos como resultado de los ataques lanzados por Turquía junto a los grupos mercenarios que respalda.
En el caso de los desplazados internos, muchos de ellos han huido hacia el sur, quedándose con familiares en edificios públicos o en campamentos de refugiados.
El campamento Washokani se encuentra a 12 kilómetros al oeste de la ciudad de Hesekê. Recientemente, 58 familias y 365 individuos de las localidades Serêkaniyê y Zirgan llegaron al lugar, escapando de los ataques de Turquía.
Hasta ahora, la única organización que se ocupa de las necesidades de las personas en el campamento es la Media Luna Roja Kurda (Heyva Sor a Kurdistanê), aunque esa institución padece limitaciones.
En el campamento, hay 720 refugiados que son niños entre 1 y 17 años de edad, mientras que 49 personas son mayores de los 60 años. Además, del total de personas que se encuentran en el lugar, 196 sufren de parálisis, diabetes, alta presión sanguínea y enfermedades cardíacas. Hay también dos personas con cáncer, por lo cual se necesitan medicamentos de todo tipo que, por el momento, escasean.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina