La operación militar turca contra las milicias kurdas en Siria está yendo en paralelo a la presión política y judicial al izquierdista HDP (Partido Democrático de los Pueblos), el único partido que se ha opuesto a la invasión y que ha sido expulsado de las alcaldías de 16 ciudades del sureste, donde se concentra la población kurda de Turquía.
Con la destitución hoy (por la semana pasada) del alcalde de Ipekyolu, son ya 16 los regidores de localidades en manos del prokurdo HDP que han sido destituidos y detenidos en los tres últimos meses, la inmensa mayoría después del comienzo de la invasión turca del norte de Siria el 9 de octubre.
Los alcaldes de estos municipios, cuatro de ellos capitales de las provincias de mayoría kurda más pobladas del país, han sido sustituidos por fidecomisarios designados por el gobierno.
Ankara asegura que han sido destituidos por estar involucrados en investigaciones judiciales por vínculos con la guerrilla Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerada terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.
Turquía, además, considera que el PKK y las YPG, las milicias kurdas del norte de Siria contra las que ha dirigido su ataque, son prácticamente la misma organización.
“Los echan con un argumento muy vacío y sin fundamento legal. Dicen que los destituyen por una investigación. ¿Qué sucede si no sale nada de esta investigación? Deberían ser alcaldes de nuevo”, dice a Efe Saruhan Oluç, portavoz del HDP.
Además de los regidores, decenas de miembros del partido han sido detenidos en las últimas semanas por protestar por la ofensiva turca en Siria.
La policía ha dispersado con gases lacrimógenos y camiones de agua las protestas en varias localidades, y más de 700 personas están siendo investigadas por criticar en las redes sociales la operación militar.
“Durante la invasión ha aumentado la presión contra el HDP porque acusan al partido de vínculos con el PKK. No han permitido protestas en la calle, ni siquiera hacer una declaración en la puerta del ayuntamiento”, señala a Efe Halide Tiliç, funcionaria en una de las alcaldías intervenidas. “El gobierno quiere mostrar que no hay una oposición fuerte a la operación”, añade.
Human Rights Watch (HRW) criticó en un informe los “ataques arbitrarios” contra políticos, periodistas y ciudadanos que han criticado la ofensiva militar.
“El nombramiento de fidecomisarios en municipios donde los alcaldes han sido elegidos con el 70 por ciento de los votos es una mala señal sobre el funcionamiento del sistema democrático en los municipios”, comenta a Efe el politólogo Tarik Sengül.
Más allá de la intervención en Siria, analistas políticos y miembros del HDP creen que las detenciones son una continuación de la presión iniciada hace tres años contra alcaldías de esa fuerza política.
En otoño de 2016, el gobierno destituyó a 95 de los 102 alcaldes del partido por supuestos vínculos con el PKK, pero la formación recuperó la mayoría de esos ayuntamientos en las elecciones locales del pasado 31 de marzo.
“Algunos lo relacionan con la operación en Siria, pero creo que es una política más general. El ministro de Interior dijo ‘Si continuamos así (con las intervenciones) en cinco años no habrá alcaldes del HDP’”, comenta el portavoz del HDP.
Antes de los comicios locales, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó con volver a intervenir las alcaldías si ganaba de nuevo la formación prokurda. 12 diputados del HDP, tercera formación en el Parlamento turco, permanecen en prisión desde 2016 acusados de vínculos con la guerrilla.
“No veo un período de ablandamiento en un futuro cercano. Es muy probable que el nombramiento de fidecomisarios continúe. En un momento en que Turquía tiene tropas en Siria, se hace más difícil hablar sobre la cuestión kurda o comenzar otro proceso de negociaciones”, entre la guerrilla y el gobierno, lamenta Sengül.
FUENTE: Lara Villalón / EFE