Después de seis días de conflicto, y tras la decisión por parte de cuatro países comunitarios de detener la venta de armas a Ankara, el ministro de Exteriores en funciones y próximo responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha comunicado que España se unirá al veto.
Las declaraciones se han producido esta mañana en Luxemburgo donde se reúnen los ministros de exteriores de la Unión Europea (UE) para tomar una postura común frente a la agresión turca, antes de que esta misma semana el Consejo Europeo busque un consenso en Bruselas, donde se baraja que pueda acordarse un posible embargo. Naciones Unidas cifra ya en 160.000 las personas que serán desplazadas por una operación que el ejército turco ha bautizado como “Manantial de Paz” y que ya se ha cobrado decenas de vidas.
“La situación es severa. Respecto a mi área de responsabilidad, debo decir que Finlandia no exporta materiales de defensa a países en guerra, o países que violan los derechos humanos”, con estas palabras escritas en Twitter, el ministro finlandés de defensa, Antti Kaikkonen, comunicaba su decisión de detener la exportación de armamento a Turquía el mismo miércoles 9 de octubre, en respuesta a la invasión que horas antes el presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan, ordenara contra el noreste sirio con el fin de derrotar a las Unidades de Protección Popular kurdas -quienes derrotaron al Estado Islámico e instauraron un gobierno autónomo en el Kurdistán sirio-, tras el vía libre dado por la administración de Donald Trump, con la retirada de las tropas y abandono de sus antiguos aliados.
Al país escandinavo le siguieron los Países Bajos el pasado viernes 11; el sábado, fueron Alemania (de quien Turquía fue principal receptor de armamento a principios de 2019) y Francia los que se decidieron a revisar sus exportaciones.
Salvo en el caso finlandés, las decisiones de estos países tiene que ver con la concesión de nuevos permisos, por lo que no afectan a los contratos ya firmados. Además especifican que no venderán armas que puedan ser usadas contra los kurdos, cuando este particular es difícil de esclarecer. Así, España avanzaba también el 13 de octubre su decisión de revisar el comercio de armamento con el país en estos términos.
Las cifras de este negocio permanecen en la opacidad dada la confidencialidad con la que España firma estos contratos, publicando solo estadísticas anuales en las que no se especifica el destino de los armamentos. España es el séptimo exportador de armas del mundo, un negocio que se ha multiplicado por diez en la última década según la campaña “Armas Bajo Control”.
Mientras tanto, la situación entre UE y Turquía se sigue tensionando: “Turquía debe de entender que nuestra preocupación principal es que sus acciones conduzcan a otra catástrofe humanitaria, lo que sería inaceptable”, dijo Donald Tusk, pretendiente del Consejo Europeo, el pasado viernes 11. La advertencia llegaba después de que Erdogan amenazara a Europa con “abrir las puertas” a 3,6 millones de refugiados retenidos en el país en virtud del acuerdo alcanzado con Turquía en 2016.
El mismo viernes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advertía a Erdogan del riesgo de desestabilizar la zona, poniendo en riesgo los esfuerzos internacionales para controlar a ISIS, y llamando a Ankara a la responsabilidad. El mandatario afeó a la Unión Europea que considerasen por un lado terrorista al Partido de los Trabajadores del Kurdistán y por otro deslegitimaran su decisión de enfrentar al YPG, al que considera una extensión de los primeros. Más aún, ha apelado a los estados pertenecientes a la OTAN a responder al artículo 5 de los tratados de Washington por el que deben respaldar a un Estado miembro atacado, apoyando a Turquía en su operación.
Los temores de la comunidad internacional se estarían concretando con la liberación de detenidos de ISIS. Ayer mismo, el Centro de Información de Rojava comunicaba que cientos de familias de miembros de ISIS retenidos en un campo de Ain Issa, en el norte sirio, habrían escapado como consecuencia de los bombardeos turcos. Se calcula que miles de integrantes de ISIS podrían escapar de los centros de detención, mientras las células dormidas tras la victoria de las fuerzas kurdas podrían recuperar el terreno perdido.
A las críticas de la UE y la OTAN, se han unido las que provienen de la Liga Árabe. Tras una reunión de emergencia el pasado 12 de octubre en El Cairo, el ministro de Exteriores iraquí y actual presidente de la Liga Árabe, Mohamed Ali Alhakim, condenó el ataque turco y anunció que se estudiarían medidas contra Ankara por parte de los países miembros.
FUENTE: El Salto Diario / Edición: Kurdistán América Latina