El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado durante la madrugada del lunes la retirada de las tropas estadounidenses del norte de Siria ante la inminente operación militar de Turquía contra las milicias kurdo-sirias en esa zona, un ataque en el que Washington no quiere verse involucrado.
Las Fuerzas Armadas estadounidense “no apoyarán ni se involucrarán en la operación”, ha dicho la Casa Blanca en un comunicado. Esta decisión supone un volantazo en la política militar del país norteamericano en Siria, ya que las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), unas milicias kurdo-sirias, han sido hasta ahora los aliados más fiables de Washington en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en el norte de Siria.
En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca Stephanie Grisham explicó que Trump comunicó el domingo su decisión a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una llamada telefónica. “Turquía pronto avanzará con la operación que ha planificado durante mucho tiempo para el norte de Siria. Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no apoyarán ni se verán involucradas en esa operación, y las fuerzas estadounidenses, habiendo vencido el califato territorial del Estado Islámico (ISIS), no estarán en el área cercana”, dijo Grisham.
El pasado fin de semana, Erdogan advirtió de que es “inminente” una intervención militar en territorio sirio contra las milicias kurdo-sirias en el este del río Éufrates, y afirmó que a Ankara se le acabó la paciencia para esperar el apoyo de Washington en esta acción. El objetivo de la operación es acabar con las milicias kurdo-sirias (YPG), aliadas de Washington, pero consideradas “terroristas” por Ankara por sus vínculos con el proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía.
En su comunicado, la Casa Blanca también anunció que, a partir de ahora, Turquía “será responsable” de todos los combatientes del Estado Islámico que se encuentran en el norte de Siria y que han sido capturados en los dos últimos dos años después de que el grupo yihadista perdiera el control territorial de esa área. La Casa Blanca, además, se quejó de la negativa de algunas naciones europeas a acoger y juzgar a sus ciudadanos, convertidos en soldados del ISIS, y avisó de que Washington no asumirá más ese coste.
“El gobierno norteamericano ha presionado a Francia, Alemania y otras naciones europeas, de donde proceden muchos de los combatientes del Estado Islámico capturados, para que los recuperen, pero no los querían y se negaron. Estados Unidos no los retendrá por lo que podrían ser muchos años y un gran costo para el contribuyente estadounidense”, indicó Grisham.
Zona tapón
Desde 2016, Turquía ha llevado a cabo dos operaciones militares importantes en el noroeste de Siria para purgar la región del ISIS y de las YPG, por lo que la anunciada sería la tercera. Ankara afirma que la presencia de las YPG en el este del Éufrates es una amenaza para su seguridad nacional y acusa a Estados Unidos de armarlas y entrenarlas.
Ankara y Washington discuten desde hace semanas el establecimiento de una zona tapón a lo largo de la frontera turco-siria que tendría una anchura de 30 kilómetros y una longitud de 480 kilómetros. La idea turca no es solo alejar de su frontera a las YPG, sino también utilizar este corredor para edificar 150 nuevas localidades y repatriar allí a al menos un millón de los 3,5 millones de refugiados sirios que residen actualmente en Turquía.
FUENTE: El País / Edición: Kurdistán América Latina