Un hecho bien establecido de las elecciones locales del 31 de marzo en Turquía es que los kurdos y simpatizantes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) -no siempre sinónimos- llevaron al principal partido de la oposición a la línea de meta en Ankara, Adana, Mersin, Ankara y Estambul.
Lograr una derrota contundente del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y sus aliados ultranacionalistas fue el motivo principal detrás de la estrategia del HDP de brindar su apoyo a la alianza de la oposición.
La medida fue una respuesta al colapso, a mediados de 2015, de un cese al fuego prometedor entre el gobierno y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), y la posterior destrucción de pueblos y ciudades kurdas en el sureste del país, la invasión del noroeste sirio controlado por los kurdos, en especial el distrito de Afrin, y las continuas amenazas contra los kurdos en Siria.
Según encuestas recientes, Ekrem İmamoğlu, quien ganó por poco el 31 de marzo en los comicios para alcalde de Estambul, podría ampliar su margen en la repetición de los comicios de este domingo. Si bien los votos de 2016 sobre Brexit y la elección del presidente de Estados Unidos, demostraron que las votaciones pueden ser engañosas, en Turquía también se desconoce qué amplitud se necesita del margen de victoria de Emamoğlu para superar la manipulación del AKP.
En el período previo a la elección de la alcaldía de Estambul del 31 de marzo, el AKP debe haber estado seguro de que el voto ultranacionalista sería suficiente para derrotar a la oposición, tanto que el presidente Recep Tayyip Erdogan no tuvo dificultad en decir que “no hay algo así como Kurdistán” y hay que “decirle al HDP que se marche al norte de Irak”.
Por otro lado, simplemente no insultándolos (y, para ser justos, ejecutando una campaña casi perfecta) İmamoğlu, del Partido Popular Republicano (CHP), se convirtió en algo más que el receptor del voto táctico kurdo. En ninguna otra parte, la estrategia electoral del HDP dio más dividendos que en Estambul, la ciudad más grande de Turquía y la principal potencia económica del país.
La postura de principio del HDP y el resultado del 31 de marzo enviaron dos mensajes importantes: 1) El AKP perderá sin los kurdos; 2) el CHP no puede ganar sin los kurdos.
La forma en que cada lado entendió estos mensajes puede no tener un impacto decisivo en la carrera electoral en Estambul, pero después será muy importante para Turquía.
Entonces, cuando Binali Yıldırım, el candidato del AKP en Estambul, habló en kurdo (en lo que parecía un dialecto que nunca había escuchado antes) durante una parada de campaña en la ciudad de Diyarbakır, en el sureste del país, y dijo que un delegado de Kurdistán estuvo presente en la primera reunión del Parlamento en Turquía, había una posibilidad casi nula de persuadir a los kurdos de votar AKP en Estambul. Incluso pensar que podría ser un insulto a la conciencia política de los kurdos, una ofensa de la que también es culpable el CHP.
Un hecho muy significativo entre las dos elecciones de Estambul es que a los abogados de Abdullah Öcalan, el líder del PKK encarcelado, se les permitió visitarlo en la prisión de la isla de İmralı, algo que el gobierno había bloqueado de manera arbitraria e ilegal durante ocho años. Mientras que algunos creen que esta es otra táctica del AKP para atraer el voto kurdo en Estambul, hay otros que creen que la medida trasciende las elecciones de Estambul.
Entonces, ¿qué pasa con la pregunta de los kurdos sobre el día después de la votación en Estambul? Es una carrera de dos caballos, pero los posibles escenarios postelectorales para el desafío más importante del país son múltiples. ¿La campaña electoral de İmamoğlu indica cómo el CHP quiere involucrarse con el problema kurdo en el futuro? ¿Es la sentencia kurda de Yıldırım en Diyarbakir, una mera inversión electoral o el AKP se está preparando para algo más?
Una vez más, Öcalan ha declarado que está listo y dispuesto a comprometerse con una solución pacífica al conflicto de casi cuatro décadas. El PKK ha declarado a Öcalan su negociador principal y que está detrás de sus mensajes.
La única certeza es que el movimiento político kurdo está convencido de que solo una derrota contundente para el AKP puede hacer que reconsidere su dirección autoritaria y ultranacionalista.
La votación de Estambul se resolverá el 23 de junio, eso esperamos. Sabremos cuál de los dos candidatos limpiará las hermosas calles de la ciudad, administrará su sistema de transporte y brindará servicios a sus más de 15 millones de residentes. El 24 de junio, sin embargo, veremos si alguno de los dos partidos más grandes en Turquía tiene algún interés real en resolver la cuestión kurda de una vez por todas.
La reconciliación con el pueblo kurdo se ha convertido en el aspecto fundamental para determinar el futuro de Estambul. Una solución pacífica y política duradera a la cuestión kurda contribuirá en gran medida a determinar el futuro de la República de Turquía. Los dos campos que luchan en Estambul deben tener esto en cuenta.
FUENTE: Giran Ozcan / Ahval / Traducción y edición: Kurdistán América Latina